CREO EN LA SANTÍSIMA TRINIDAD
(por el P. Manuel Robledo, E. D. )
“Esta es mi fe; pues es la Fe Católica”
(San Agustín.- Tratado de la
Santísima Trinidad, I, 4-7)
Prólogo
En las últimas décadas se ha desarrollado en varios países y
hasta en México, una secta de origen norteamericano fundada en la segunda mitad
del siglo pasado: la Secta, que, evolucionada, llegó a llamarse "Testigos
de Jehová".
Su origen y el trasfondo de su actual doctrina es protestante
de cuño adventista - milenarista.
Pero a las consabidas herejías protestantes añade otras
peores aún; cada una de las cuales bastaría por sí sola para destruir al
Cristianismo - si destructible fuera - e impedir la salvación de las almas.
De estas últimas son las siguientes
herejías:
a) Negación de la Santísima Trinidad.
b) Negación de la Divinidad de
Jesucristo.
e) Negación de la existencia del alma...
No hace falta demostrar en este prólogo que las dos primeras
(a - b) van entrelazadas, y la tercera anula toda la razón de ser de una
Religión trascendente. Por lo que podemos concluir que la Secta de los "Testigos
de Jehová" es la secta más perniciosa que ha aparecido en el curso de los
siglos, y que se hace urgente y necesario combatirla y desenmascararla, como ya
lo han hecho doctos apologistas en todo el mundo católico.
En el presente folleto no nos proponemos hablar de la Secta
en sí misma: su organización, medios de proselitismo, puntos doctrinales y
económicamente redituables...; sino únicamente rebatir la primera de las herejías
arriba en numeradas. Folleto aparte merece la defensa de la Divinidad de
Nuestro Señor Jesucristo, que ellos atacan furiosamente.
Tomamos como base un cuaderno publicado por los dirigentes de
la Secta y distribuidos inconscientemente por sus incondicionales
propagandistas, a quienes compadecemos y perdonamos, dada su ignorancia y la desgracia
de haber caído en las garras de esa secta diabólica. Ese cuaderno, plagado de
blasfemias, se intitula con caprichosa ironía: "¿DEBERÍA CREER USTED EN LA
TRINIDAD?"
Sabemos que es un deber católico y sacerdotal responder a sus
blasfemias y proclamar públicamente nuestra fe en Ese Divino Misterio, a fin de
prevenir a los católicos y consolidarlos en su Fe. Para lograrlo, expondremos
sencilla y claramente la Fe Trinitaria de la Iglesia. No pretendemos
desarrollar un "Tractatus de Trinitate" sino damos a entender con la
ciudadanía no obligada a los altos estudios teológicos, y abrir los horizontes
del Catolicismo a las personas de buena voluntad.
P. Manuel Robledo, E. D.
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