- CONCLUSION –
11.- PLENUM GRATIAE ET
VERITATIS
Los Apóstoles, Testigos de Jesucristo (Cf. Act. I - 8). Vieron su Gloria:
aquella Gloria de la que habla El mismo: "Glorifícame Tú, padre, cabe Ti
mismo con la gloria que de Ti Yo tenía antes que el mundo fuese" (Jn. XVII
- 5). Es la Gloria que corresponde eternamente al Unigénito del Padre. "En
el Verbo Encarnado está presente la Gloria de Dios como en otro tiempo en el Tabernáculo
y en el Templo" (Raurell, Encicl. Bíblica).
Y le contemplaron "Pleno de Gracia y de Verdad".
"Pleno de Gracia": En el orden de la Unión Hipostática, esto es
la plenitud absoluta de la Gracia Santificante como efecto propio de su Filiación
natural. Es, pues, Jesucristo, Hijo de Dios, no adoptivo sino en el Verbo y por
la generación del Verbo. Por eso dice de Sí mismo: "a quien el Padre
santificó" (Jn. X- 36): se entiende: "aquella Naturaleza Humana a la que
por gracia de la Unión Hipostática asumió substancialmente e hizo Suya y es la
Persona misma del Verbo.... "
"... y de Verdad". Se entiende que Cristo es la Verdad Absoluta
que sólo corresponde a Dios; Verdad concebida en su Entendimiento y subsistente
en el Verbo, Verdad e Idea proferida en el tiempo como Palabra Eterna manifestada
a los hombres. (Cf. I Jn. I - 1 - 2).
Y que esta manifestación o Teofanía es real y concreta; no ficticia.
De esta plenitud desborda a su Iglesia (gracia capital), y por ésta a la humanidad,
tanto de su Gracia Divina como de su Verdad absoluta, "pues de su plenitud
todos nosotros hemos recibido gracia por gracia" (Jn. I -16); esto es,
gracia del cumplimiento a cambio de la gracia de la promesa; la gracia de la
realidad que eclipsa a la gracia de la figura; gracia tras gracia, porque fue quien
prometió y cumplió; gracia sobre gracia, porque la gracia de la Redención
excede a la gracia de la creación; Gracia única y superabundante, ya que por su
Encarnación el mismo Dios en Persona ha obrado nuestra salvación. (Cf Hebr. I -
1).
P. Manuel Robledo G.
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