2°.- En otro pasaje,
dentro de su mentalidad semítica pero divinamente inspirada, y tomando giros
poéticos, el mismo Apóstol San. Juan profesa su fe y la de la Iglesia: "Si
aceptamos el testimonio de los hombres, / mayor es el testimonio de Dios;/
porque este" es el testimonio de Dios/ por cuanto testificó acerca de su
Hijo. / Quien cree en el Hijo de Dios/ tiene el testimonio en sí. / Quien no
cree a Dios/ por mentiroso le tiene, / por cuanto no ha creído en el testimonio/
que Dios ha testificado acerca de su Hijo. / Y este es el testimonio:/ que Dios
nos dió la Vida Eterna,/ y que esta Vida está en su Hijo. / Quien tiene al
Hijo, tiene la Vida./ Quien no tiene al Hijo de Dios, no tiene la Vida". (I
Jn. V-9-12).
Al hablar del Hijo de Dios, San Juan habla de la Vida Eterna. Es lo mismo
que escribió al inicio de su preciosa Epístola: "Lo que era desde el
principio, / lo que hemos oído/ lo que hemos visto con nuestros ojos, / lo que contemplamos
y nuestras manos tocaron acerca del Verbo de la Vida, / y la Vida se manifestó
y la hemos visto ... / y damos testimonio y os anunciamos la Vida Eterna, / la
que estaba cabe el Padre y se manifestó a nosotros ..." (I Jn. I- 1-2).
Este último pasaje es de un paralelo increíble con el prólogo de su
Evangelio, en cuyo decurso fluye y baña la Vida Eterna: "En El estaba la
Vida" (Jn. I - 3).
Y para sellar esta entrañable Epístola, proclama la divinidad de Cristo: "Sabemos
que el Hijo de Dios ha venido / y nos ha dado inteligencia para que conozcamos
al Verdadero. / y estamos en el Verdadero: / en su Hijo Jesucristo. / Este es
el Verdadero Dios y la Vida Eterna". (V-20).
¿Silogismo poético o poema en silogismo? Así escribe San Juan su Teología, que
traducimos: Ha venido a nosotros el Verdadero Hijo de Dios y nos ha revelado al
Verdadero Dios. Es así que nosotros estamos en el Verdadero, que es Jesucristo Hijo
de Dios Verdadero. Luego Jesucristo es el Verdadero Dios y la Vida Eterna.
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