3º.- Con otro estilo
literario pero igualmente inspirado por el Espíritu Santo, el Apóstol San Pablo
exhorta a su discípulo Tito que enseñe a los hombres la vida virtuosa,
"aguardando la bienaventurada esperanza y manifestación de la gloria del
gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo". (Tit. II-13).
El cristiano debe estar en expectación de la Parousía vigilando y orando en
virtud y anhelo. Quien vendrá es el Salvador en Persona, Jesucristo Hijo de Dios,
el mismo que, siendo Dios, nos ha salvado: "Dios y Salvador nuestro",
título que el Apóstol arrebata de la usurpación idolátrica y lo tributa a Aquél
a quien pertenece.
Confirma así su exclamación de Filip. II- 11: "Jesucristo es Señor
llamado a compartir la gloria de Dios Padre"; y comenta el P. Bover que
estas palabras "significan que Cristo es el Yahvéh del Antiguo Testamento
que entra en posesión de la gloria, divina al igual que Dios Padre".
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