8.- SIN EMBARGO, CRISTO ES UNO
ONTOLOGICA Y PSICOLOGICAMENTE
La escritura nos demuestra, de labios del mismo Cristo, su unidad
ontológica y psicológica en el Verbo.
Unidad Ontológica: “Salí
del Padre y vine al mundo, nuevamente dejo el mundo y me voy al padre” (Jn.
X-30): “Quien me ha visto, ha visto al Padre” (Jn. XIV – 9) Es, pues, Cristo y
el Verbo Encarnado, un solo Ser: tienen la misma existencia, porque Cristo es
el Verbo Encarnado, “no por conversión de la Divinidad en carne, sino por la
asunción de la humanidad en Dios” (Símbolo Quicumque). Lo que le hace Uno es la
Unidad de Persona, que es el Verbo. Este Es en Ambas Naturalezas, no con unión
accidental, sino Personal o Hipostática, que comenzó en el primer instante de
la Concepción y no cesará jamás.
La Asunción nueva existencia, sino sólo nueva relación. Es la Única Persona
del Verbo la que determina la unidad de cada Naturaleza: una sola Persona exige
una sola existencia substancial, que es, plena y totalmente, tanto en la
Naturaleza Divina como en la Naturaleza Humana.
UNIDAD PSICOLÓGICA.- Por otra
parte, Cristo nos muestra una profunda conciencia de unidad con el Verbo, o
sea, de ser el Verbo Encarnado: “Antes que Abraham naciese, Yo soy” (Jn. VII –
58) “Nadie sube al cielo sino el que ha bajado del cielo, el Hijo del hombre
que está en el cielo” (Jn. III – 13).
“El Yo” de Cristo es “el Yo” del Verbo Encarnado; la conciencia psicológica
personal de Cristo es la del Verbo Encarnado, y el Verbo sólo tiene conciencia
de su Único Ser.
Es esta una exigencia de su Unión Hipostática, ya que ésta implica la
Visión Beatífica de que goza la humanidad de Cristo por estar personalmente
unida a la Divinidad, en que perfectísimamente se percibió a Sí mismo en su ser
de Verbo Encarnado. Y estamos hablando del Verbo en su relación con la
naturaleza Humana al encarnarse.
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