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La manera griega
de concebir el LOGOS como Idea con un doble significado: el inmanente y el
transeúnte, la tiene también la mentalidad semítica, y se expresa con el vocablo
DABAR. Esta es esencialmente "la palabra" como comunicación de la
idea de Dios. Los LXX lo traducen con acierto como el LOGOS griego.
Pero aunque en
el, Antiguo Testamento comporte la significación de la Revelación hablada de
aquello que es el mismo Dios (los escritores veterotestamentarios también la
usan en este sentido), su trascendencia en las categorías del pensamiento
semítico envuelve siempre la esencia divina .
La DEBAR YAHWEH,
palabra de Yahvéh, es tanto como el mismo Dios manifestado en persona de los
Profetas, y se anuncia como una Sabiduría Divina que permanece en los hombres,
que vive en el hombre (Cf. Prov. Vlll-31).
San Juan, empero, nos revela algo más
profundo, escondido desde todos los siglos (Cf. Hebr. I): que ese LOGOS es Dios
desde el principio o eternidad, y que ese LOGOS personal, se hace hombre
tomando carne, es decir, la naturaleza humana.
No sólo pervade al interior del hombre por la gracia sino que personalmente
habita entre nosotros, y hemos podido tocar al LOGOS de la vida (Jn. I-14: I
Jn. I-2).
He aquí la inmanencia
de la Idea Divina que envuelve la capacidad de la comunicabilidad y que actualiza
en el tiempo esta comunicabilidad, expresándose sensiblemente en la Divina
Persona de Jesucristo como en la actividad humana la idea (LOGOS ENDIATHETOS)
es comunicada por la palabra (LOGOS PROPHORIKOS). Y la saben implícitamente
nuestros niños cuando aprenden en el Catecismo que "... se hizo hombre la
Segunda Persona de la Santísima Trinidad, qué es el Hijo, el cual, después de haberse
hecho hombre, es verdadero Dios como
siempre y verdadero hombre, Jesucristo
Nuestro Señor" (Ripalda, Decl. Arts.).
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