lunes, 29 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios II (cont.)




6°.- Ni mencionar, pues sería sobreabundar, la Epístola a los hebreos; .en la cual exalta el Apóstol la Divinidad, el Sacrificio Redentor y el triunfo de Nuestro Señor Jesucristo. Bastaría remitirnos a los primeros versículos del primer capítulo para encontrar un rico arsenal de textos escriturísticos que concluyen este Dogma.

Ahí le contemplamos superior a los Patriarcas, Profetas y justos del Antiguo Testamento; Hijo, Heredero directo, Factor de la creación, Consubstancial, poderoso, providente, Redentor, entronizado en la gloria de Dios, superior a los Angeles, poseedor del Nombre – sobre – todo - nombre...

Discurre sobre su superioridad frente a los Angeles exaltando su eterna generación, su Filiación divina, ponderando la sujeción de los Angeles hasta la adoración. El es poseedor de un trono eterno y de una realeza divina, ha sido ungido Cristo - Mesías, vive para siempre y su triunfo es absoluto.

Respecto a la Consubstancialidad, nos complace detenernos, aunque sea brevemente, en estas palabras: "El cual, siendo destello esplendoroso de su Gloria e impronta de su Substancia..." (Hebr. 1-3).

"El cual", Jesucristo, que es la figura temática de esta Epístola.
"Destello esplendoroso de su Gloria..." El mismo resplandor de la Luz, sin el cual no habría Luz, y sin Luz no hay Resplandor; luz y resplandor se convierten, como la reciprocidad de los conceptos Padre-Hijo.

"Impronta de su Substancia". Esto es, la impresión primera, única y exhaustiva de su Esencia Divina, distinta de quien imprime que es el Entendimiento del Padre, pero igual a lo que imprime, que es la Substancia: es, pues, Persona Divina distinta de la Persona del Padre, pero igual en la misma y plenísima Divinidad.


Con estas palabras nos ha dado a conocer el Espíritu Santo el sentido profundo de lo que antes nos había revelado acerca de la Eterna Sabiduría: "Es una exhalación de la potencia de Dios y un limpio efluvio de la. Gloria del Todopoderoso... Porque es irradiación esplendorosa de la Eterna Lumbre y espejo inmaculado de la energía de Dios, y una imagen de su bondad" (Sap.Vll - 25 -26). 



sábado, 27 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios II (cont.)




4º.- Cuando trata con los romanos el problema de la participación de los judíos en el Evangelio, menciona las glorias del pueblo elegido y la mayor de todas: el tener como descendencia israelita, según la carne, al Mesías. Nótese que hace distinción de la generación humana, que no sería tan gloriosa a Israel si no fuera por la divinidad de Cristo. Estas son las palabras textuales: "... cuyos son los Patriarcas, y de quienes desciende, según la carne, el Mesías, quien es sobre todas las cosas Dios bendito por los siglos. Amén." (Rom. IX -; Cf. 1 - 5). 

No hay necesidad de comentarios. Esta es, dentro de su contexto, la traducción genuina del original griego; "O ON EPI PANTON THEOS EULOGETOS EIS TOUS AROMAS, AMEN".

5°.- En I Cor. II-6, dice San Pablo: "hablamos de una Sabiduría de Dios, misteriosamente escondida, destinada por Dios antes de todos los siglos para gloria nuestra, y escondida a todos los príncipes de este mundo; pues de haberla conocido, no hubieran crucificado al Señor de la Gloria".


Hemos de notar que en el Antiguo Testamento se habla significativamente de la "gloria de Yahvéh", como ejemplo, en Ex. XI-35; I Reg. VIII-l. Y Yahvéh es el Señor de la Gloria. Al llamar, pues, al Crucificado "Señor de la Gloria", se afirma la identidad del Crucificado con Yahvéh. Luego el Crucificado, Cristo, es Dios.  



viernes, 26 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios II (cont.)




3º.- Con otro estilo literario pero igualmente inspirado por el Espíritu Santo, el Apóstol San Pablo exhorta a su discípulo Tito que enseñe a los hombres la vida virtuosa, "aguardando la bienaventurada esperanza y manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo". (Tit. II-13).

El cristiano debe estar en expectación de la Parousía vigilando y orando en virtud y anhelo. Quien vendrá es el Salvador en Persona, Jesucristo Hijo de Dios, el mismo que, siendo Dios, nos ha salvado: "Dios y Salvador nuestro", título que el Apóstol arrebata de la usurpación idolátrica y lo tributa a Aquél a quien pertenece.


Confirma así su exclamación de Filip. II- 11: "Jesucristo es Señor llamado a compartir la gloria de Dios Padre"; y comenta el P. Bover que estas palabras "significan que Cristo es el Yahvéh del Antiguo Testamento que entra en posesión de la gloria, divina al igual que Dios Padre".





jueves, 25 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios II (cont.)




2°.- En otro pasaje, dentro de su mentalidad semítica pero divinamente inspirada, y tomando giros poéticos, el mismo Apóstol San. Juan profesa su fe y la de la Iglesia: "Si aceptamos el testimonio de los hombres, / mayor es el testimonio de Dios;/ porque este" es el testimonio de Dios/ por cuanto testificó acerca de su Hijo. / Quien cree en el Hijo de Dios/ tiene el testimonio en sí. / Quien no cree a Dios/ por mentiroso le tiene, / por cuanto no ha creído en el testimonio/ que Dios ha testificado acerca de su Hijo. / Y este es el testimonio:/ que Dios nos dió la Vida Eterna,/ y que esta Vida está en su Hijo. / Quien tiene al Hijo, tiene la Vida./ Quien no tiene al Hijo de Dios, no tiene la Vida". (I Jn. V-9-12).

Al hablar del Hijo de Dios, San Juan habla de la Vida Eterna. Es lo mismo que escribió al inicio de su preciosa Epístola: "Lo que era desde el principio, / lo que hemos oído/ lo que hemos visto con nuestros ojos, / lo que contemplamos y nuestras manos tocaron acerca del Verbo de la Vida, / y la Vida se manifestó y la hemos visto ... / y damos testimonio y os anunciamos la Vida Eterna, / la que estaba cabe el Padre y se manifestó a nosotros ..." (I Jn. I- 1-2).

Este último pasaje es de un paralelo increíble con el prólogo de su Evangelio, en cuyo decurso fluye y baña la Vida Eterna: "En El estaba la Vida" (Jn. I - 3).

Y para sellar esta entrañable Epístola, proclama la divinidad de Cristo: "Sabemos que el Hijo de Dios ha venido / y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero. / y estamos en el Verdadero: / en su Hijo Jesucristo. / Este es el Verdadero Dios y la Vida Eterna". (V-20).


¿Silogismo poético o poema en silogismo? Así escribe San Juan su Teología, que traducimos: Ha venido a nosotros el Verdadero Hijo de Dios y nos ha revelado al Verdadero Dios. Es así que nosotros estamos en el Verdadero, que es Jesucristo Hijo de Dios Verdadero. Luego Jesucristo es el Verdadero Dios y la Vida Eterna.



martes, 23 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios II (cont.)




2.- MAS PRUEBAS ESCRITURISTICAS

¡Hijo de Dios! ¡Verbo Encarnado! El es Aquel a quien la Iglesia Católica profesa y proclama ante el Orbe entero: "Dios de Dios, Luz de luz, Dios Verdadero de Dios Verdadero, Engendrado, no creado, Consubstancial al Padre; por Quien todo fue hecho. Que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajo de los cielos. Y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María Virgen y se hizo Hombre..." (Credo Nicenoconstantinopo-litano.)

Es innegable la estrechísima relación que existe entre el Verbo Eterno y su Encarnación, y del Encarnado con su Ser Divino. En consecuencia, así como San Pedro en Cesarea, los demás Apóstoles profesaron la Divinidad de Cristo, como a continuación demostramos tomando algunos ejemplos del Nuevo Testamento, con los cuales quedan confirmados los que en el curso de la Primera parte de este escrito hemos citado.

.- Jn. XII - 41.- "Esto dijo Isaías cuando vio su Gloria y habló de El".- Texto de capital importancia para conocer la divina consubstancialidad del Verbo Encarnado.

San Juan nos remite al Profeta Isaías a propósito de las palabras que acaba de citar: "Cegó sus ojos y enmudeció su corazón para que no vean con los ojos ni entiendan con el corazón y se vuelvan a Mí y Yo los sane."

Estas palabras citadas al sentido, se encuentran en Isaías VI-10. Las pone el Señor en labios del Profeta cuando ya los ha purificado con una ascua que un Serafín toma del altar. ¿Cuándo? Precisamente cuando contemplaba la Gloria del Señor "...sentado sobre trono elevado y excelso". Los Serafines cantaban a coro diciendo: "Santo, Santo, Santo es Yahvéh Sebaoth: llena está toda la tierra de su gloria".

A esta Gloria, exclusiva de Dios Uno y Trino -Uno por la singularidad del  Señor, y Trino por el Trisagio tributado-, se refiere San Juan cuando dice: "Esto dijo Isaías cuando vio su Gloria". Y añade: "y habló de El", como para  reconocer que por divina inspiración y el mesianismo de sus profecías, reveló a la humanidad que "Uno de la Trinidad" (Sn. Atan.), padeciendo en carne mortal, nos había de redimir.


En pocas palabras, el P. Bover S. J. Comenta: "La sublime visión del Rey divino, Yahvéh de los ejércitos" es la visión de la gloria de Cristo: testimonio de su divinidad".



jueves, 18 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios II (cont.)




b) La única respuesta

En el correr de los siglos, la humanidad entera se ha formulado la misma pregunta: ¿Quién es el "Hijo del hombre"? ¿quién es Aquel que cambió el curso de la historia y reina en todo el mundo: o de hecho con un reinado espiritual con base y repercusiones en las estructuras sociales o de derecho por su proyección universal e irresistible atractivo que llega a subyugar las almas y los corazones?

La respuesta ha sido variada conforme la captación de los pueblos sea sincera e ilustrada confesando su origen sobrenatural, sea arrebatadamente terrenal declarándolo como un radical innovador, sea tal vez con epítetos más o menos laudatorios pero intrascendentes... tal vez inspirados por el despecho aunque tengan que decir con Juliano el Apóstata "¡Venciste, Galileo!"

Una sola es la respuesta acertada: la misma que el Padre Celestial reveló al mundo de todas las edades por boca de San Pedro: Jesucristo es el Mesías, que no sólo viene al mundo a cumplir una misión divina, sino que, en su esencia, es el mismo Hijo de Dios.

Y decir "Hijo de Dios" es decir Dios mismo, puesto que Dios es un Misterio inefable: el Misterio de la Santísima Trinidad, en que el Padre es Origen sin origen, el Hijo es Engendrado por el Padre y el Espíritu Santo es de Ambos. Espirado: Tres personas distintas en la sola y única Esencia Divina.


Hijo de Dios viviente o Idea Substancial del Entendimiento Divino, igual en todo al que eternamente lo engendra, y cuya vida divina tiene origen y Ser en el Padre: "Como es fuente de Vida el Padre que me envió, y Yo vivo por el padre...." "Tú eres el Mesías o Enviado, el Hijo de Dios viviente" (Jn. VI-58; Mth. XVI -16). 


martes, 16 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios II (inicio)





MÁS PRUEBAS DEL MISTERIO DEL VERBO ENCARNAD

1.- EN SUMA, ¿QUIEN ES JESUCRISTO?

a) La Confesión de San Pedro

En las fértiles regiones de Cesárea de Filipo, al Norte del Mar de Tiberíades, acaeció en el seno de la Comunidad Apostólica un hecho importantísimo para la vida de Cristo, de los Apóstoles y de la Iglesia. San mateo nos lo relata en el siguiente pasaje:
“Cuando llegó Jesús a la región de Cesárea de Filipo, preguntaba a sus Discípulos, diciendo: - ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo de hombre? Ellos dijeron: - Unos, que Juan el Bautista, otros que Elías, otros diferentes que Jeremías, o uno de los profetas. Díceles: - Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Simón Pedro, dijo: - Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios viviente. Respondiendo Jesús, le dijo: - Bienaventurado eres, Simón Bar Jona, pues no es la carne y sangre quien te los reveló, sino mi Padre, que está en los cielos. . .” (Mth. XVI – 13-17).

La trascendencia de la pregunta de Jesús es decisiva: se trata de inquirir la idea que de su personalidad se ha generado en los discípulos tras haber presenciado sus obras y haber escuchado sus palabras y rumiado sus enseñanzas.

La respuesta de la Comunidad Apostólica es vaga: nadie emite juicio propio: todos se limitan a transmitir los díceres da la gente. Esta reunión podría compararse a un Concilio, en el que se emiten y estudian diferentes opiniones mientras no surge la definición dogmática.

Por fin, una luz venida de lo alto, un impulso sobrenatural pone fin a las divagaciones. Pedro, el impetuoso Pedro, irrumpe con voz clara y poderosa: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios viviente”.

La respuesta de San Pedro es jubilosamente celebrada por Jesús, quien declara:

a) No es la carne ni la sangre, esto es, no es la naturaleza humana con su temperamento, pasiones y equivocaciones, la que le ha iluminado;

b) Sino el mismo Dios, el mismo Padre Celestial quien ha revelado al Príncipe de los Apóstoles esa verdadera definición “ex Cathedra”;

c) La cual, por venir de la Verdad Eterna, no queda expuesta a discusión;

d) Y le declara, a su vez, “bienaventurado”, por ser el primer hombre que recibe que recibe el inmenso privilegio de declarar infaliblemente la divinidad de Jesucristo.  




     

lunes, 8 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios(fin)




- CONCLUSION –

11.- PLENUM GRATIAE ET VERITATIS

Los Apóstoles, Testigos de Jesucristo (Cf. Act. I - 8). Vieron su Gloria: aquella Gloria de la que habla El mismo: "Glorifícame Tú, padre, cabe Ti mismo con la gloria que de Ti Yo tenía antes que el mundo fuese" (Jn. XVII - 5). Es la Gloria que corresponde eternamente al Unigénito del Padre. "En el Verbo Encarnado está presente la Gloria de Dios como en otro tiempo en el Tabernáculo y en el Templo" (Raurell, Encicl. Bíblica).

Y le contemplaron "Pleno de Gracia y de Verdad".

"Pleno de Gracia": En el orden de la Unión Hipostática, esto es la plenitud absoluta de la Gracia Santificante como efecto propio de su Filiación natural. Es, pues, Jesucristo, Hijo de Dios, no adoptivo sino en el Verbo y por la generación del Verbo. Por eso dice de Sí mismo: "a quien el Padre santificó" (Jn. X- 36): se entiende: "aquella Naturaleza Humana a la que por gracia de la Unión Hipostática asumió substancialmente e hizo Suya y es la Persona misma del Verbo.... "

"... y de Verdad". Se entiende que Cristo es la Verdad Absoluta que sólo corresponde a Dios; Verdad concebida en su Entendimiento y subsistente en el Verbo, Verdad e Idea proferida en el tiempo como Palabra Eterna manifestada a los hombres. (Cf. I Jn. I - 1 - 2).

Y que esta manifestación o Teofanía es real y concreta; no ficticia.
De esta plenitud desborda a su Iglesia (gracia capital), y por ésta a la humanidad, tanto de su Gracia Divina como de su Verdad absoluta, "pues de su plenitud todos nosotros hemos recibido gracia por gracia" (Jn. I -16); esto es, gracia del cumplimiento a cambio de la gracia de la promesa; la gracia de la realidad que eclipsa a la gracia de la figura; gracia tras gracia, porque fue quien prometió y cumplió; gracia sobre gracia, porque la gracia de la Redención excede a la gracia de la creación; Gracia única y superabundante, ya que por su Encarnación el mismo Dios en Persona ha obrado nuestra salvación. (Cf Hebr. I - 1).


P. Manuel Robledo G.


viernes, 5 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios(cont.)




B.- Especificaciones

Debemos especificar algunos puntos antes de pasar adelante.
Por ser substancias incompletas el cuerpo y el alma, y por ordenarse directa y únicamente a su complemento, la unión de ambos se llama y es substancial.

De esta unión substancial de alma y cuerpo resulta una naturaleza humana y por consiguiente una persona humana. Persona es un incomunicable subsistente en la naturaleza intelectual o racional.

El Cuerpo de Cristo fue milagrosamente formado y su alma creada. El Espíritu Santo no puede ser considerado como Padre de Cristo, porque no engendró, sino que formó y creó, como queda dicho. (Cf Concilio XI de Toledo, año 675, D. B. 282: D.S. 533).

Pero el milagro de esta unión substancial de Alma y Cuerpo de Cristo consistió en que no resultó persona humana. (Cf Ripalda, Catecismo) El hecho de tomar para Sí y unir Consigo esta Alma y Cuerpo de Cristo, se llama Asunción; pues el Verbo es quien se dignó elevar y unir a Sí esta Humanidad milagrosamente concebida. Este elevar hasta unir es "asumir".

La Naturaleza Humana y la Naturaleza Divina son dos esencias realmente distintas, aunque unidas en la Persona Única del Verbo.

A este único ejemplo de unión se llama Unión Hipostática o Personal; porque se hizo en el mismo Supuesto o persona o Hipóstasis del Verbo. Supuesto, Hipóstasis y Persona, según Santo Tomás, significan lo mismo: distinto singular subsistente en la naturaleza racional.

La Unión Hipostática es Personal y Substancial, no accidental; porque en realidad de verdad el Verbo se hizo hombre. Luego Cristo es Dios porque esta gracia de la Unión Hipostática sólo puede realizarla en Si la Persona Divina Asumente.

La gracia de la Unión Hipostática asume toda la Humanidad de Cristo: todo el cuerpo y toda el Alma substancialmente unidos. (Cf Col. II - 9)
Y una vez asumida la Humanidad de Cristo, no puede separarse del Verbo: esa Unión Substancial es de suyo indisoluble: "puesto que permanece eternamente, tiene el Sacerdocio Sempiterno (Hebr. VII - 24). El Sacerdocio de Cristo es oficio del Hombre - Dios, cuyo Reino, además, no tendrá fin (Cf. Luc. I - 32 - 33). Luego la Unión Hipostática es para toda la eternidad.

De este modo, Cristo es Persona Increada por ser increada la Persona Divina del Verbo e increada su Naturaleza Divina. Pero es creada su Naturaleza Humana.

Antes de la Unión Hipostática no existía la Humanidad de Cristo. Esta empezó a existir en el instante mismo de la unión Hipostática. Por eso hemos insistido repitiendo esta frase: "en el mismo instante". Y por "instante" no se entiende ni siquiera un brevísimo punto del tiempo presente, sino el nexo entre el pretérito y el futuro. La Unión Hipostática fue instantánea sin punto ni sucesión, sin "antes" ni  después; fue un acto puro: la Naturaleza Humana de Cristo fue creada en su asunción o asumida en su creación.

Estas últimas palabras nos suministran un argumento decisivo para justificar en teología el reconocimiento que la Iglesia hace de la Maternidad Divina; María es la Theotókos, Deigenitrix, Deípara, Teonantzin o Madre de Dios, pues es el Verbo quien se encarna en sus entrañas y es por Ella dado a luz.

Con estas distinciones nos damos cuenta que se presta a tergiversaciones y hasta a herejías el tratar de Cristo únicamente en cuanto hombre con exclusión absoluta de su Divinidad, y viceversa: tratarlo sólo como Dios, cual si no tuviera naturaleza Humana.


Y también es herejía decir que la Encarnación implica una mutación en Dios Inmutable. No. La esencia divina permanece inmutable, e Inmutable la Santísima Trinidad, cuyos actos eternos e infinitos son esencialmente inmutables. La formación del Cuerpo y la creación del alma de Cristo, esto es, la creación de la naturaleza Humana de Cristo; la Asunción misma y la Unión Substancial con la Persona del Verbo son obras de las Misiones Divinas, son actos ad extra que se realizan en el tiempo ante la infinita serenidad de la eterna inmutabilidad de Quien los realiza. 



miércoles, 3 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios(cont.)





A.- Cómo se daría una explicación aproximada

Una explicación más detallada os dará una idea más clara de este Dogma:

a) En el preciso instante de la Encarnación, el Espíritu Santo, milagrosamente y en el Seno de la Virgen, formó un Cuerpo humano, principio somático en su capacidad de desarrollo embrionario.

b) En ese mismo instante, creó un Alma humana.

c) En ese mismo instante, unió substancialmente esa Alma humana con ese Cuerpo humano, por lo cual existe la Naturaleza Humana de Cristo.

d) En ese, mismo instante, impidió milagrosamente que resultara persona humana de esa unión de Cuerpo y Alma humanos. (Impidiendo su modo substancial de subsistencia - Cf Solana, BAC -3 62, pág. 42.- Ripalda, Catecismo, Declaración de los principales Misterios).

e) En ese mismo instante, la Persona Divina del Verbo asume Cuerpo u Alma substancialmente unidos; esto es, asume esa concreta Naturaleza Humana.

f) De donde el Cuerpo y el Alma humanos que aparecen ante nosotros, son realmente humanos; pero la Persona que rige y actúa y vive substancialmente unida a Ellos, es la Persona del Verbo.

g) En virtud de la Asunción de ese Cuerpo y Alma humanos, ha sido unida en la Única Persona Divina del Verbo la naturaleza Humana de Cristo creada en el tiempo, con la Naturaleza Divina del Verbo ya eternamente existente; pero sin confusiones ni mezclas ni fusión alguna.

h) Pero de tal manera es unida, que la Naturaleza Humana es del Verbo igual que la Divina.

i) Y esta unión de naturaleza humana (Cuerpo Y Alma en un solo substancial y sus operaciones propias) con la Naturaleza Divina en la Persona del Verbo, es llamada Hipostática o Personal.


j) De donde el Verbo Eterno, sin cambio ni mutación en su inmanencia intratrinitaria, pero en virtud de esa operación ad extra de la Asunción, es, desde ese preciso instante, el Verbo Encamado: esto es, el Eterno Hijo de Dios hecho hombre en el tiempo e hijo de María, a quien llamamos JESUCRISTO.


lunes, 1 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios(cont.)




10.- LA INTERROGANTE Y LA INQUISICION DEL COMO

¿Cómo puede concertarse esta dualidad en unidad y Unidad en dualidad? Sólo por el dogma de la Encarnación, en que resplandece esta única verdad: "El Verbo se hizo carne" (Jn. 1 - 14).

"El Verbo": Unigénito del padre que nos mostró su gracia y su verdad.

"Carne": humanidad tangible- que convivió con nosotros y por nosotros fue sacrificada.

"Se hizo": Asumió y personificó lo nuestro para ser de nosotros y nosotros fuéramos de Él.

La Segunda Persona de la Santísima Trinidad opera ad extra por su propia Naturaleza Divina y opera como propia en su Divina personalidad por la Naturaleza Humana que milagrosamente ha sido concebida y dada a luz por María.

Que la Naturaleza Divina opere ad extra y produzca efectos divinos, es propio de Dios. Pero que la Naturaleza Humana opere y por sus actos sean producidos efectos superiores a su condición humana y sea una sola cosa con la Persona del Verbo: esta es la incógnita cuyo solo planteamiento nos acerca a la solución.

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Tomando en cuenta todos estos datos y reflexiones, la Iglesia Católica siempre ha creído como Dogma de Fe:

a) Que la Segunda persona  de la Santísima Trinidad, esto es, el Verbo Consubstancial al Padre y al Espíritu Santo, sin dejar su propia Personalidad y Naturaleza Divina, asumió la naturaleza Humana que el Espíritu Santo hizo concebir milagrosamente en el Seno Purísimo de María.

b) Que Ambas Naturalezas son perfectas en sí mismas y aunque unidas en la Persona del Verbo, no se mezclan ni confunden: de modo tal que el Verbo actúa o por Una sin abandonar la Otra o por Ambas a la vez, siendo uno solo el sujeto de cada operación: el Verbo.


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