Después, las cartas de San Clemente Romano, San Ignacio
de Antioquía, San Policarpo de Esmirna, Papías de Hierápolis, la Epístola de
Bernabé, el discurso a Diogneto y el Pastor de Hermas.
Todos estos escritos nos introducen en el mundo primitivo
del Cristianismo, hablándonos con la gran claridad de nuestra época actual: su
lenguaje y sus prácticas no son extraños a ningún católico de los tiempos
modernos.
Subsiguientemente, los Santos Padres, varones sabios y
asistidos por Dios, serían testigos y eco transmisor de la misma doctrina y las
mismas prácticas con gran claridad y certera explicación. La exégesis y la
teología se desarrollan en sus escritos monumentales.
Pregunto ahora: ¿procedió Gonzalo Vega conforme a la
Tradición Apostólica o consultó los escritos primitivos o el testimonio de los
Santos Padres para poder gloriarse de haber encontrado al cristianismo
primitivo? ¿ No es, más bien, una deformación herética del cristianismo lo que
nos presenta , y una usurpación audaz del nombre cristiano con gran ridículo de
su parte?.
Se ve que no consultó sino con su soberbia y con sus
cómplices norteamericanos protestantes: establecieron un gran negocio disfrazado
de cristianismo, donde él mismo administra con el acierto de un próspero
empresario.
B.- REPUDIAN AL SACERDOCIO Y, CON ÉL, A LA JERARQUÍA Y AL
MAGISTERIO ECLESIÁSTICO
Jesucristo Nuestro Señor, Sumo y Eterno Sacerdote, posee
en Si mismo la plenitud del Sacerdocio para glorificar al Padre en el Espíritu Santo
y para salvar y santificar a las almas.
Más por el hecho de fundar su Iglesia y haber establecido
en ella un Sacrificio y Sacramentos, transmitió sus poderes sacerdotales a los
Apóstoles para que éstos aplicaran la Redención a la humanidad: "Como el Padre
me ha enviado, también Yo os envío a vosotros. Dicho esto, sopló sobre ellos y les
dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonareis los pecados, les quedan
perdonados, y a quienes los retuviereis, les quedan retenidos" (Jn. XX -
21-23).
Este poder sacerdotal debía transmitirse con la Sucesión
Apostólica, pues si la Iglesia había de permanecer hasta el fin de los tiempos debía
conservar su esencia tal como Cristo la constituyó, a pesar de la mortalidad humana
de los Apóstoles. Y de hecho, el poder sacerdotal fue transmitido a los colaboradores
y Sucesores de los Apóstoles: "Y habiéndoles puesto de su mano presbíteros
en cada Iglesia ...", nos dicen los Hechos, (XIV- 23). "De su mano"
quiere decir que, habiéndoles impuesto las manos y siendo ellos mismos autores
voluntarios de esa transmisión, con rito instituido por los mismos Apóstoles para
transmitir el poder sacerdotal, como se lee en la ordenación de los Diáconos:
"les impusieron las manos" (VI - 6), Y en la ordenación de San Pablo
y San Bernabé: "habiéndoles impuesto las manos..." (XIII-3).
Los primeros cristianos reconocían, respetaban y
obedecían a los Sacerdotes. En la Didajé se lee: "Hijo, te acordarás noche
y día del que te habla la palabra de Dios y le honrarás como al Señor, porque
donde se anuncia la majestad del Señor, allí está el Señor.
Buscarás cada día los rostros de los santos para
descansar en sus palabras... No los desprecies, porque ellos son los honrados entre
vosotros, juntamente los profetas" (XV - 1-2).
Es lo que San Pablo escribiría después: "Acordáos de
vuestros guías... obedeced a vuestros guías y mostradles sumisión..."
(Hebr. XIII - 7; 17). Asimismo, en las Epístolas a Timoteo y Tito, a quienes
escribe para darles instrucciones en orden a sus Diócesis y cómo custodiar el
Depósito de la Fe, y reafirma su autoridad a pesar de las apariencias humanas:
"que nadie te menosprecie por tu juventud". (I Tim. IV - 11).
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