Ahora bien;
sabemos que Dios es, un Ser Personal, con entendimiento y voluntad identificados
con su propia esencia porque EI es un Ser simplísimo. Y así como es simplísimo es
un solo acto eterno y perfectísimo, exhaustivo en Sí mismo y absoluto.
En este acto
puro, sin sucesión temporal sino en lo eterno de su existencia, ejerce la
capacidad infinita de su entendimiento en el único objetivo adecuado y
necesario de su entender absoluto, que es su propia esencia. Y concibe en acto
perfectísimo su propio ser.
Pero la
concepción del entendimiento, en tanto es más perfecta en cuanto más semejante
es a la esencia abstraída.
Dios, al
concebir su propia esencia de modo exhaustivo, perfectísimo y absoluto, irradia la idea, que por ser
perfecta en grado infinito es no sólo semejante
sino igual en toda línea a la substancia divina y por ende a la Persona de
Padre.
Mas como no
puede haber dos substancias divinas ni dos Personas idénticas, la idea absolutamente,
perfecta es Persona diferente, de la que le da, origen, y por ser igual en
substancia divina lo llamase con propiedad "consubstancial", puesto
que existe por y en la misma substancia divina. Dios-Origen y Dios-Idea, son
distintos en la Persona y consubstanciales en la esencia.
Este, modo de,
existir la Idea consubstancial se llama generación por vía de entendimiento. Y
así, existen el Padre, que se contempla, en su esencia, y el Hijo, que es la abstracción,
lo abstraído de la esencia, la Idea consubstancial.
Tenemos, pues,
la explicación de modo humano y temporal de lo que San Juan, usando de lenguaje
humano, expresa como el LOGOS: la Idea del entendimiento divino consubstancial
a su Origen: Persona divina engendrada por vía de entendimiento, distinta por
su origen e incomunicabilidad, pero una por su consubstancialidad.
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