viernes, 10 de abril de 2015

Algunas Objeciones de los Testigos de Jehova(cont.)

OBJECIÓN 12.- NO EXISTE EL ESPÍRITU SANTO.
Sin embargo, el Verbo, que puede identificarse con Dios, no hace Trinidad, porque lo que los Católicos llaman "Espíritu Santo", sólo es manifestación de la fuerza activa de Dios, algo inexistente en sí y no separable de Dios ni parte de una "Trinidad", como la llaman.

SOLUCIÓN 12.- EL ESPÍRITU SANTO SÍ ES PERSONA DIVINA.
Me duele oír que repitas las engañosas enseñanzas de los "Testigos". Ya habrás entendido lo que la Iglesia cree sobre el Verbo, contrario a lo que enseñan los Dirigentes de Broocklyn desde su Torre.

Así como te engañaron sobre el Verbo de Dios, es lo mismo que repites hoy al pie de la letra sobre el Espíritu Santo: que "El Espíritu Santo es la fuerza activa de Dios", algo impersonal, abstracto.

Lee en la verdadera Biblia, reflexiona y concluirás que una fuerza abstracta o el ejercicio de esa fuerza, no puede tener operaciones de Persona, en sentido teológico.

                         Considera estos Textos:

"Yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito: el Espíritu de la Verdad ..."   (Jn. XIV, 16-17). Jesucristo llama al Espíritu Santo "Paráclito", o Consolador íntimo, Abogado o Defensor, oficios que sólo pueden ser desempeñados por una Persona, como Cristo los ha realizado. Y dice "otro" porque es  Persona distinta al Padre y al Hijo.

"Mas cuando viniere el Paráclito que yo os enviaré de cabe el Padre, el Espíritu de la Verdad que del Padre procede ..." (Jn. XVI-14).- Está muy claro que es algo vivo cuya procedencia es divina: del Padre.

"El me glorificará porque recibirá de lo mío ..." (Jn. XVI-14) ¿Y qué es "lo mío" de que habla Jesucristo? Lo del Padre, pues prosigue: "Todo cuanto tiene el Padre es mío". (Jn. XVI-15). Luego el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.

Por eso San Pablo nos lo manifiesta tan íntimo, tan unido e inmanente en la Divinidad, Que es el único que penetra la Esencia Divina: "El Espíritu todo lo sondea, aún las profundidades de Dios” ( I Coro II,10). Y explica que, así como la incomunicable persona humana sólo es conocida por la inmanencia de su propio espíritu, así también la absoluta y purísima Esencia Divina sólo es penetrada y conocida por la inmanente consubstancialidad del Espíritu Santo: "A la verdad, ¿quién conoce de los hombres lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así también las cosas de Dios, nadie las conoce sino el Espíritu de Dios" (11). con toda verdad  entendemos aquí que el Espíritu Santo es Persona Consubstancial al Padre y al Hijo.


No debe. pues, extrañarnos, si San Pedro declara y con terrible sentencia, Que el Espíritu Santo es Dios: "¿Cómo es que Satanás se posesionó de tu corazón para que quisieses engañar al Espíritu Santo? .. No mentiste a los hombres, sino a Dios. (He, V, 3-5).

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