Pongamos un ejemplo: En la Biblia no se encuentra la palabra
“Átomo”. Pero esta realidad cosmológica, sin designarla con ningún nombre, está
entrañada en la grandiosa revelación de la Creación al decirnos: “La tierra,
empero, estaba informe y vacía” (Gén. I-2); pues eran los átomos en su dinámica
expansión los que provocaban ese caos cósmico ante la visión extática de Moisés
cuando Dios le representó lo que, millones de milenios antes había ocurrido al
crear Dios la materia a partir del tiempo…
Daría el mismo Dios a los científicos actuales una prueba de
su Omnipotencia Creadora al permitirles descubrir el principio formal
constitutivo y radical de la materia. Y
los científicos lo llamaron “Átomo” o último reducto material invisible.
Así permitió a los teólogos católicos sintetizar, de la
Revelación, en la palabra “Trinidad”, el misterio escondido en Dios antes de
todos los siglos, revelado por Su Unigénito en la plenitud de los tiempos.
Los Testigos recurren también a la burla para causar
confusión. Dicen – y lo representan con dibujos y fotografías – que la idea de
la Trinidad fue copiada de falsas divinidades paganas: la más relevante de
todas la “Trimurti” de la India.
Esta no es Trinidad en el sentido que da a esta palabra la
teología católica; pues su mismo nombre: Tri = tres; murti = formas, presenta
un solo ente mítico bajo tres formas o aspectos: forma de creador, Brahama;
forma o aspecto de conservador, Vishnú, y forma de renovador y aniquilador,
Siva. Es, pues, uno de tres facetas. Es, además, posterior al cristianismo: los
investigadores aseguran que ni el nombre ni la idea de la “Trimurti” se
encuentran en los escritos de los Vedas ni en el Código de Manú, ni es de
origen hindú, sino un “fermento abrahamanado burdo y panteístico” (Montanchez),
llegado del exterior después de la expansión del cristianismo. Sabelio, hereje,
del S. III, afirmaba el Monarquianismo modalista, que se asemeja a la idea de la Trimurti; ¿sería ésta
una expresión sabeliana infiltrada en la India?
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