b) La
única respuesta
En el correr de los siglos, la humanidad entera se ha formulado la misma
pregunta: ¿Quién es el "Hijo del hombre"? ¿quién es Aquel que cambió
el curso de la historia y reina en todo el mundo: o de hecho con un reinado espiritual
con base y repercusiones en las estructuras sociales o de derecho por su proyección
universal e irresistible atractivo que llega a subyugar las almas y los corazones?
La respuesta ha sido variada conforme la captación de los pueblos sea sincera
e ilustrada confesando su origen sobrenatural, sea arrebatadamente terrenal declarándolo
como un radical innovador, sea tal vez con epítetos más o menos laudatorios
pero intrascendentes... tal vez inspirados por el despecho aunque tengan que
decir con Juliano el Apóstata "¡Venciste, Galileo!"
Una sola es la respuesta acertada: la misma que el Padre Celestial reveló al
mundo de todas las edades por boca de San Pedro: Jesucristo es el Mesías, que
no sólo viene al mundo a cumplir una misión divina, sino que, en su esencia, es
el mismo Hijo de Dios.
Y decir "Hijo de Dios" es decir Dios mismo, puesto que Dios es un
Misterio inefable: el Misterio de la Santísima Trinidad, en que el Padre es
Origen sin origen, el Hijo es Engendrado por el Padre y el Espíritu Santo es de
Ambos. Espirado: Tres personas distintas en la sola y única Esencia Divina.
Hijo de Dios viviente o Idea Substancial del Entendimiento Divino, igual en
todo al que eternamente lo engendra, y cuya vida divina tiene origen y Ser en el
Padre: "Como es fuente de Vida el Padre que me envió, y Yo vivo por el padre...."
"Tú eres el Mesías o Enviado, el Hijo de Dios viviente" (Jn. VI-58; Mth.
XVI -16).
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