Quise enmendar mi yerro y salvar a mi familia: volví con
los míos a la Iglesia Católica, volví a respirar el aire libre, donde se
respeta la conciencia. . .
Ahora me siento en la obligación de transmitir mis
amargas experiencias y mis tardías pero muy serias reflexiones, a los hermanos que
se comprometieron con Gonzalo Vega Monroy, a fin de que retornen a la casa del Padre.
A este propósito, me serviré del mencionado folleto sin
citar el nombre del Autor para no implicarlo, si vive. Con el propósito de
reconocer su autoría presumiré su permiso y haré las citas de comparación
contra el estado que guarda la secta de Gonzalo, tal como yo la dejé,
advirtiendo que las sectas son cambiantes y tal vez al presente haya algo nuevo
o retrocesos.
De lo escrito y de cuanto sigue, asumo la responsabilidad
completa. Para evitar represalias de los líderes de la secta, o de ambas sectas
no firmo con mi nombre sino con el seudónimo REINTEGRADO, aunque algunos ya
saben de quién se trata, por haberme apartado de ellos drástica y
definitivamente.
Doy las gracias a dos Respetables Sacerdotes que
resolvieron mis dudas y me dieron instrucciones profundas, guiándome en la
redacción de estos apuntes y pusieron a mi disposición su magnífica biblioteca.
A su sabiduría y asesoramiento debo lo que presento en la segunda parte, que es
la que continúa.
Reintegrado.
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