Según el mismo P. Ferdinand Prat, conviene compararlos con los casos similares
del Antiguo Testamento en que Dios dice: "Yo Soy". Y al comentar Jn.
VIII - 24, dice: "Jesús se pone en el lugar del Dios de Israel y adopta su
lenguaje para afirmar que El mismo es el Salvador" (Ib.)
W. Leonard (en Verbum Dei, O. Ochard) dice: "La solemnidad de las
palabras no admite comentario". Entendemos que son tan claras que no es necesario
explicarlas.
Biblia de Jerusalén.- "La pretensión de Jesús de poseer un modo divino
de existencia, es a los ojos de los judíos, una blasfemia merecedora de lapidación".
El P. Bover (Vida de Cristo, "BAC', pág. 837): "Yo soy". No
faltaron entre los oyentes quienes barruntasen la divina trascendencia de esta
solemne declaración. Escandalizados..."
Mons. Dr. Juan B. Straubinger (Biblia Comentada, Nota) "Yo soy:
presente insólito que expresa una existencia eterna, fuera del tiempo".
Biblia Latinoamericana.- Nota.- "En el presente discurso, Jesús se
hace el testigo de su propia divinidad. Da a entender que en su persona hay un secreto,
algo misterioso en cuanto a su origen. En esta página leemos siete veces la
expresión “Yo Soy”; con esto Juan nos da a entender que esta es la palabra
clave del discurso…. “Yo Soy” es el Nombre que solo a Dios conviene… Pero Jesús
declara: “Yo Soy, y reivindica para Sí el nombre que no se debía comunicar a
criatura alguna, por eminente que fuera”.
Después de todo esto, no nos extrañará encontrar en el Nuevo Testamento
títulos aplicados a Cristo que sólo corresponden a Dios en el Antiguo; V. gr:
Is. XLV-22: “Se doblará ante Mí toda rodilla” corresponde a Filip. II-10:
Al nombre de Jesús se doble toda rodilla…”
“Tu Palabra es la Verdad” (Ps. XXII-1) “Yo soy la Verdad” (Jn. XIV-6).
“Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero” (Ps. CXVIII) “Yo
soy la luz del mundo: el que me sigue, no tema caminar en tinieblas, sino que
tendrá la luz de la vida” (Jn. VIII-12); (Cf. Miq. VII-8).
“En Ti está la fuente de la vida y tu luz nos hace ver la luz” (Ps.
XXXV-10). = “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Jn.
I-4).
“Es Yahveh mi Pastor” (Ps. XXII-1) =
“Yo soy el Buen Pastor” (Jn. X-11). Y estas dos del N.T.: “Todos hemos de
comparecer ante el tribunal de Dios” (Rom. XIV-10) = “Todos nosotros hemos de
aparecer de manifiesto ante el tribunal de Cristo” (II Cor. V-10), etcétera.
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