4º.- Cuando trata con
los romanos el problema de la participación de los judíos en el Evangelio,
menciona las glorias del pueblo elegido y la mayor de todas: el tener como
descendencia israelita, según la carne, al Mesías. Nótese que hace distinción
de la generación humana, que no sería tan gloriosa a Israel si no fuera por la
divinidad de Cristo. Estas son las palabras textuales: "... cuyos son los
Patriarcas, y de quienes desciende, según la carne, el Mesías, quien es sobre
todas las cosas Dios bendito por los siglos. Amén." (Rom. IX -; Cf. 1 -
5).
No hay necesidad de comentarios. Esta es, dentro de su contexto, la traducción
genuina del original griego; "O ON EPI PANTON THEOS EULOGETOS EIS TOUS AROMAS,
AMEN".
5°.- En I Cor. II-6,
dice San Pablo: "hablamos de una Sabiduría de Dios, misteriosamente
escondida, destinada por Dios antes de todos los siglos para gloria nuestra, y
escondida a todos los príncipes de este mundo; pues de haberla conocido, no
hubieran crucificado al Señor de la Gloria".
Hemos de notar que en el Antiguo Testamento se habla significativamente de la
"gloria de Yahvéh", como ejemplo, en Ex. XI-35; I Reg. VIII-l. Y
Yahvéh es el Señor de la Gloria. Al llamar, pues, al Crucificado "Señor de
la Gloria", se afirma la identidad del Crucificado con Yahvéh. Luego el Crucificado,
Cristo, es Dios.
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