Creo de elemental prudencia adherirme al testimonio de los Apóstoles y rechazar
las negaciones de los advenedizos.
Las pruebas de la divinidad de Cristo, sus aseveraciones incontrastables,
sus obras milagrosas sólo propias de la Divinidad, su atribución directa de las
prerrogativas divinas, su reiterada afirmación de la propia filiación divina,
no significan nada para esos fanáticos que a toda costa pretenden salir con la
suya. Bien respondió Abraham al rico que clamaba desde el infierno: "Sino
escuchan a Moisés ni a los Profetas, tampoco se rendirán si alguno resucitare
de entre los muertos" (Luc.XVI-31).
Porque sin consideración a las circunstancias, hasta los milagros de Cristo
son despreciados por los falsos "Testigos" y dicen: " los
apóstoles y los profetas Elías y Elíseo tuvieron ese poder también, pero eso no
significa que fueran más que hombres" (p. 18/ c. 2/ párr. D). - Pero ni los
Apóstoles ni los Profetas se atribuyeron a sí mismos esos milagros. En cambio, Cristo
dijo: "Yo iré y le curaré" (Mth. Vlll - 7). "Yo", por Mí
mismo. Y resucitando muertos se manifiesta como la Vida misma y la fuente de la
vida: "Yo soy la resurrección y la vida" (Jn XI-25) Y no sólo en el
caso histórico, sino para toda la humanidad en el definitivo fin del mundo: "...quien
cree en Mí, aún cuando muera, vivirá; y todo el que vive y cree en Mí, no morirá
para siempre".
(Jn. XI-26). "Yo le resucitaré en el último día" (Jn VI - 44), en
que fungirá como Juez Unico y Universal. (Cf. Mth. XXV-31-46).
Objetan la misma Resurrección de Cristo (p. 18/ C. 2/ párr. C) prometida
por El mismo como prueba máxima de su divinidad (Cf. Mth. XII-39-40; Jn. 11- 9,21, 22), Y la desechan porque niegan el
alma y su inmortalidad e ignoran la Unión Hipostática y la intervención
conjunta de la Santísima Trinidad en la consumación de Esa Obra Maestra de la
Redención, como dejamos dicho arriba.
Por causa de esta dureza de corazón; de esta
incredulidad empedernida, Jesús Resucitado no se apareció personalmente a los
Pontífices y Sanhedritas que le habían dado muerte: porque, obstinados en su pecado,
hubieran negado la evidencia. Los sujetó al testimonio y autoridad de los Apóstoles,
al magisterio de la Iglesia; y esto es precisamente lo que no aceptan los falsos
testigos de Jehová. ¡Para quien no tiene fe, se desvanece lo sobrenatural!
Ahora comprenderemos porqué Jesús dividió en tres partes la respuesta que dio
a los judíos que ansiosamente le urgían una declaración de su mesianidad: (Jn. X-
25-26):
"Os lo dije y no me creéis" (porque habían rechazado sus
palabras). "Las obras que Yo hago en nombre de mi Padre, éstas dan testimonio
de Mí" (Testimonio fehaciente, claro y palpable que ellos rechazan).
"Sin embargo, vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas" (Esta
es la causa de no aceptar hechos, ni palabras: no ser fieles a Cristo; no tener
fe). ¡Y los Testigos de Jehová carecen de fe!
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