OBJECIÓN
6.- LA ADORACIÓN AL PADRE.
Respecto
de las imágenes los católicos responden que se usan sólo como ayudas en la
adoración
verdadera
(o como objeto físico de inspiración, etc.).
¿Cree
usted que eso es correcto si se atienden las palabras de Jesús en Juan IV,
23-24: (Otra vez las leeré de la Biblia Católica de Jerusalén) "Los
adoradores verdaderos, adorarán al Padre en espíritu y en verdad,
porque así quiere el Padre que sean los que lo adoran. Dios es espíritu
y los que lo adoran deben adorarle en espíritu y verdad".
Como
usted puede recapacitar, los que confían en imágenes como ayudas para la
devoción o culto, no están honrando a Dios "en espíritu", sino
que dependen de lo que pueden ver con los ojos físicos.
SOLUCIÓN
6.- Veamos ahora el texto que citas de San Juan: "Los adoradores
verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre
que sean los que lo adoran. Dios es espíritu y los que lo adoran deben adorarle
en espíritu y verdad" (Jn. IV, 23-24).
Este
precioso texto nosotros más que nadie lo observamos: adoramos al Verdadero
Dios, Espíritu Purísimo, infinito en toda perfección.
Estás
muy mal informado si piensas que las Imágenes nos son necesarias para adorar a
Dios. Las Imágenes no son esenciales del Catolicismo. Con Imágenes o sin
Imágenes, no dejamos de ser católicos y conservar la integridad de la Fe.
Aunque sacas de contexto esas palabras de la Biblia, sí tienen aplicación en
nuestro caso. Veamos:
Cristo
dijo estas palabras a la Samaritana, porque ella le presentaba la rivalidad
entre Samaria y Jerusalén, en cuanto al culto de Dios los samaritanos adoraban
a Dios en los "altos" o altares erigidos en los montes (en ese tiempo
el Monte Garizim), en tanto que los judíos sólo adoraban y sacrificaban en el
Templo de Jerusalén.
Esto
no quita que Samaritanos y Judíos hubieran adorado a Dios en las Sinagogas o en
el seno de su hogar o en su propia conciencia sin comunicación comunitaria.
Cristo
se refería a la rivalidad. Dirime la cuestión dando la razón a los judíos,
"pues la salud viene de los judíos" (22); es decir, el Salvador; pero
anuncia una nueva era: la mesiánica, en que cesarían
los
sacrificios de la Antigua Ley y el Padre sería mejor conocido, estableciéndose
por la Redención un nuevo Culto, no de machos cabríos ni con sangre de toros,
sino de la Gracia, la Verdad y el Sacrificio Redentor de Cristo. Pasaría con el
Antiguo Testamento la época de las figuras materiales y llegaría en el Nuevo
Testamento la realidad prefigurada en aquellas sombras.
Adorar
al Padre en espíritu y verdad, no, quiere decir que se abstraiga el adorador de
todo cuanto lo rodea y practique un culto abstracto, pues siendo hombre está
inmerso en la materia de su propio cuerpo Y del medio ambiente. El mismo Cristo
fue circuncidado, presentado, hizo peregrinaciones, adoró al Padre en el
Templo, presidió el culto leyendo y explicando a Isaías en la Sinagoga, celebró
todos los años de su vida la Pascua con el Cordero Pascual, inmolado,
físicamente comido según el rito pascual Y lo hizo con su cuerpo, sus ojos,
manos, pies, dientes, saliva, paladar, garganta, estómago... Se postró en el huerto
hincando las rodillas en tierra y se ofreció a sí mismo físicamente al tormento
y a la muerte...
Todo
esto no hubiera sido válido ante Dios y se hubiera contradicho si no hubiera
tenido intención profunda, convicción, conciencia y amor en su entrega
personal, esto es, si no hubiera adorado al
Padre
en espíritu y verdad.
El
Señor, al instituir el Santo Sacrificio Eucarístico, en el Cenáculo, realizó
actos y ceremonias físicas, pues nos dice pausadamente el Evangelio que tomó en
sus manos el pan, elevó sus ojos, dio gracias, lo partió, dijo las palabras de
la Consagración, dio a los Apóstoles a comulgar ... ¿No son éstos, ritos y
ceremonias? ¿Con qué abstracción hubieras tú deseado que esto se hubiese
realizado, si Cristo estaba en sí mismo física y espiritualmente?
Lo
que tú pretendes, ni tú mismo lo puedes lograr. Solamente los Ángeles, a
quienes no corresponde por naturaleza estar ligados a la materia.
Concluimos
que la interpretación protestante de ese texto no es realista, sino
"angelista". Para que el culto de Dios sea en espíritu y verdad, debe
hacerse:
a)
Al Dios Verdadero: Mth. IV-10
b)
Con el Culto verdadero: Malaq. I-11.
c)
Con entrega de alma y facultades: Deut. VI-5
d)
Con servicio de cuerpo, porque también de Él lo
hemos recibido: ICor. VI, 19-20.
Los incisos a) y c) hablan del culto espiritual.
Los incisos b) y d) hablan del culto físico.
El
espiritual no excluye al físico ni el físico al espiritual. Ambos se conjugan y
complementan. Ambos son uno solo, como alma y cuerpo substancialmente unidos
son el hombre.
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