Pero veamos cómo
convenció Gonzalo Vega a quienes tuvimos la desgracia de tratar con él:
a) Nos
decía que, siendo ya todos nosotros cristianos maduros, capaces de tomar
decisiones, no debíamos sujetarnos a las exageraciones doctrinales de los
sacerdotes, porque el Espíritu Santo manifiesta en nuestros tiempos, nuevos
derroteros a la Fe.
b) Que la
fe predicada por los Sacerdotes era detallista, legalista y con exigencias
exageradas.
c) Que,
como cristianos maduros inspirados por el Espíritu Santo, no quedábamos más
sujetos a la ignorancia de los Sacerdotes.
d) Que era
injusto prohibirnos el trato y comunicación con cristianos de otras
confesiones, esto es, con los protestantes; pues a ellos también los alentaba
el Espíritu Santo y era conveniente reunirnos.
Cuando nos tuvo catequizados, Gonzalo Vega, como
Lucifer, lanzó su grito de rebelión, como si dijera: “¡no serviré!”. Y pasó de
las palabras a los hechos transformando con celeridad al grupo de los que nos
reunimos, y a nuestras familias.
e) De
acuerdo con sus visitantes norteamericanos, propagó que era idolátrico el culto
a la Virgen María. Las mujeres que llevaban el nombre de María se lo cambiaros,
u si era compuesto, lo suprimieron.
f)
No debíamos frecuentar más la Misa ni
nada relativo a la Eucaristía, por parecer le igualmente supersticioso e
idolátrico.
g) Reprobaron
que se diera el Bautismo a los niños y determinaron darlo sólo a los adultos, y
eso por inmersión o baño total.
h) Quedó
igualmente reprobada la Confesión Sacramental y en su lugar, podían declarar
sus pecados públicamente para merecer la oración de la Asamblea; o bien,
declararlos a una persona de confianza. Esto último revistió una formalidad
especial, estableciendo una “Consejería Pastoral”, donde se levantan
expedientes minuciosos con las respuestas detalladas a preguntas íntimas y
comprometedoras, cuyos pésimos resultados describiré más abajo.
Su separación fue radical y, por desgracia, también
la nuestra: él con su familia y nosotros con la nuestra, emprendimos una
peligrosa aventura apostatando de la Fe Católica. Comenzaba una nueva Secta,
aunque nosotros creíamos que sería la misma Iglesia Católica depurada de las
“exageraciones y excrecencias que por abusos seculares la habían deformado”.
i)
Y para que no extrañáramos el cambio y
nos conformáramos con la idea de haber hallado la pureza y sencillez de los
primeros cristianos determinaron que “recobráramos” el nombre y le pusieron a
la secta “Cristianos”.
j)
La frecuencia con familias de origen
protestante dio remate a esta apostasía. Satanás procuró matrimonios híbridos
recomendados por Gonzalo: nuestros hijos y parientes nacidos en el catolicismo,
con jóvenes de origen protestante.
k) Los
norteamericanos aconsejaron a nuestro líder imponer a los de mayor confianza
compromisos personales absorbentes, de carácter exclusivo y hasta secreto.
l)
En las juntas con estos comprometidos,
dictaron reglamentos y normas rígidas que se convirtieron en leyes internas.
m) Impusieron
la Biblia traducida por Cipriano de Valera para que dirigiera la fe y las
costumbres. No solo circuló entre nosotros el texto tradicional protestante,
sino también versiones libres de sentido interpretativo a lo herético, “obsequio”
de otras sectas. En las disensiones o diferencias de interpretación, Gonzalo
Vega se auto nombró árbitro inapelable.
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