OBJECIÓN
39.- EL PAPA EN LA "ONU"
También
sabemos que el Papa ha hablado oficialmente en la apertura de las
"Naciones Unidas" diciendo que esta organización es la esperanza para
la paz del mundo; cuando que Jesús nos dijo que "lo único que nos traería
la paz real y verdadera, sería el Reino de Dios.
¿Sabía
Usted que este es el tema principal de toda la Biblia?
SOLUCIÓN
39.- EXTENCIÓN y PROFUNDIZACIÓN DEL MAGISTERIO APOSTÓLICO
No
es cosa nueva ver al Papa moderar los Gobiernos. Lee la historia Universal y
comprobarás que, desde la invasión de los Bárbaros a Europa, los pueblos
acudieron a la única Autoridad estable y justa, que era el Romano Pontífice; y
a pesar de las vicisitudes de la humanidad, el mundo entero dirige sus oídos al
Vicario de Cristo y a ningún otro líder religioso o fundador de Secta.
El
Papa fue invitado como Jefe de Estado, de la diminuta "Ciudad del
Vaticano", desde donde se hace oír por sus Encíclicas, se relaciona con
los Gobiernos mediante la Diplomacia Pontificia con sus Nuncios y Legados, y tiene
presencia digna y significativa en los debates de las naciones.
Fue
tomado en cuenta y consultado como árbitro supremo de los pueblos.
Aceptó
concurrir a la "ONU" como Observador permanente, a fin de vigilar y
educar a la Institución, haciendo con su presencia y sus consejos, que los
fallos de esta organización internacional fueran justos y conforme a la
voluntad del Evangelio.
Sabe
el Vaticano que las grandes decisiones se fraguan en la ONU y que de ellas
dependen la paz o la guerra. En esta posición de observadora, el papel de la
Santa Sede es muy difícil, pero es una esperanza de que el temor de Dios modere
las decisiones de los Jefes de Estado miembros de ese organismo internacional.
Creo
que te habrás enterado en estos meses que Juan Pablo II ha reconvenido a
Clinton por haber liberado el aborto. Primero le reconvino por escrito y ahora
que el Presidente visitó el Vaticano, le habló muy seriamente al respecto. Y en
los días que escribió esta respuesta, los periódicos publican la tremenda advertencia
del Papa a la ONU para evitar que extiendan en el mundo la criminal práctica
del aborto. Así dice textualmente la noticia "El Pontífice se opone con
toda firmeza al documento de la ONU, que envió una carta personal a todos los
Jefes de Estado y transformó el tema en eje de las conversaciones que mantuvo
con el Presidente de Estados Unidos William Clinton el 3 de Junio en el
Vaticano" (El Heraldo de México, 15 de Junio de 1994. pág. 18/A).
Esto
es lo que sabemos ahora, pero antes y siempre ha habido, de parte de la Santa
Sede advertencias serias a los Gobiernos para que no transgredan la Ley de Dios
y puedan conducir a sus pueblos a la paz, al progreso y al servicio de Dios.
Desde
la antigüedad, la Iglesia influyó para modificar las Leyes Civiles: pero al
llegar Constantino la Iglesia le inspiró reformas universales: infancia y
niñez, dignidad de la mujer, beneficencia, esclavitud mitigada.... etc.
Esto
te molesta porque te han enseñado a odiar los gobiernos terrenales. Pero no
olvides las palabras de San Pablo: "No hay autoridad que no sea instituida
por Dios; y las que existen, por Dios han sido ordenadas". (Rom. XIII-1).
No meterse
en Política. - Según lo anterior; la política es necesaria para la conducción
de los pueblos. Hasta en las tribus mas salvajes siempre hay un conductor o
conductora. Es de ley natural, reflejo de la familia, núcleo de toda sociedad,
donde el padre ejerce la autoridad de Dios, con derechos de la misma
naturaleza.
La
Santa Sede, y antes de ser un Estado temporal, los Papas y Obispos en sus
respectivos lugares, han intervenido en asuntos políticos por circunstancias
apremiantes. Lo que está prohibido es que la Iglesia se inmiscuya en política
partidista, esto es, hacer partidos y soliviantar al pueblo en favor o en
contra de una facción.
Se
trata de equilibrar la balanza, de educar tanto al pueblo como a los
gobernantes.
Esto
no es ser del mundo. Por "mundo" entendemos todo aquello que se opone
a la voluntad de Dios, a los principios evangélicos, a la Obra del "Redentor,
a la salvación de las almas. Es aquel remolino que nos absorbe y halaga para
apartamos de Dios. La intervención de la Iglesia moraliza el ambiente, promueve
la justicia social, los derechos humanos, rescata del mundo a los que habían perecido
en él.
Ser
del mundo sería oponerse a Dios, o por lo menos, poner los intereses del mundo
sobre los intereses de Dios, subordinar lo espiritual a lo material, olvidarse
del alma para entregarse a las comodidades y diversiones temporales, cultivar
el cuerpo con detrimento de nuestra alma.