OBJECIÓN
12.- NO EXISTE EL ESPÍRITU SANTO.
Sin
embargo, el Verbo, que puede identificarse con Dios, no hace Trinidad, porque
lo que los Católicos llaman "Espíritu Santo", sólo es manifestación de
la fuerza activa de Dios, algo inexistente en sí y no separable de Dios ni
parte de una "Trinidad", como la llaman.
SOLUCIÓN
12.- EL ESPÍRITU SANTO SÍ ES PERSONA DIVINA.
Me
duele oír que repitas las engañosas enseñanzas de los "Testigos". Ya
habrás entendido lo que la Iglesia cree sobre el Verbo, contrario a lo que
enseñan los Dirigentes de Broocklyn desde su Torre.
Así
como te engañaron sobre el Verbo de Dios, es lo mismo que repites hoy al pie de
la letra sobre el Espíritu Santo: que "El Espíritu Santo es la fuerza
activa de Dios", algo impersonal, abstracto.
Lee
en la verdadera Biblia, reflexiona y concluirás que una fuerza abstracta o el
ejercicio de esa fuerza, no puede tener operaciones de Persona, en sentido
teológico.
Considera estos
Textos:
"Yo
rogaré al Padre y os dará otro Paráclito: el Espíritu de la Verdad ..." (Jn. XIV, 16-17). Jesucristo llama al
Espíritu Santo "Paráclito", o Consolador íntimo, Abogado o Defensor,
oficios que sólo pueden ser desempeñados por una Persona, como Cristo los ha
realizado. Y dice "otro" porque es
Persona distinta al Padre y al Hijo.
"Mas
cuando viniere el Paráclito que yo os enviaré de cabe el Padre, el Espíritu de
la Verdad que del Padre procede ..." (Jn. XVI-14).- Está muy claro que es
algo vivo cuya procedencia es divina: del Padre.
"El me glorificará porque recibirá de lo mío
..." (Jn. XVI-14) ¿Y qué es "lo mío" de que habla Jesucristo? Lo
del Padre, pues prosigue: "Todo
cuanto tiene el Padre es mío". (Jn. XVI-15). Luego el Espíritu Santo
procede del Padre y del Hijo.
Por
eso San Pablo nos lo manifiesta tan íntimo, tan unido e inmanente en la
Divinidad, Que es el único que penetra la Esencia Divina: "El Espíritu todo
lo sondea, aún las profundidades de Dios” ( I Coro II,10). Y explica que, así
como la incomunicable persona humana sólo es conocida por la inmanencia de su
propio espíritu, así también la absoluta y purísima Esencia Divina sólo es penetrada
y conocida por la inmanente consubstancialidad del Espíritu Santo: "A la
verdad, ¿quién conoce de los hombres lo íntimo del hombre, sino el espíritu del
hombre que está en él? Así también las cosas de Dios, nadie las conoce sino el
Espíritu de Dios" (11). con toda verdad entendemos aquí que el Espíritu Santo es
Persona Consubstancial al Padre y al Hijo.
No
debe. pues, extrañarnos, si San Pedro declara y con terrible sentencia, Que el
Espíritu Santo es Dios: "¿Cómo es que Satanás se posesionó de tu corazón
para que quisieses engañar al Espíritu Santo? .. No mentiste a los hombres,
sino a Dios. (He, V, 3-5).
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