martes, 14 de abril de 2015

Algunas Objeciones de los Testigos de Jehova(cont.)

OBJECIÓN 13.- SER CATÓLICO POR INSTITUCIÓN FAMILIAR.
El mayor obstáculo que encontramos en el Norte para la conversión de los católicos mexicanos y latinoamericanos, en general, es que se aferran de modo irracional a sus creencias por respeto y veneración a la herencia y mentalidad que les infundieron sus padres.

Deberían razonar que sus padres y abuelos y demás antecesores fueron doctrinados de modo erróneo, y que no hay razón para rechazar las enseñanzas que les brindan los Testigos de Jehová. Deben abandonar el error, por venerable que les parezca la persona que se lo transmitió.

Ellos fueron sinceros dentro de su error y  Dios vio su corazón puro.

Ahora, cada uno de nosotros estamos obligados a no seguir nada erróneo o de origen pagano, sólo porque así nos lo enseñaron o porque esa es la tradición.

¿Qué les dijo Jesús a los fariseos, líderes religiosos en su tiempo, porque seguían la tradición más bien que las Sagradas Escrituras?

Debemos tener cuidado para no caer en lo mismo.

SOLUCIÓN 13. - LA SANTA IGLESIA ES SUFICIENTE GARANTÍA.
Yo también respeto la Religión que me infundieron mis padres, pero no por la persona de mis padres, sino por la Religión misma, que es la Verdadera.

Si con esto consideramos que su veracidad la he comprobado con estudios serios y profundos, creo más y me adhiero más a Ella.

Te diré, Testigo, que nosotros por inmerecida providencia especial de Dios, nacimos en la Única y Verdadera Religión Revelada por Dios, y en, Ella fuimos bautizados. Examina esta herencia divina a la luz de la razón y sin prejuicios ni fanatismos: encontrarás que es la Religión verdadera; pues así como la Iglesia Que la enseña y practica, ella también es UNA, SANTA, CATÓLICA y APOSTÓLICA.

Bastaría su apostolicidad para probar su divinidad, pues viene directamente de los Apóstoles y no ha variado en lo esencial un ápice. Su catolicidad se refiere a la universalidad y veracidad de sus principios, capaz de satisfacer a todo entendimiento creado para la verdad, ya que "El Verbo era la luz verdadera que ilumina a todo hombre... " (Jn.I-9). Su Unidad, porque es coherente y compacta,
dimanante de Un Solo Dios; y su santidad porque todo en ella es pureza y ortodoxia, capaz de iluminar las conciencias y, llevada a la práctica por las obras, puede elevar a las almas a grande santidad.

El examen de nuestra Santa Religión, de la Santa Madre Iglesia, tanto en el plano de lo histórico como en el de lo doctrinal, demuestra su veracidad. Ella resiste victoriosa toda invectiva y objeción
y sale a luz su autenticidad si se compara con cualquier religión de cuantas existen sobre la tierra; pues sucede con Ella lo que de la Sabiduría dice el Sagrado Libro: "...porque Ella es más hermosa que el sol y sobrepuja toda constelación; puesta a par de la luz, lleva la palma: porque a la luz  suplanta la noche, mas contra la Sabiduría no hay malicia que prevalezca." (Sap. VII, 29-30).

Permanecer en la Religión de mis padres no es seguir ciegamente una necia tradición humana; sino perseverar en una convicción profunda que viene de Dios, ya que dice San Pablo: "Es la fe una convicción de las cosas que se esperan, argumento de las que no se ven" (Hebr. XI-1).

Por lo que declaramos que la fe es un don de Dios, y don sobrenatural que nos convence interiormente de las realidades sobrenaturales. Si la Religión fuera impuesta a ciegas o con lavado de cerebro, tal como lo hacen perversamente los "Testigos de Jehová", que aterrorizan a sus adeptos con la angustiosa inminencia del fin del mundo, y los someten a cursos intensivos, y los vigilan y azuzan haciéndoles odiar todo lo que no pertenezca a su Secta; entonces sí sería un ciego fanatismo. Pero si en el verdadero Cristianismo se respeta la libertad humana porque Santiago Apóstol le llama "ley de libertad" (Sant. I, 25; II,12), y San Pablo nos llama a Ella con estas palabras que certifican su divinidad: "Donde está el Espíritu del Señor hay libertad" (II Cor. III,17).

Por eso la teología católica está patente y abierta a todo el que quiera examinarla, y han pasado veinte siglos en que ni persecuciones ni cismas ni herejías han podido destruirla. Esto nos indica que hay algo en el fondo; y esto es la verdad de Dios, la asistencia divina, pues dijo Cristo a los Apóstoles: "Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos".

(Mth.XXVIII-20).

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