Ninguno que tenga fe en la Revelación divina, o que entienda
los conceptos de esencia, sustancia, naturaleza, persona, procesión, relación,
misión, inmanencia, generación, espiración, circuninsesión, plenitud,
infinitud, eternidad… etc., podrá confundirse ante las dolosas terjiversaciones
de los falsos testigos de un Dios no Trinitario.
En cuanto a las expresiones artísticas de la Trinidad,
elaboradas por artistas cristianos pasados o actuales, incipientes o consumados,
bárbaros o clásicos, todas yerran y ninguna es oficial, pues resulta imposible
representar plásticamente el Misterio. Sin embargo, esas manifestaciones
artísticas que plasmaron personas de buena voluntad, son un argumento favorable
a la doctrina trinitaria, porque hacen constar que siempre y en todas partes ha
sido predicado el Misterio Trinitario, cuya fe se exige como condición
indispensable para recibir el Bautismo.
La actitud de los misteriosos personajes que gobiernan a esta
Secta, nos sumerge en profundas cavilaciones. Vemos que , con el nombre de
Hehová, tratan de imponer a Dios bajo una concepción radicalmente
veterotestamentaria, y establecer una teocracia universal más humana que
divina, más administrativa que salvadora, más financiera que espiritual;
teocracia que se va convirtiendo en un imperio humano y esclavizador, y que al
presente se está enfrentando contra el mismo Dios.
Nos atrevemos a manifestar estas deducciones porque, dada la
procedencia espuria de los fundadores de esta secta, dada su trayectoria
serpentina y agresiva y en vista de su odio contra la divinidad de Jesucristo y
contra su Única Iglesia Católica, nos dejan el amargo sabor de que no conciben
al Único Dios de Ambos Testamentos ni su Plan de Redención Universal. Sepan que
el mismo Dios que adoraron Adán y sus Hijos, Noé y su familia, Abraham y su
descendencia, Moisés y su pueblo, perfecciona su Antigua Alianza y convierte el
Templo y la Sinagoga en la Iglesia Católica mediante la Sangre de su Hijo,
Verbo Encarnado que habitó entre nosotros y nos manifestó la Divina Intimidad
Trinitaria.
Negar este Misterio es negar al verdadero Dios y tratar de
suprimir de un sólo golpe a la Iglesia, que ha sido constituida y forjada en
este Santísimo misterio, al engendrar Hijos por el agua y el Espíritu
bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. (Cf. Jn.
III; Mthh. XXVIII-19)
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