Los primeros cristianos aceptaban las enseñanzas de
Cristo testimoniadas por los Apóstoles de viva voz: “habiendo vosotros recibido
la palabra de Dios que de nosotros oísteis, la abrazasteis no como palabra de
hombre, sino tal cual es verdaderamente, como palabra de Dios, la cual obra
eficazmente en vosotros los creyentes” (I Tes. II – 13).
San Pablo ordena la conservación de la Tradición oral y
la equipara en dignidad a la palabra inspirada escrita: “Sed constantes y
mantened firmemente las tradiciones en que fuisteis adoctrinados ya sea de viva
voz, ya sea por carta nuestra”. (II Tes. I – 15).
Y no se diga que las enseñanzas de los Apóstoles después
fueron todas redactadas por inspiración divina e incluidas en lo que forma el
Nuevo Testamento; pues consta que muchas, la mayoría, no fueron incluidas en
los escritos, sobre todo las prácticas constitutivas, de cuya tradición vive el
culto divino y vienen a interpretar prácticamente lo que se halla escrito. En
cuanto a las enseñanzas, basta decir que por tradición fueron identificados los
libros de la Biblia. Efectivamente, basada en la Tradición Apostólica, la
Iglesia definió como divinamente inspirados los Libros Sagrados, porque su
lista no se halla en el texto de la Biblia.
Como condición y base indispensable, quedó indeleble en
la memoria de los pueblos el Símbolo de la Fe o Credo Apostólico, con sus doce
artículos fundamentales que exigieron los Apóstoles antes de administrar el
Bautismo.
Ahora bien; no por los Apóstoles ni por inspiración
divina, pero sí por manos humanas y devotas, nos quedaron algunos vestigios de
la tradición Apostólica en los escritos de los primitivos cristianos que oyeron
a los Apóstoles o recibieron su transmisión inmediata. De los escritos que
escaparon de la hoguera de las persecuciones, conservamos aún:
La Didajé o “Doctrina de los Doce Apóstoles”: catecismo,
ritual devocionario y guía administrativa de la organización cristiana. Se
remonta a los años 70 ó 90, y algún crítico la sitúa antes de escribirse San
Mateo, dependiente solo de la Tradición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario