2°.- A la Iglesia se debe su custodia y definición basada en
la Tradición Apostólica; de modo que, mediante Magisterio Infalible, sabemos
cuáles y cuántos son los Libros pertenecientes a esta Colección de Escritos
divinamente inspirados. Aún no habían nacido los tatarabuelos de los fundadores
de esa Secta, cuando la Iglesia tenía siglos de haber recibido los Libros Santos
y los interpretaba con Magisterio Infalible, y los preservaba de las terjiversaciones
y adulteraciones de los herejes.
3º.- Porque todos los herejes de todos los tiempos se han obstinado
en probar sus herejías apoyados en la Biblia. Y para lograrlo, han torturado
los textos y hasta han mutilado y adulterado las traducciones. Pero con mayor
audacia y descaro, los Testigos de Jehová han falsificado la Biblia, sobre todo
en aquellos pasajes y palabras que prueban los dogmas que profesa la Iglesia
Católica.
Ellos dan “razones” que jamás habíamos escuchado, ni de los
exégetas católicos ni de los más atrevidos herejes. Se escudan en una semántica
caprichosa siguiendo un camino tortuoso, y concluyen en la afirmación de lo que
enseñan y en la negación de lo que atacan. Pero en todo su proceder se descubre
un solo intento: la destrucción de la Fe Católica y la perdición de las almas.
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