OBJECIÓN
4.- UNIVERSALIDAD DE LA BIBLIA.
Es
importantísimo el Texto de II Tim. III-16: "Toda la Escritura es inspirada
de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas,
para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente
completado, estando completamente equipado para toda obra buena".
Después
de leer y recapacitar este texto bíblico, ¿cree usted que otro mandato fuera de
las Santas Escrituras, está por encima de Ellas?
¡Por supuesto que no!
¿Verdad?
SOLUCIÓN
4. – NO LA BIBLIA SIN LA TRADICIÓN APOSTÓLICA.-
Dices
que te convenciste que “la Biblia es la única base de instrucción que Dios dejó
a los hombres".
Estás
en un error, porque dime, Testigo, ¿qué fue antes y qué después? ¿La Biblia o
la Tradición? Primero fue la Tradición, porque Adán y Eva contaron de palabra a
sus hijos lo que había ocurrido en el Paraíso, y éstos, conservándolo
fielmente, lo transmitieron a sus hijos y así se trasmitió la historia del
pecado de la humanidad y la promesa del Redentor. A esto se llama Tradición, y
es divina, porque en ella se conserva la palabra de Dios y en ella estriba la
esperanza de salvarnos.
Después
vendría Moisés y recibiría revelaciones de Dios y por inspiración divina
consignaría por escrito lo que la Tradición conservaba y lo que él mismo
recibía. Entonces, en el Antiguo Testamento fue primero la Tradición y luego la
Biblia.
Esta
primera parte de la Biblia se detiene al llegar el Redentor. De ella han vivido
la piedad y religión del Antiguo Testamento y suministra base a la Iglesia
naciente: pero falta la Segunda Parte, que es el Nuevo Testamento.
Cristo
nada escribió, y de los Apóstoles sólo seis recibieron la inspiración divina
para escribir.
Pero
cuando apareció el primer escrito apostólico, que fue el Evangelio de San
Mateo, ya habían pasado más de veinte años en que nada del Nuevo Testamento
había sido escrito. Sólo se conservaba de boca a oído y por la práctica, lo que
,cristo había predicado y lo que había mandado hacer.
Entonces,
¿cómo es que los primeros cristianos eran instruidos, eran bautizados y rezaban
el Padre Nuestro y practicaban la Misa y los Sacramentos? No había nada de esto
escrito en los primeros veinte años; y muchos murieron antes del Primer escrito
apostólico.
Por
eso debes comprender que la Tradición también fue primero en el Nuevo
Testamento antes que la Biblia; y que por Tradición conocemos muchos puntos
básicos constitutivos de la Iglesia y muchos detalles del Culto y la piedad. Al
final del siglo primero que llamamos siglo apostólico, la Tradición nos
cercioraba infaliblemente cuáles y cuántos son los Libros Sagrados, y con esta
Tradición queda autorizada la Biblia misma, ya que en toda la Sagrada Escritura
no se encuentra una lista de los Libros Sagrados que nos demuestra expresamente
los Libros que deben ser tenidos como Palabra de Dios.
De
lo dicho anteriormente podrás entender que nosotros los Católicos tenemos un
precioso
Depósito
que llamamos Revelación, y éste se manifiesta en la Tradición y en la Biblia.
Por
Tradición entendemos todo lo que los Apóstoles predicaron de viva voz y
practicaron como bases constitutivas de la Iglesia. La llamamos TRADICIÓN
APOSTÓLICA. Los protestantes protestan
contra
la Tradición y la confunden con las tradiciones humanas que Cristo reprueba en
Mc.VII, 3-23. También nosotros reprobamos las tradiciones humanas que pretenden
usurpar y entorpecer
la
observancia de la Divina Revelación.
Pero
cuando nosotros hablamos de Tradición Apostólica, nos referimos a lo que
siempre y en todas partes ha conservado la Iglesia, enseñado y practicado, como
enseñado y practicado por los Apóstoles y que Ellos mismos transmitieron de
viva voz sin consignarlo en la Biblia. Tienes como ejemplo el Credo y las
Palabras de la Consagración de la Misa.
El
Apóstol San Pablo nos enseña que esta Tradición es cosa medular en la Iglesia,
tan divina como la Biblia y tan Palabra de Dios como la que consignaron por
escrito los Profetas. Dice así en (I Tes. II-13): "Habiendo vosotros
recibido la Palabra de Dios que de nosotros oísteis". No dice leísteis, sino
oísteis. Luego era palabra hablada, no escrita. Esto es Tradición, y consta que
el Apóstol dice que es "Palabra de Dios".
En
la II Carta a Timoteo, Cap. II-2, manda transmitir de palabra lo que él había
enseñado de palabra: "... y lo que oíste de mí delante de muchos testigos,
confíalo a hombres fieles, quienes sean idóneos para enseñar a su vez a
otros".
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