Tácticas perversas
En sus libros y en sus pleitos callejeros, los Testigos de
Jehová, además de negar los Misterios de Dios, recurren al absurdo cuando retan
a los católicos a demostrar científicamente los dogmas. Con el mismo desplante piden
demostración matemática de la Unidad de Esencia en Trinidad de Personas. Y como
la palabra “Trinidad” no se encuentra en toda la Biblia, concluyen triunfantes
que no existe la Trinidad.
Con esto demuestran su insensatez e ignorancia.
Su insensatez, porque un Misterio no puede ser demostrado:
dejaría de ser misterio. El motivo del Misterio es objeto de la fe. Sabemos que
existe, pero no en qué consiste. Tanto lo uno como lo otro están sobre nuestra
capacidad. Pero Dios se ha dignado revelarnos su existencia (existe la Trinidad)
y su objetivo (Dios Uno en Esencia y Trino en Personas); pero no nos ha
revelado ni nos revelará jamás, ni en la eternidad, en qué consiste su íntima razón
de ser. Lo imposible no es posible.
El misterio es objeto de la fe, en fuerza de la Autoridad de
Dios, Verdad Absoluta, que no puede engañarse ni engañarnos.
Muestran ellos, además, su ignorancia, porque desconocen totalmente
la Metafísica, alma de la Filosofía, y desconocen las rigurosas conclusiones teológicas
que de la Revelación se desprenden. Ya hemos visto, con base en los textos bíblicos,
que arrancan de la Metafísica, hemos demostrado que su existencia no repugna a
la verdad ni al entendimiento humano; antes es necesaria para poder entender la
existencia de nuestra alma y para hallar
la clave de interpretación para la Revelación Divina consignada en la Biblia y
en la Tradición Apostólica.
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