jueves, 18 de diciembre de 2014

ALGUNAS OBJECIONES DE LOS "TESTIGOS DE JEHOVÁ"

ALGUNAS OBJECIONES DE LOS "TESTIGOS DE JEHOVÁ"

Con la solución católica

Padre Manuel Robledo G.

PRÓLOGO

Hace algunos años vino de Estados Unidos un grupo de extranjeros, propagandistas de una nueva religión.
Tímidamente fueron seguidos por algunos mexicanos que, al ignorar las inmensas riquezas de su Catolicismo, fueron enseñados a recorrer las calles y a sembrar el terror con sus amenazas de un inminente fin del mundo, que dejó a las almas en confusión y angustia.
Hoy predican la necesidad de convertirse a Dios: un Dios que ellos conciben a estilo de una  teología veterotestamentaria y le llaman, con flagrante error filológico, "Jehová", cuya unidad esencial defienden.
Por lo mismo, niegan el Misterio de la Santísima Trinidad revelado por Nuestro Señor Jesucristo, la Divinidad del mismo Cristo y del Espíritu Santo. Amén de profesar todas las negaciones  características del  Protestantismo.
De aquí se sigue una interminable serie de ataques a todos los Dogmas de la Fe Católica.
Para probar sus errores, se apoyan en una traducción espuria de la Biblia, de la cual deducen negras amenazas escatológicas, dejando en duda el "más allá" y negando abiertamente la inmortalidad del alma.
La organización depende de un grupo incógnito escondido en el anonimato, el cual, desde Nueva York, dicta órdenes y determina las creencias de la Secta mediante escritos de apariencia  exegética, que todos los miembros deben estudiar, asimilar y propagar.
Los adeptos son clasificados, herméticamente controlados y económicamente explotados; han sido inyectados de desprecio al prójimo y a las Instituciones Civiles y Religiosas sin distinción.
Provistos, pues, de una autosuficiencia insultante, pretenden inducir a la gente sencilla a renegar de su Bautismo, a blasfemar de Jesucristo y del Espíritu Santo, a hundirse en un materialismo disfrazado de Religión.



I Y así, vemos actualmente, entre los "Testigos de Jehová" gente de ambos sexos y de toda edad: hombres y mujeres maduros que viven incrustados en las Instituciones Civiles, son amparados por ellas y viven de ellas, al tiempo que las odian y maquinan su destrucción; ancianos que ya deberían prepararse a bien morir, pero que han renegado de su Bautismo, y hasta tiernos niños que han sido criminalmente inducidos a responder: “No queremos entrar en su Cielo, porque no existe”. Debido a que están obligados a estudiar impresos de apariencia científica pero de fondo corrosivamente crítico, los "Testigos de Jehová" se creen sabios exégetas y eminentes teólogos. Han aprendido de memoria algunos textos dolosamente dispuestos para rebatir los puntos básicos del Catolicismo, y tratan de lucirse en público vomitando blasfemias.

Y al mismo tiempo se inflan con la falsa denominación de "Testigos", niegan la Esencia Divina al negar la Trinidad. Han sido engañados por la antigua Serpiente que sedujo a Eva y por ella a Adán, con la promesa de que serían “como Dios, conocedores del bien y del mal". (Gén. III-5).

Un Testigo de Jehová milita en la amargura y la agresividad. Sólo abre la boca para enseñar, nunca para preguntar; jamás asume la actitud o disposición de aprender del Único Magisterio Infalible instituido por Nuestro Señor Jesucristo: la Santa Iglesia Católica, Madre y Maestra de todos los  pueblos, Columna y Fundamento de la Verdad. (Cf. Mth. XXVIII-19).

En este libro presentamos ciertas objeciones que, durante nuestras Misiones, nos opusieron algunos Testigos de Jehová.

Fueron éstas de viva voz o por escrito, procuramos reproducirlas en substancia o transcribirlas textualmente, dejando en el anonimato la identidad de los objetantes, a cuyas dudas dimos amplia solución.

Quedan yuxtapuestas y numeradas, y enseguida la solución católica. Así se entreteje un verdadero diálogo de alcances ecuménicos.

De este método no espere nadie una literatura amena. En cambio: nos reserva para la Fe, un arsenal de verdades aprovechables en su oportunidad.
De los benignos Lectores, queda afectísimo en Cristo, el Autor.





                                                                                                    P. Manuel Robledo Gutiérrez, E.D.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Invitación.

Saludos hermanos.
Los invitamos a la celebración de la misa para pedir por el descanso del P. José García Espejel el día martes 9 de diciembre de 2014 a las 12:00 hrs. en el templo de San Cosme y San Damián en la calle Serapio Rendón No. 5, Col. San Rafael, Ciudad de México, D.F.

martes, 15 de julio de 2014

Sobre las sectas protestantes (final).

VI.- También podríamos razonar acerca de sus fundadores. Cuando se desea conocer un fruto se examina el árbol, ya que dice Jesucristo: "por sus frutos les conoceréis: ¿Por ventura se cosechan uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así que todo árbol bueno produce frutos buenos, mas todo árbol malo produce frutos malos. No puede el árbol bueno producir frutos malos, ni el árbol malo producir fruto buenos." (Mth. VII-17).

En nuestra Apologética, para demostrar que la Iglesia Católica es santa y verdadera, recurrimos entre otras pruebas demostrativas, a Nuestro Fundador Jesucristo, quien para dar un argumento de su Misión, lanzó éste reto a sus enemigos: "¿Quién de vosotros me convencerá de pecado? Si digo la verdad, porqué vosotros no me creéis? (Jn VIII-46). Y comparamos a Cristo con los fundadores de otras religiones y sectas, concluyendo por su contraste que no pueden ser ni santas ni verdaderas.

De todo el Protestantismo concluimos que no es ni santo ni verdadero, porque su fundador Martín Lutero, no procedió por misión apostólica, sino por su propio capricho y terquedad; y en su vida personal y pública fue un auténtico perverso, como lo demuestra la historia reconocida por ilustres y sinceros protestantes.

Y no se diga que nos metemos en la vida privada de este u otros heresiarcas, pues un hombre que se autonombra reformador y funda una nueva religión, se convierte en hombre de dominio público e histórico, ya que es el punto de partida para reconocer su fruto, el punto de referencia para conocer si la tal fundación dio buenos resultados en quien la promovió, y la piedra clave para discernir si Dios se valió de esa persona para hacerla depositaria y transmisora de su Religión.

Al contrario, consta de documentos de puño y letra de Martín Lutero y por el testimonio de sus contemporáneos, los excesos, pasiones brutales, iras, depresiones, remordimientos, sacrilegios, desprecios, odios, contradicciones, soberbia y subversión social sangrienta de este falso reformador desde el momento de su rebelión hasta su muerte, así como la de todos sus cómplices, que apoyados por Lutero y sus enseñanzas así como por su invitación y ejemplo, cometieron los mismos desmanes y se fueron más lejos incluyendo el divorcio, adulterio, incesto, violaciones, bigamia, trigamia y poligamia simultáneas, amén de otros muchos escándalos.

Recorriendo las sectas hasta llegar a la última y mas cruda consecuencia del Protestantismo, cual es la secta de los Testigos de Jehova, diremos que tampoco es santa ni verdadera, porque sus fundadores - que pueden señalarse dos sucesivos - no fueron ni santos ni verdaderos.

a) Carlos Taze Russell, de filiación protestante adventista - sus padres eran protestantes presbiteranos - fabricante y comerciante en telas, adoptó la hipótesis inventada por N. H. Barbour, de la inminente segunda venida de Cristo.

Se asoció con Barbour en el negocio de escribir, editar y vender libros explotando el mismo tema y congregando adeptos que colocaran la mercancía.

Por desavenencias se separaron, llevándose Russell la mayoría de adeptos, a quienes posteriormente engañó diciéndoles que la resurrección de Cristo había sido sólo en espíritu y por eso su venida no había sido percibida. Todo se lo tragaron los adeptos, porque Russell era de trato fino y bondadoso que le valió el sobrenombre de "El Pastor".

La vida y milagros de Russell constan como comerciante de literatura pseudo-religiosa y fraudulento explotador de los incautos a quienes vendía a precio exorbitante trigo, frijol y algodón milagrosos y por haber sido demandado varias veces. Su demanda más famosa fue la que promovió su esposa acusándolo de llevar conducta depravada con las mujeres que se adherían a la secta. La sentencia, con pruebas, le fue desfavorable, y aunque apeló, cinco veces, la definitiva fue condenatoria.

Hasta la muerte de Russell, la secta había permanecido dentro de los lineamientos fundamentales del Protestantismo, con la añadidura de la segunda venida de Cristo y mentiras circunstantes para apoyo, el cambio de fechas trasladando de 1874 con Barbour a 1914 siendo Russel presidente de la sociedad, y el fin del mundo que primero anunciaron ocurriría en 1874 o 1878 y después que para 1914.

Russel murió riquísimo en 1916 esperando el cumplimiento de sus profesías, que ni con prórrogas amañadas tuvieron cumplimiento. Esta hombre , ¿no merece el dictado de "falso profeta" y su secta de "mayúscula falsificación"? Sin embargo, sus adeptos afirmaron que Russell había resucitado instantáneamente y se encontró por los aires para unirse a su amado Señor.

b) El segundo Presidente de la Secta, a quien consideramos como cofundador, fue José Rutherford, llamado "el Juez" por su dureza y centralismo totalitario.

Fue elegido de modo comercial con votos vendidos en diez dólares cada uno, con lo que losciento cincuenta mil votos comprados por los escasos adeptos, le produjeron millón y medio de dólares, al valor de los de 1917.

Este dio otro rumbo a la secta y borró de ella todo vestigio de cristianismo aboliendo la Navidad, el culto a Jesucristo y la cruz.

Hizo desaparecer los innumerables folletos escritos por Russell e imprimió a la secta un carácter anticatólico que raya en fanatismo, pues dice que la Iglesia Católica es el principal enemigo de Dios y parte de la organización diabólica.

Desde luego, y comprobando el fracaso de su antecesor, cambió las fechas profetizadas: que la resurrección primera sería en 1918, que el Armagedón, la Segunda Venida y el Milenio quedan para tiempos futuros. Abraham, Isaac, Jacob, David y los Profetas del Antiguo Testamento, un total de setenta Príncipes, resucitarían en 1925, y que desde ese año 1925 no moriría ninguno de los que realmente creyera en la predicación de los "Testigos".

Rutherford abusó de la credulidad de sus adeptos, ya que, para alojar dignamente a estos Patriarcas y Profetas 'resucitados, les obligó a construir una mansión elegantísima en San Diego California. Para esperarlos, Rutherford se instaló cómodamente en ella y la llamó "Beth Sarim" o Casa de los Príncipes.

Al igual que Lutero, este "Juez" se valió de la agresión, la burla y la caricatura para ridiculizar a la Iglesia y sus Jerarcas.

Fue altamente agresivo y provocó conflictos con el Gobierno. Imprimió a su secta los mismos ímpetus para llamar la atención y hacerse pasar por víctimas. De aquí que todos los "Testigos" de su época atacaran con furia todas las instituciones civiles y religiosas, y se portaran déspotas y tajantes en su propaganda.

El Juez Rutherford fue quien, el año 1931 dio nombre a los sectarios llamándoles, dizque por inspiración divina, "Testigos de Jehova". Así anuló definitivamente la memoria del primitivo fundador, pues antes se llamaban "Russellitas".

Veinticinco años dirigió la Sociedad imponiendo con intransigencia sus inapelables decisiones. Murió a los 72 años el 8 de enero de 1942, él, que había profetizado que desde 1925 no morirían los verdaderos Testigos.

El deceso ocurrió en Beth Sarím o Casa de los Príncipes. Después de su muerte los Testigos quisieron convertir esa casa en sepulcro de su jefe y santuario de la secta. El Gobierno lo impidió y tuvieron que venderla. La casa subsiste aún y puede se vista de lejos. Esto lo afirma el Sr. Antonio Carrera y puede probarlo con el libro en inglés"salvación", pgs. 131 y 121, y la pag. 24 del folleto "Los testigos de Jehová y la verdad". Los actuales jefes dicen ignorar estos datos y sucesos, y para ocultarlo han mandado recoger todos los ejemplares de "Salvación". (Carrera "Los falsos manejos..." pgs. 37-40).

c) Para completar el panorama, veamos al sucesor, elegido también con votos comprados en diez dólares.

Natan Homer knorr, antes Vicepresidente de la Sociedad, fue elegido por unanimidad el mismo año 1942.

Conservando el mismo sistema centralista y dictatorial, Knorr imprimió a la secta mercantilista un sentido tecnológico: expande las imprentas, establece nuevos métodos de proselitismo exigiendo una introducción afable, modales corteses; establece escuelas para propagandistas, control por zonas, realiza congresos ruidosos para lograr publicidad...

Como Rutherford eliminó toda memoria de Russell, ahora Knorr, "el Hermano", elimina a Rutherford de la literatura y propaganda grabada, confiscando sus libros y reemplazándolos por otros, como "El Arpa de Dios" fue reemplazado por "Sea Dios veraz", y las doctrinas fundamentales de la secta reciben matices de modificación.

A Knorr se debe que un fuerte grupo de especialistas en la mentira, bajo su dirección, tradujera a su modo la Biblia, llamándola "Traducción del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras", que por obligación deben usar todos los "Testigos".

Pero no podía salir de este mundo sin obtener un certificado de "Falso Profeta", como lo obtuvieron sus Antecesores. Knorr profetizó el fin del mundo y comienzo del Milenio para 1975. Murió en 1977 después de gobernar la secta por 35 años.

Actualmente, la Secta es gobernada por F. W. Franz cuenta cerca de tres millones de adeptos. Unos se ilusionan y se adhieren; pero cuando llega la fecha del fin, del mundo y nada ocurre, muchas se decepcionan y se retiran, pero son suplidos por nuevos incautos cuyo adoctrinamiento sufre, según las circunstancias, cambio y variación.

__________________


"Varías, luego mientes". Era este un principio de los antiguos para discernir la veracidad de todo testimonio. Es así que los "Testigos" han variado y cada generación recibe nuevos adoctrinamientos conforme la oportunidad del momento. Luego los "testigos" mienten.

Hay cuestiones históricas cuya importancia exige una estabilización, cuales son las fechas de la venida de Cristo, la del fin del mundo, Armagedón y Milenio, las cuales osaron predecir con exactitud cuando el mismo Cristo, interrogado por sus Apóstoles, no quiso revelar en cuanto hombre, reservándose el secreto en cuanto Dios Juez de vivos y muertos y callándolo como Maestro para que todos viviéramos prevenidos y en alerta del día de nuestra muerte y en anhelo constante de su Segunda Venida. (Consultar Mth. XXIV-36; 42.- Mc. XIII-32-33; Luc. XXI-34-36).

Y hay verdades dogmáticas cuyos fundamentos se cimentan en las verdades eternas. Estos dogmas están entrañados en la Divina Revelación conservada en la Biblia y la Tradición Apostólica custodiada por la Iglesia y expuesta por su Magisterio Infalible. Tales dogmas, como la existencia de la Santísima Trinidad, la Divinidad de Cristo y otros más, no pueden ser cambiados ni deben ser tergiversados por la soberbia palabrería de los herejes.

Si ellos desechan a Cristo para edificarse un milenio materialista de placeres y tranquilidad, que tengan en cuenta esta profecía del mismo Dios confirmada, por Cristo y que tiene cumplimiento, constante y seguirá cumpliéndose hasta el fin del mundo: "La' piedra que desecharon los constructores viene ahora a ser la piedra angular: por obra del Señor se hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos" (Salmo CXVII-22-23)... "Quien cayere sobre esta piedra se hará trizas, y sobre quien cayere le triturará" (Mth. XXI-42 ...44).

Quienes han vivido en la secta de los Testigos de Jehová avanzando en cargos y confianza, y la han investigado y conocido a fondo, aseguran, desengañados, que sus dirigentes no la manejan como sociedad religiosa, sino como empresa mercantil transnacional. Y hasta han publicado estudios sobre las fabulosas ganancias de la Watchtower de Brooklin, sustentadas por miles de personas pobres que, engañadas, venden de casa en casa esa mercancía venenosa. Aquí podemos consultar al Autor Antonio Carrera en su libro "Los Falsos manejos de los Testigos de Jehová", Cap. III "Cómo se enriquece el Imperio de la Torre", pgs. 98 y siguientes.

Los dirigentes dan, ante todo, una cátedra mundial del buen comercio. Todo buen comerciante renueva sus escaparates para llamar la atención de los transeúntes y hacerlos clientes permanentes mediante una constante novedad. Así hacen los comerciantes de la Watchtower: retiran de su escaparate de ideologías religiosas todo lo que el mundo actual no digiera fácilmente y le presentan nuevos adoctrinamientos conforme las nuevas circunstancias.

Igualmente, todo buen comerciante presenta gangas, descuentos, promociones limitadas a ciertas fechas para mover a sus clientes a aprovechar apresuradamente las ofertas. Así los "Testigos": señalan un fin del mundo perentorio para animar a los incautos a entrar en el entrampamiento de su secta sin pérdida de tiempo, y cuando en esa fecha no se cumple la "profecía", dan prórrogas y señalan otro tiempo no muy distante, para captar el mayor número posible de seguidores.

Pero lo más importante en el comercio es el dinero. Este es el alma del negocio. A los testigos de Jehová les importa ante todo el alma del negocio y jamas han tomado en cuenta el negocio de las almas. Comenzando con que niegan la existencia del alma y ven en sus adeptos sin alma, puros animales domesticados, puros esclavos obligados por presiones psicológicas y de espionaje organizado, a recorrer las calles para vender su literatura, sin retribuirles ni un solo centavo por su esfuerzo; gastos, tiempo, actividad... Por eso la Torre de Brooklyn se ha enriquecido de la manera mas injusta y escandalosa.

________________________


Qué distinto es el panorama que nos presenta la Religión Católica, en cuya Iglesia hemos sido bautizados:

Basada en la revelación, de que es depositaria e interprete, nos enseña la existencia de Dios y su relación con nosotros por la creación, conservación y vocación a la salvación eterna.

Nos enseña la existencia del alma como substancia espiritual e inmortal.

Nos muestra la historia de la salvación del genero humano, con sus vicisitudes polarizadas y correlativas del pecado y la Redención.

Nos presenta al Redentor en su exacta identidad: Dios encarnado.

Siendo Ella depositaria de la Gracia, nos aplica la Redención en el Bautismo, por medio del cual Dios infunde en nosotros la Gracia Santificante, la que cultiva e incrementa por la Oración, los Sacramentos y las Buenas Obras.

Nos enseña a aprovechar las Gracias Actuales conduciéndonos por el dominio personal de los malos instintos, al cultivo de las virtudes hasta lograr la perfección del Cristianismo.

Por su Sacerdocio, ofrece el Santo Sacrificio para dar gloria infinita al Padre por Cristo en el Espíritu Santo y para el provecho espiritual de vivos y muertos.

Nos acompaña en todos los momentos de nuestra vida con amorosa solicitud, pidiéndonos que vivamos siempre preparados para pasar, por la muerte, del tiempo a la eternidad.

Nos entrega a la presencia de Dios para ser remunerados del servicio rendido a Dios, del cual depende nuestra eterna felicidad.

Aun después de la muerte sigue unida con quienes ya han triunfado y hace que, quienes aun luchan en este mundo, no aparten sus ojos del cielo, abrazando con abnegación las penas de esta vida como medio providencial de configurarse con Cristo.

Todo esto con paz, con equilibrio, sin presiones y angustiosas expectaciones escatológicas, sin vanos vaticinios ni augurios, sin charlatanerías ni disputas, sin fanatismo; en un servicio de Dios, alegre, profundo, responsable, con que todo fiel católico debe labrarse su eterna salvación.

Esta es la paz y seguridad que, por la Iglesia Católica, nos comunica el Verbo Eterno, Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.

Fuera de esta Iglesia no hay salvación.

sábado, 5 de julio de 2014

Sobre las sectas protestantes (cont.).


Cuanto dejamos dicho del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, es enseñanza del Magisterio Eclesiástico, que es Infalible, y lo concluye de la Revelación (Biblia y Tradición Apostólica).

Este Dogma, en sí mismo, es un misterio cuya existencia no conoceríamos si el mismo Cristo no se hubiera dignado revelárnoslo. Pero el misterio no puede ser explicado porque dejaría de ser misterio y porque excede la capacidad de nuestra pobre inteligencia. No es posible que la inteligencia humana abarque y domine a la Esencia Divina.

Solo Dios se entiende, se conoce y se comprende perfectísimamente a Sí mismo. Nosotros, aquí y en el tiempo, tenemos un anticipo mediante la Fe y la Revelación, pero poseeremos plenamente la verdad integral cuando estemos en la Gloria de la Eternidad, a proporción de nuestra simple condición de creaturas elevadas al orden sobrenatural e iluminadas con la "luz de la gloria". El conocimiento de aquí abajo es parcial y nebuloso; el del cielo será claro y profundo, pero no en la plenitud de la infinitud divina sino en relación con nuestra capacidad. Así dice San Pablo: "... ahora vemos por medio de espejo, en enigma; mas "entonces cara a cara. Ahora conozco parcialmente; entonces conoceré plenamente, al modo que yo mismo fui conocido." (I Cor. XIII - 12).

Y aquí conviene hacer notable la mala fe de los "Testigos": en todo lo que fácilmente se percibe en la Sagrada Escritura, tuercen la verdad por la tergiversación de los textos; mas en lo que es de suyo ininteligible, niegan con aire dogmatista, exigen razones lógicas y matemáticas, cuando que las mismas ciencias exactas se estrellan ante el misterio de Tres en Uno y Uno en Tres. Porque la Verdad de que se trata excede nuestras fuerzas naturales, y sólo auxiliados por la gracia discurrimos con la Metafísica y la Teología distinguiendo entre Naturaleza y Substancia, entre Persona y Esencia, entre Procesiones y misiones, entre propiedad, unidad e igualdad.

Es Cristo quien, al brindar la aplicación de su Redención, al abrir las puertas de la Iglesia y de la salvación, exige la aceptación de este Misterio: " ... bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mth. XVIII - 19). "El que creyere (dijo; no el que comprobare con las matemáticas ni el que gastare más saliva en discusiones) será salvo". Y si los cálculos de los Testigos de Jehová, si su nominalismo teológico, si su empeño judaizante en retener una teocracia monolítica de corte veterotestamentario desconociendo la apertura gradual de la Revelación hasta la culminación meridiana del Nuevo Testamento, - quieren oponerse a esta gran verdad - caerán en la segunda parte de esta sentencia: "el que no creyere, será condenado". (Mc. XVI - 16).

Al tratar de la Santísima Trinidad se impone la Fe, y es la Iglesia quien nos guía, primero presentándonos la existencia del Misterio y después garantizando por la veracidad de su Magisterio, que por voluntad de Cristo nos confirma con Verdad infalible: "Yo he rogado por ti - dijo a San Pedro - para que tu fe no desfallezca; y tú, cuando te conviertas, confirma a tus hermanos". (Luc. XXII - 32).

En el Catecismo, que es la síntesis didáctica y gradual de todas las disquisiciones de la Teología, que a su vez sistematiza las conclusiones de la Revelación; en el Catecismo, digo, se nos entrega desde nuestros primeros años, la doctrina bimilenaria del verdadero Cristianismo.

En cuanto a este Misterio, pide fe y dice: "La fe de este misterio ... " No entrega una noticia matemática, sino que pide creencia: "consiste en creer ... " 

Esta es la fórmula que nos entrega el Catecismo de Ripalda, y que debieron haber tenido presente cuantos escucharon a los Testigos de Jehová, para horrorizarse de sus imperdonables blasfemias y rechazar su horrible herejía. Dice así el Catecismo:

"La fe de este Misterio consiste en creer que hay un solo Dios en el orden sobrenatural, y que Este es Eterno, infinitamente Bueno, Santo, Sabio, Poderoso, Principio y Fin de todas las cosas, Causa de todas las causas, y que encierra en Sí todas las perfecciones posibles e imaginables.

Que Dios es Uno en Esencia y Trino en Personas.

La Primera Persona de la Santísima Trinidad se llama PADRE. Esta Divina Persona no es hecha ni creada ni engendrada, sino que es por Sí misma. 

La Segunda Persona de la Santísima Trinidad se llama HIJO. Esta Divina Persona no es hecha ni creada, pero sí engendrada por el entendimiento del Padre, que, entendiéndose o mirándose desde su eternidad en su esencia divina, como en espejo purísimo, produjo una imagen infinita, eterna, inmensa e igual en todas perfecciones, comunicándole por el entendimiento su propia esencia y voluntad y demás atributos que en El se hallan. Y así se llama y es verdaderamente y con todo rigor y propiedad, Hijo Eterno del Eterno Padre.

La Tercera Persona de la Santísima Trinidad se llama ESPÍRITU SANTO. Esta Divina Persona no es hecha, ni creada, ni engendrada, sino que procede del Padre y del Hijo como de un principio, que amándose el Padre y el Hijo espiran un término de Amor, que es el Espíritu Santo, consubstancial y perfectísimo.

Y aunque en este santísimo Misterio decimos que el Padre engendra al Hijo y que del Padre y del Hijo procede el Espíritu Santo, no por eso hemos de decir que el Padre es más perfecto que el Hijo y el Hijo más perfecto que el Espíritu Santo. Y la razón es que, en las Tres Divinas Personas, tanta perfección es el engendrar como el ser engendrado, y tanta el espirar como el ser espirado.

Asimismo, aunque en este Santísimo Misterio decimos que la Primera Persona es el Padre, la Segunda es el Hijo y la Tercera es el Espíritu Santo, no por eso hemos de decir que el Padre es primero que el Hijo y el Hijo primero que el Espíritu Santo, porque en esta Trinidad de personas, ninguna es mayor que otra ni primero que otra, sino que todas Tres son igualmente Infinitas, Perfectas y Eternas. En esta Trinidad de Personas tan Dios es el Padre como el Hijo y tan Dios es el Hijo como el Espíritu Santo, y no son tres dioses, sino un solo Dios en esencia y Trino en Personas."

Con esta profesión de fe, como si fuera un exorcismo, se rechaza la saña diabólica de los Testigos de Jehová, sus malabarismos de palabras, etimologías y semántica, su pretendida filología y discurso a textos originales, sus disputas interminables, su ampulosidad en determinarlo todo, su soberbia. Recházase así la burla que ellos hacen de este Misterio despersonalizando al Espíritu Santo hasta reducirlo a simple dinamismo; exigiendo que se atribuya al Verbo Eterno subsistente en la eternidad, lo que el mismo Verbo ya Encarnado desarrolla en el tiempo, y viceversa; sin distinguir la Naturaleza Divina de la Humana, y pretendiendo omitir que en Cristo no hay persona humana, sino únicamente la Divina.

Ya antes habían disputado muchos herejes antitrinitarios y fueron, anatematizados por los primeros Concilios. Ahora estos "falsos testigos" resucitan las antiguas herejías trinitarias y arrianas, y siguen disputando movidos por quien inyecta la soberbia.

Todo esto los señala como verdaderos herejes, carentes del Espíritu Santo, enemigos de Dios y de su Cristo (Sal. 11-2), de quien escribía San Juan: "Muchos seductores han venido al mundo: los que no confiesan a Jesús como Mesías venido en carne. Esa gente es el seductor y el anticristo" (II Jn. 7).

Las consecuencias que se siguen de esta negación de la Santísima Trinidad son gravísimas:

1.- La ridiculez de quienes se llaman testigos y no dan testimonio del Misterio en Dios, revelado por Jesucristo: Uno en esencia y trino en Personas: fórmula teológica que ellos buscan literalmente en su Biblia y no la encuentran a la letra, pero tampoco en el resplandor que, a la luz de la Tradición Apostólica, emiten los textos y contextos. Su amañada exégesis los priva del verdadero conocimiento: no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Nuestros niños, humildemente convencidos por la fe de su bautismo, repiten estas formulas: 

"¿El Padre es Dios? - Sí es. 
¿El Hijo es Dios? - Sí es. 
¿El Espíritu Santo es Dios? - Sí es. 
¿Son por ventura tres dioses? - No, sino Uno en Esencia y Trino en Personas... Aunque en Dios 
Hay tres Personas, toda son un mismo Dios, porque tienen el mismo Ser y Naturaleza Divina."

Esta es la humildad de aquellos de quienes dijo Cristo: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios"(Mt. V-8).

2.- Cierran la Redención a las almas.- porque al negar la existencia de la Santísima Trinidad anulan la validez del Bautismo, único Sacramento que da la justificación primera aplicando la Redención.

El mandato de Cristo es tajante: debemos ser bautizados en Nombre y Virtud de la Santísima Trinidad, Y esto  bajo pena de condenación: (Mt. XXVIII-19; Mc. XVI- 16).

No vale el Bautismo de quien no acepta el Dogma de la Unidad en trinidad, ni puede aplicarse bautismo válido si no se realiza en esta fórmula trinitaria o si el ministro no cree en este Dogma fundamental.

Así se puede razonar para demostrar que bastaría la negación de este Misterio para asegurar que la Secta de los Testigos de Jehová es enemiga de Dios y de la salvación de las almas.

Sobre las sectas protestantes (cont.).


III.- Del hombre sabemos que "dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza". (Gén. I - 26)... "Entonces formó Yahvéh Dios al hombre del polvo del suelo, e insuflando en sus narices aliento vital, quedó constituido el hombre como ser vivo" (II - 7).

Este aliento es el principio vital, substancia espiritual que llamamos "alma": el "Yo", lo que constituye a la persona y hace al ser humano racional, volitivo y consciente; lo que produce actos espirituales como la idea por el entendimiento, el amor o el odio por la voluntad; la profunda convicción de la propia existencia por la consciencia; la continuidad de la responsabilidad a través del tiempo; lo que permanece inalterable en la médula del propio ser aunque el cuerpo cambie físicamente a causa de la edad o las vicisitudes.

Es esta una substancia simple, carente de partes, que está toda en todo el cuerpo y toda en cada una de las partes de este cuerpo. Por ser espiritual y simple, no es hecha ni transmitida por los padres como lo es el cuerpo, sino que es creada individualmente por Dios en el primer instante de la concepción; y por ser substancia simple no es divisible ni menos corruptible: por esto es inmortal, y sólo podría dejar de ser por aniquilación.

El Sagrado Libro del Eclesiastés nos presenta la distinción entre cuerpo y alma en el momento de la muerte, en que el alma subsiste en tanto que el cuerpo vuelve al polvo: "... y torne el polvo a la tierra como era, y el hálito vital vuelva a Dios que lo creó". (Ecles. XII - 7). Y Cristo nos pondera la superioridad y excelencia del alma sobre el cuerpo: "Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero al alma no la pueden matar ..." (Mth. X - 28). El Sagrado Libro de la Sabiduría contempla al alma del justo después de la muerte: "Mas el justo, aun cuando muera antes de tiempo, disfrutará de reposo... Porque era acepta su alma al Señor, por eso se apresuró a sacarlo de enmedio de la iniquidad".

"Las almas de los justos están en manos de Dios y no les tocará tormento alguno ..." (Sap. IV-7 ... ; III-1).

Pues todas estas grandezas del don natural más precioso que hizo Dios al hombre, base de todos sus privilegios de inmortalidad y elevación al orden sobrenatural con vocación a la Eterna Bienaventuranza, se atreven a negarlas los que dicen dar testimonio de Jehová, y a reducir al hombre a la ínfima categoría de animal o planta.

En efecto, al negar que el hombre tiene, alma, haciendo un margallate con los términos: vida, espíritu, sangre, aliento, etc., todo menos aquella substancia espiritual e inmortal que enseña la Iglesia Católica: al negar el alma, decimos, pretenden borrar en el hombre la imagen y semejanza de Dios y su vocación a la eterna bienaventuranza. Si el hombre no tuviera alma, vano sería luchar por la salvación, y los mismos Testigos están luchando en vano.

Debemos notar que el objetivo de esta negación que aparenta ser un simple juego de palabras, es de gravísima trascendencia: de este modo la secta cierra al hombre toda posibilidad de salvación y, al cancelarla, borra toda esperanza y elevación hacia el bien y hacia el cielo que Dios nos tiene prometido. Amarga fue mi experiencia en la conflagración de Ixhuatepec al ver morir a un niño que preguntaba ansiosamente si en la Biblia habría un texto que le probara tener alma, y que la madre se opuso rotundamente a que yo le administrara el bautismo. Igualmente, el recibir esta respuesta de dos propagandistas muy jóvenes: "no nos hable de su cielo; nosotros no queremos ir al cielo".

Pero es una verdad probada: Dios da su Cielo a sus fieles servidores, precisamente en el momento en que pasan de esta vida a la eternidad, como aseguró al Buen ladrón: "En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso," (Luc. XXIII - 43). Frase divina que los sectarios aún retuercen y desvirtúan cambiándole la puntuación y dándole un sentido inadmisible en el texto original griego y menos aún con el contexto confirmado por otros pasajes, v. gr. Tim. IV - 8.


IV.- Cuando los Testigos niegan la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, (a quien ellos consideran un ángel superior y privilegiado, hijo de Dios por creación, pero no Dios), están negando la Redención. Ya que el pecado de Adán, que reviste proporciones de infinito por haberse perpetrado contra la autoridad y Persona de Dios Infinito, sólo pudo ser perdonado mediante una satisfacción de méritos infinitos. Una creatura finita sólo puede tener méritos finitos. Pero Cristo tiene méritos infinitos por ser Dios. Una simple creatura, por grande, perfecta y privilegiada que fuera, no pudo habernos redimido.

Hay algo más: al negar la Filiación Divina y Eterna del Verbo consubstancial, niegan la correlativa paternidad de la primera Persona Divina y no dan testimonio en su favor, pues dice la Escritura: "Todo el que niega al Hijo, tampoco admite al Padre" (I Jn. II - 23). Y con esto se acreditan de anticristos, conforme la advertencia del mismo San Juan: "Este es el anticristo: el que niega al Padre y al Hijo". (I Jn. II- 22).


V.- Consecuencia de estas adulteraciones de la Escritura perpetradas por los ya probados "anticristos", es la negación que ellos hacen del misterio de la Santísima Trinidad; y por eso los "Testigos no dan testimonio de Dios, Quien es Uno en Esencia y Trino en Personas. Creencia que ha sido fundamental del Cristianismo, expresada como Dogma desde los inicios de la Iglesia y como la puerta de la Iglesia, y consignada en todos los srmbolOs de la Fe" o "Credo" que expresan él sentir de la Tradición Apostólica.

La fórmula impuesta por Nuestro Señor Jesucristo para el Bautismo es, al mismo tiempo, una revelación de la existencia de la Trinidad Beatísima: "... bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mth. XXVIII - 19). Dice "en el Nombre" , singular, para significar la unidad de esencia; separa: "del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo", para darnos a entender la distinción de Personas.

En el transcurso de la Escritura se encuentra suficientemente expresada la existencia de este Misterio. He aquí algunos Textos:

a) Divinidad de cada Una de las Personas: luc. I - 35.- "El Espíritu Santo (Tercera Persona Divina) descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo (Primera Persona Divina) te cubrirá con su sombra. Por tanto, lo que nazca de ti, será llamado santo, Hijo de Dios" (Segunda Persona Divina, que en este caso se proyecta en relación con su encarnación).

Sabiduría, VII - 26 - 27,- (la Sabiduría es:) Irradiación esplendorosa (Hijo) de la Eterna Lumbre (Padre) y espejo inmaculado de la energía de Dios y una imagen de su bondad (Espíritu Santo). Y con ser Una, (consubstancialidad) lo puede todo (igualdad de atributos) sin salir de Sí (inmanencia, operaciones ad intra) todas las cosas renueva (operaciones ad extra), y en todas las edades (providencia en el tiempo) transfundiéndose en las almas santas (inhabitación por la Gracia), hace de ellas amigos de Dios (Redención, Gracia Santificante) y profetas (carismas e inspiración de la Sagrada Escritura).


b) Prueba de que la Segunda Persona es Divina: Jn. I-1.- "En el principio" = desde la eternidad "era el Verbo".- Al tomar San Juan la palabra Verbo (Logos), revela que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad es engendrada por vía de entendimiento y es Idea subsistente, consubstancial al Padre, igual en todo a su origen por ser su Perfectísima Imagen. Haciendo eco a Sab VII-26, lo repite San Pablo en Hebr. I-3: "... el cual, siendo destello esplendoroso de SU gloria e impronta de su substancia". (generaCión Y consubstancialidad).

"Y el Verbo era Dios".- Lo cual declara la divinidad del Verbo, esto es, el ser divino, la esencia divina, la Persona Trinitaria: Dios era el Verbo.- Esta es la significación de las palabras que el mismo San Juan escribe al final de su primera epístola: "Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que conozcamos al Verdadero, y estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesús-Cristo. Este es el verdadero Dios y vida eterna. (I Jn. V - 20).


c) Pruebas de que el Espíritu Santo es Persona Divina:

Guarda relaciones reales con el Padre y el Hijo, que denotan la misma Naturaleza Divina. Y así:

* Procede del Padre en igualdad de naturaleza: "El Paráclito que Yo os enviaré de cabe el Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre" (Jn. XV-26).

* Procede del Hijo en iqualdad de naturaleza: "El me glorificará porque recibe de lo mío". (Jn. XVI - 14).

* Luego procede el Padre y del Hijo por espiración en igualdad de naturaleza divina: "Todo cuanto tiene el Padre es mío: por eso os he dicho que recibe de lo mío." (Jn. XVI - 15).

Así se prueba que no es una fuerza abstracta por más que se le presente dinámica: porque tiene funciones vitales, inteligentes, volitivas y conscientes: Por ejemplo:

* Es enviado; es decir, participa en igual consorcio en la Obra de la Redención, en cuanto santifica: "Os lo enviaré (Jn. XVI - 7).

* Prevalece y triunfa: "Y El, cuando viniere, convencerá al mundo" (Jn. XVI-8).

* El Consolador (Paráclito), el Espíritu Santo que enviará el Padre en mi nombre" (Jn. XIV-26).

* Enseña y conduce: "Os guiará por el camino de la verdad" (Jn. XVI - 13).

* Glorifica a Cristo: "El me glorificará" (14).

* Recibe y transmite: "Lo que oyere, eso hablará" (13).

* Inspira e impulsa: "Se llenaron todos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar según que el Espíritu Santo les movía a expresarse" (Hechos II - 4).

* Habla y aconseja interiormente:

"No seréis vosotros quienes hablaréis, sino el Espíritu Santo hablará por vosotros" (Mc. XIII-11).

* Ruega en el interior de las almas: 
"Envió Dios desde el Cielo, de cabe Sí, a nuestros corazones, el Espíritu de su Hijo, en el cual clamamos: ¡Abbá!: i Padre!" (Gál. IV - 6.- Nuevamente véase la mención conjunta y distinta de cada una de las Divinas Personas, su Misión y procedencia. )

* Infunde y reparte el amor sobrenatural: "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rom. V - 5).

* Reparte los Carismas y dones sobrenaturales: "Mas todos estos dones obra un mismo y solo Espíritu, repartiendo en particular a cada uno, según quiere" (I Cor. XII - 11.- nótese que ejerce voluntariamente).

* Habló por boca de los profetas: "David, en Espíritu, le llama Señor ... " (Mth. XXII - 43) "Lo que dijo el Señor por boca del Profeta ... " (Mth. I - 22; II - 15).- Quien tenga oído, oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias". (Apoc. II - 17).- "Llevados del Espíritu Santo hablaron los hombres de parte de Dios" (II Petr. I - 21).

* Es principio de unidad en la Iglesia: "Porque en un mismo Espíritu todos nosotros fuimos bautizados ... para formar un sólo cuerpo". (I Cor. XII - 13).

* Es principio de vida sobrenatural dando eficacia divina a las aguas del Bautismo: "Quien no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios" (Jn. III - 5).

* Es principio de resurrección: "El que resucitó a Jesús de entre los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por obra de su Espíritu que habita en vosotros." (Rom. VIII - 11).

Por estos y otros muchos efectos sobrenaturales revelados en el Nuevo Testamento y que sólo realiza una Persona de igual Naturaleza y Substancia que quienes la envían, sabemos que el Espíritu Santo es Persona Divina, de la misma Naturaleza Divina que el Padre y el Hijo, procedente de Ambos por espiración y Consubstancial en la Divinidad porque únicamente hay un solo Dios.

viernes, 4 de julio de 2014

Sobre las sectas protestantes (cont.).

LOS "TESTIGOS DE JEHOVÁ"

De todas las sectas protestantes, la peor y más furibunda es la super - herética secta de los "Testigos de Jehová". Y digo la peor, porque a todas las negaciones y herejías de sus antecesores protestantes, añaden otras peores. Por ejemplo:

a) que no existe el Misterio de la Santísima Trinidad;

b) que Jesucristo no es Dios;

c) que el hombre no tiene alma,

d) otras monstruosidades y ridiculeces.

La férrea organización de la Secta, controlada por zonas y distritos con métodos de espionaje y claves, por los ocultos dirigentes que dominan desde la Watchtower en Brooklyn, N. Y., hace esclavos de la organización a quienes han tenido la desgracia de aceptar su propaganda.

Jamás encontraremos, entre los que abrazan el Protestantismo, a personas instruidas en su Fe Católica, ni a personas que han practicado fervorosamente todos los medios de salvación que Dios ha depositado en nuestra Santa Religión (Sacramentos, Misa, Gracia Santificante, Oración, buenas obras), ni a personas que ajustaron su conducta a los Mandamientos de la Ley de Dios.

Siempre han sido tomadas por sorpresa en momentos de crisis, de presión, abandono, despecho, ignorancia, deseo de ser tomadas en cuenta, vacío de cariño y otras muchas situaciones psicológicas que debilitan a quien no está bien cimentado en la Fe. Ya lo decía un mecánico usando de perfecta lógica popular: "Ustedes son como el sarampión: siempre atacan y vencen a los organismos más débiles".

Estas personas, alejadas del Sacerdote, incapaces por su ignorancia religiosa de comparar la Divina Religión que ya tienen, con la falsificación que les ofrecen, no consultan, no acuden a los Ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios" (1 Cor. IV - 1), para preguntar, para consultar, o si ustedes quieren, hasta para reclamar lo que les han dicho que es un engaño; sino que por sí mismas dan un paso tan trascendental y peligroso como es el cambio de religión, sin pensar que en eso se juegan la salvación de sus almas.

Y una vez absorbidos por la Secta, sufren un verdadero lavado de cerebro con sus juntas, instrucciones, lecturas de libros que tergiversan las auténticas Escrituras, de revistas "Atalaya", "Despertad", camufladas ahora con apariencias científicas, pero con una puya constante de penetración psicológica: el pernicioso "mensaje subliminal" que cambia mentalidades de modo irreversible.

Los dirigentes van más allá del abuso que permitió Lutero sobre la interpretación individual de la Sagrada Escritura: los de la Watchtower se monopolizan la interpretación y la imponen a su capricho, orientando y dirigiendo conforme las conveniencias actuales de la Secta. Investigadores muy serios e imparciales han comprobado que cada subsiguiente edición de artículos o de libros, no coincide con las anteriores en puntos fundamentales, y que frecuentemente hacen recoger los libros ya obsoletos, como si la verdad pasara de moda.

Y para colmo, al no poder probar sus fantasías heréticas con la Biblia , ni siquiera con la que usan los demás protestantes, los "Testigos" se hicieron su propia Biblia, editando una plagada de errores tendenciosos, gracias a la traducción mal-intencionada de muchas palabras clave para los dogmas; v. gr.: llamando "fuerza activa de Dios" y "expresión inspirada" al Espíritu Santo, llamando "un dios" con minúscula al Verbo Divino, con lo cual pretenden destruir el Dogma de la Santísima Trinidad, y así en todos los dogmas católicos.

Los dirigentes norteamericanos (o tal vez judíos materialistas, de las altas esferas racistas y anticristianas) se han constituido en magisterio infalible, y con este tipo de traducciones y consecuentes interpretaciones conducen a sus adeptos a un fanatismo rabioso en contra de la Iglesia Católica.

Obligados a recorrer las calles, bajo la férrea disciplina de un "precursor" o de un instructor en jefe, se reafirman cada vez más en su herejía al escuchar y tener que secundar las introducciones y capciosas objeciones que aquellos hacen a los entrevistados.

A cada uno le dan grados e importancia en la secta conforme las horas de trabajo gratuito que realizan en favor de la Watchtower, resultando que los van introduciendo cada vez más y colmando de honores y de cargos, que los envanecen y ensoberbecen, al mismo tiempo que los espían y los constituyen espías de los demás. Ninguno conoce que, mientras más adentro y alto estén en la secta, más esclavos quedan de la mente, voluntad y actividades, más almas pierden con su propaganda y contribuyen más al fabuloso enriquecimiento de los ocultos y ultrasecretos dirigentes, encastillados en su Torre de Brooklyn.

___________________________


REFUTACiÓN:


Unos breves y sencillos razonamientos bastarán para sacar a esas personas de tan funesto enajenamiento:

I.- La Unidad de Dios debe reflejarse en la Unidad de su Religión. Entre todas las Religiones existentes, aquella será la verdadera religión del Dios Uno y Veraz, que sea Una, Santa, Universal y Apostólica.

Una.- Porque Dios es Uno, una sola es la verdad y no se contradice ni es subjetiva. Los Testigos de Jehová son una de tantas sectas protestantes, que por sus contradicciones y variaciones no pueden ser la Religión verdadera: la verdad no es múltiple, ni está fraccionada ni sujeta a veleidades.

Santa.- Porque es Santo el Señor Dios con quien se relaciona, y porque debe conducir las almas a Dios Santo por el camino de la santidad. Los Testigos de Jehová tienen fundadores de conducta muy censurable, que a su vez entroncan con el Protestantismo, ya de suyo deficiente y fundado por hombres corrompidos. Habilísimos en el comercio editorial y en la venta de literatura pseudo-religiosa, desconocen la santificación por la Gracia que Cristo nos compró, no con oro ni con plata, sino con su preciosa Sangre. Y al negar la existencia del alma, no les queda a ellos más que su animalidad, imposible de ser digno receptáculo de la Gracia Santificante. Un rigorismo de prohibiciones ridículas aparenta ser una moral inviolable, pero no pasa de ser una disciplina natural sin trascendencia sobrenatural, como la observancia de los fariseos, que colaban un mosquito y se tragaban un camello: no se deben cantar himnos patrios, pero sí se puede blasfemar de los Misterios de la Revelación. (Cf. Mth. XXIII-24).

Universal.- Porque debe llegar a todo entendimiento humano en todas las generaciones, ya que Dios "quiere que todos los hombres sean salvos" (1 Tim. 11- 4). Pero los Testigos limitan a 144,000 el número de los que irán al cielo (nuevo cielo), en tanto que otros que creyeron a su propaganda vivirán por un milenio en la tierra (nueva tierra) gobernados por esos 144,000, embargados de una felicidad natural. Estos y los demás errores no tienen derecho de universalidad porque distorsionan la mente humana, creada para la verdad.

Apostólica.- Porque de los Apóstoles partió para todo hombre, tiempo y lugar, el genuino mensaje de Cristo y sus medios de salvación. - Los Testigos de Jehová no demuestran su filiación apostólica ni recibieron misión alguna que los acredite como sucesores de los Apóstoles o por lo menos como fieles transmisores de su doctrina. Al contrario, se oponen tenazmente a los Sucesores de los Apóstoles y pretenden destruir la Iglesia que Cristo edificó sobre San Pedro.

Sin embargo, podemos probar suficientemente que la Iglesia Católica Romana sí es Una, Santa, Católica (auténtica y universal), y Apostólica, como recitamos constantemente en el Credo.


II.- Se dicen "Testigos" de Dios Eterno y toman el nombre de "Jehová" aludiendo a las relaciones de Dios con su pueblo escogido en el Antiguo Testamento. Debemos razonar: Si Dios creó al hombre y nunca lo ha abandonado en el curso de su historia, manteniendo siempre viva la llama de la fe y la esperanza del Redentor, ¿dónde estaba la Secta de los Testigos de Jehová antes de 1870 en que fue fundada por el protestante Carlos Taze Russell?

Porque antes de que Russell naciera, transcurrieron tres períodos larguísimos: la Religión Patriarcal desde Adán y sus hijos hasta Abraham; la misma Religión puntualizada y definida por las revelaciones hechas por Dios a Moisés y a los Profetas hasta Jesucristo, y la perfección y culmen de esta Religión Revelada, perfeccionada por Nuestro Señor Jesucristo, de quien parte este Nuevo Testamento que pacta Dios con el hombre por Cristo Nuestro Señor.

En estas tres largas etapas no vemos contradicción, sino unidad, coherencia, continuidad y perfeccionamiento.

Preguntamos: ¿Porqué Dios abandonó a la humanidad en toda su historia privándola de la presencia y palabrería de "sus testigos"?

Seguramente porque no son testioos Suyos, sino enemigos, de aquellos que diría San Pedro: "Hubo también falsos profetas en el pueblo, como también entre vosotros habrá falsos maestros, que disimuladamente introducirán sectas de perdición, y negando al Señor que los redimió, atraerán sobre sí una pronta perdición." (II Petr. II - 1).

Lo que hoy se nos presenta en esta secta, no es un testimonio en favor de Dios, sino un ataque férreo y persistente contra la obra divina, que son el hombre y la Redención, más aún ¡contra el mísmo Dios!



martes, 1 de julio de 2014

Sobre las sectas protestantes (cont.).

En el curso de la historia se han levantado muchos hombres que, conservando el nombre de cristianos, falsean la genuina doctrina de Cristo. Desde los tiempos en que aún vivían los Apóstoles, "surgieron anticristos" (1 Jn. II- 18); es decir, contrarios a Cristo, porque todo aquel que adultere el mensaje de Cristo está contra Cristo: "El que no está conmigo está contra Mí; y el que no recoge conmigo, desparrama" (Mth. XII - 30).

Fue necesario hacer una distinción entre el cristianismo falso y el verdadero, llamando "herejes" y "herejía" a los falsarios y a su falsa religión, y "cristianismo católico" y "católicos" a la verdadera religión y a sus seguidores fieles.

Así apareció la palabra "Católico", como se prueba con documentos que se remontan al siglo segundo, y muy probablemente este nombre se remonte a los tiempos apostólicos.

Porque Católico significa auténtico, con la autenticidad de la verdad y con los derechos de universalidad que tiene la verdad.

Los falsarios o herejes han sido muchos en la historia, y todos han combatido encarnizadamente a la Verdadera Iglesia Cristiana, que es la Católica. Y se da un fenómeno curioso: todos los herejes siempre han estado divididos y peleados entre sí, pero cuando se trata de atacar a la Iglesia Católica, se unen.

A pesar de todo esto, la Iglesia ha prevalecido: mientras las sectas desaparecen por sí mismas. Cristo dijo: "las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella" (Mth. XVI - 18), Y al enviar a sus Apóstoles al mundo, les prometió: 

"Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos". (Mth. XXVIII - 20).


___________________


La más persistente de las herejías ha sido el Protestantismo.

Por Protestantismo entendemos el conjunto de sectas derivadas de la rebelión de un Sacerdote y Fraile apóstata: Martín Lutero, quien en el siglo XVI protestó contra la Autoridad Eclesiástica y contra muchos Dogmas.

Hombre de gran inteligencia y voluntad de hierro, pero de mala entraña, de pasiones indómitas, soberbio y empeñado en contradecir, hizo alianza con los príncipes más traidores y corrompidos, prometiéndoles los bienes eclesiásticos a cambio de permitirle establecer una religión distinta a la Católica, sujeta a ellos e independiente del Papado.

Se apoderó de la Biblia, que la Iglesia había conservado pura e íntegra a través de los siglos. A esta Biblia la mutiló, la tradujo tendenciosamente conforme a su sistema teológico preconcebido, y la erigió como única regla de fe y costumbres, rechazando en su interpretación toda otra autoridad que no fuera la privada de cada lector, y en última instancia, debía acatar la interpretación que Lutero quisiera imponer.

Los principios fundamentales de Martín Lutero son estos:

a) La Biblia es la única regla de fe y costumbres. Se rechaza la Tradición Apostólica y la Autoridad del Romano Pontífice. (Falso).

b) Cada creyente tiene derecho de interpretar la Biblia, bajo la inspiración del Espíritu Santo. (Falso).

c) El hombre es radical e irreversiblemente pecador. (Falso).

d) Sin perder su condición innata de pecador, puede el hombre justificarse por la fe en Jesucristo - justo y pecador a la vez - . (Falso) . - Esta fe luterana es un acto de esperanza y de confianza a la vez, con el que, quien cree, se autosugestiona convenciéndose a sí mismo de haber sido justificado y salvado por Jesucristo. Lutero la llamaba "fe fiducial". - (Falso).

e) La justificación nos viene gratuitamente de Cristo sin que nosotros pongamos algo de nuestra parte y sin que hagamos buenas obras. Basta la fe sola.- (Falso). Pero esa justificación no nos quita los pecados; sólo nos cubre con los méritos de Cristo para que el Padre Celestial, no viendo estos pecados, nos admita en el cielo en atención a los méritos de Cristo. - Algo así como sepulcros blanqueados: blancos por fuera y podridos por dentro. (Falso).

f) El hombre así justificado, hace buenas todas sus obras, así fueran criminales. Pero el que no cree y no está justificado, todo lo que hace es pecado, aunque sean virtudes. - (Falso).

g) Pero al fin de cuentas, la fe no cuenta para su salvación, pues el hombre no se justifica por sus obras, sino por su fe. El hombre no tiene libertad de voluntad (libre albedrío), y por lo mismo, no tiene méritos ante Dios. (Falso).

Todas estas herejías y otras más las divulgó en discursos y folletos entre blasfemas expresiones y palabrotas de carretonero, cargadas de ira y de sarcasmo. Quiso probarlas con la Biblia tendenciosamente traducida a tenor de su sistema teológico preconcebido, obligándola a decir lo que se le antojó, mediante interpretaciones arbitrarias, como hacen ahora sus hijos protestantes.

De todo esto se siguieron gravísimas consecuencias:

- rechazo de toda autoridad eclesiástica y hasta civil.

- convertirse cada uno en maestro de sí mismo.

- inflarse todos de soberbia queriendo enseñar y ser maestro de los demás, como sucede ahora con los protestantes que dicen llevar la luz y la verdad a todo el que encuentran o buscan afanosamente.

- división en sectas subsiguientes, conforme las distintas interpretaciones subjetivas de la Biblia, añadiendo algo más a los errores de Lutero o corrigiéndole unos errores para reafirmar otros, o sacando las últimas consecuencias de los principios luteranos.

- negación sobre negación de muchos Dogmas Católicos.

Y así, discutiendo, peleándose, distinguiendo, separándose, juntándose, adelantándose, inventando, concluyendo,... la inestable y fraccionaría secta luterana, ha engendrado y abortado otras sectas, y éstas otras más, hasta el momento presente en que aparecen más de mil. Algunos protestantes dicen que son veintiún mil, sin darse cuenta de que mientras más se dividan, más débiles son en número y verdad.

Todas estas sectas sobreviven peleándose y contradiciéndose entre sí; pero cuando se trata de atacar a la Iglesia Católica, se unen y disimulan diferencias, como sucede con la cantidad de sectas que aparecen bajo el común denominador de "Evangélicos". En América trabajan con capital extranjero quinientas diez sectas, empeñadas en desestabilizar a la Iglesia para dividir a las Naciones.

jueves, 26 de junio de 2014

Sobre las sectas protestantes.

Alerta a los católicos sobre las Sectas Protestantes, en especial sobre los "Testigos de  Jehová".


Por el P. Manuel Robledo. E. D.




-- I --

PRESENTACIÓN.

Esta publicación es una somera síntesis de lo que el Católico debe saber sobre el Protestantismo y su última fatal modalidad de los "Testigos de Jehová".

Su redacción es brevísima, sencilla y popular en cuanto es posible; pues nace de objeciones, resolver dudas o solicitar aclaraciones.

Atentamente
P. Manuel Robledo, E. D.





... Comenzaré mi intervención con una catequesis sobre la verdadera Fe, dentro de la cual tocaremos otros puntos capitales.

Por Fe entendemos la aceptación de una verdad, atendida la autoridad de quien la afirma. Así, el creer que Dios existe y es Creador, es una verdad que podemos colegir con la luz natural del entendimiento al contemplar la naturaleza que nos rodea; pero conocerlo a ciencia cierta y en su íntima naturaleza, sólo podemos por medio de la Fe, que nos suministra el argumento más profundo (cf. Hebr. XI-1): aceptamos que Dios existe y es Creador, su concepto y definición como infinito y Perfectísimo, su revelación consignada en la Biblia y conservada en la Tradición Apostólica, mediante una garantía de verdad presente entre los hombres: la autoridad y testimonio de la Iglesia.

Esta aceptación intelectual deja de ser puramente natural porque ya trasciende a las realidades sobrenaturales; y éstas habrán de aceptarse sólo mediante una dádiva divina: el don sobrenatural de la Fe, que rompe nuestras limitaciones intelectuales.

La Fe es, pues, un don sobrenatural que Dios infunde en el alma. No se opone al razonamiento ni está fuera de la verdadera ciencia; antes los sobrepasa, complementa y suple en aquel orden que no alcanza la naturaleza humana: el orden sobrenatural.

Atendida ahora la correspondencia y respuesta del hombre a ese Don, se entiende por Fe el conjunto de verdades que creemos y practicamos con relación a Dios.

Es decir, la relación que el hombre tiene para con Dios, tanto de entendimiento para creer, como de voluntad para actuar, y esto, el hombre integral, o sea: alma substancialmente unida al cuerpo, de modo interno y externo, personal y social.

Todo esto responde a la Ley Natural, que es la base fundamental en que el mismo Dios Creador ha cimentado a su creatura racional, y es su dependencia como creatura para con su Creador, su comunicación con El, la vocación que El le ha asignado hacia la Bienaventuranza eterna y los medios sobrenaturales que le proporciona para lograr ese destino eterno.

A esta reciprocidad de relaciones entre Dios y la creatura, le damos el nombre de "Religión".

Ahora bien; después de que el hombre, por su pecado, fue desterrado del Paraíso, perdió gradualmente el sentido de estas relaciones y se fue tras las creaturas corrompiendo sus costumbres y adulterando su Fe. Muchos pueblos se entregaron a la idolatría adorando la materia, ídolos o animales; otros al animismo imaginando que en al agua o en las plantas o animales residía un espíritu superior: otros inventaron la reencarnación, otros el espiritismo para comunicarse con el más allá de la ultratumba, algunos la magia y hasta la hechicería y adivinación.

Mientras el hombre erraba y se precipitaba por la sensualidad, el odio y la guerra, Dios seguía fiel a su promesa de redimir a la humanidad. Para esto eligió una serie de personas que, en línea recta, conservaran por tradición la promesa de la Redención. Y quiso formarse en Abraham una familia, un clan, una tribu, un pueblo, una nación, en la cual depositó la Revelación por medio de Moisés, a quien mandó escribir cuanto le revelaba. Así nació la Sagrada Escritura que, a través de los Profetas, reafirmaría el pacto de Dios con los hombres, de darles un Redentor.

El Redentor nació de Madre Virgen por obra del Espíritu Santo.

El mismo Redentor demostró, con obras y palabras, ser el mismo Hijo de Dios, Consubstancial al Padre.

Al decir "Hijo de Dios", decimos que es la misma naturaleza divina que el Padre. Pues así como un ser vivo y orgánico engendra a otro ser de la misma condición y naturaleza, así el Hijo, que no es creado sino engendrado, es igualmente de la misma naturaleza divina que el Padre.

Y al decir que es Consubstancial, proclamamos su identidad en la Esencia divina, esto es, uno en la substancia (= aquello por lo que Dios es Dios: "el Ser Divino), pues Dios es Uno y Único: hay un solo Dios.

Un ejemplo práctico: Yo, persona humana; Tú, persona humana; Él, persona humana, somos tres personas humanas, tenemos la misma naturaleza humana. Pero yo tengo mi propia esencia, mi ser, mi substancia; tú tienes la tuya y él la suya: tres personas de la misma naturaleza, pero cada una con su propia substancia individual e incomunicable; tres personas, tres substancias.

No así en ese divino Misterio: El Padre, persona Divina; el Hijo, Persona Divina; el Espíritu Santo, Persona Divina: tres Personas que tienen la misma Naturaleza Divina. - Pero también Tres Personas Divinas que tienen la misma única esencia Divina, la misma Substancia, porque al haber únicamente Un solo Dios, son Consubstanciales por tener el mismo Ser. Uno en esencia, Trino en personas: Tres personas distintas, Un solo Dios verdadero.

Volviendo al hijo de Dios Redentor, diremos que por obra del Espíritu Santo asumió la naturaleza humana en el seno de la Virgen; afirmamos que, mediante esa Encarnación, Dios se manifestó al hombre y convivió con el hombre sin dejar su naturaleza divina y conservando su propia esencia divina.: "Emmanuel": Dios con nosotros. (Is. VII - 14).

Esta manifestación divina la hizo mediante su encarnación en el seno de María Virgen, y el Ser que nace en el tiempo es la persona Divina que en la eternidad engendra el Padre: el mismo Dios que, sin dejar de ser Dios en su Esencia, Naturaleza y Persona, es al mismo tiempo Hombre le llamamos Jesucristo: Jesús, por ser el Salvador, y Cristo por ser el Ungido, el Mesías o Enviado. El es verdadero Dios y verdadero Hombre.

A este Misterio, la Teología le llama el Misterio de la unión Hipostática. Humanamente, se explica así:

En un instante determinado, el Espíritu Santo formó en el seno de María un cuerpo humano. En el mismo Instante creó una alma humana, que unió substancialmente a ese Cuerpo. Y en el mismo instante, el Verbo Divino asumió o fundió en Sí este Cuerpo y esta Alma, de modo que de la unión de Cuerpo y Alma no resultó persona humana, sino que prevaleció únicamente la Persona Divina que los asumió o unió consigo substancialmente. Y así, Cristo es verdadero Dios y verdadero Hombre, por la unión indisoluble de la naturaleza Humana con la Naturaleza Divina, sin que resultase persona creada. Así se explica el que San Juan nos revele que "el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, gloria cual del, Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad." (Jn. I - 14).

Todo esto se confirma con las palabras del mismo Cristo: "Tanto, amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo Unigénito, a fin de que, cuantos crean en Él, no perezcan, sino que tengan vida eterna" (Jn. III-16). Y estas otras: "Quien me ha visto a Mí, ha visto al Padre" ... "creedme, que yo estoy en el Padre y el Padre en Mí". (Jn. XIV - 9 - 11). Con las que confirma lo anteriormente dicho: "El Padre y Yo somos Uno mismo" (Jn. X - 30): distinción de Personas por el plural "somos", unidad de esencia por el singular "Uno".

Y cuando el mismo Cristo se manifiesta sujeto y obediente al Padre, no muestra su igualdad de naturaleza ni su identidad de substancia, sino que muestra la distinción de Personas Divinas y la inferior condición de la naturaleza humana que asumió para realizar la misión encomendada por su Padre: la Redención: "(Cristo), subsistiendo en la forma de Dios, no consideró usurpación el ser igual a Dios; antes se anonadó a Sí mismo tomando forma de esclavo, hecho a semejanza de los hombres y en su condición exterior presentándose como hombre" (Filip. II-6-7).

Pues bien, Tal es nuestro Redentor, "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn. I-29), y hemos sido "redimidos no con cosas corruptibles, con plata o con oro ... sino con la preciosa  Sangre de Cristo, como de cordero sin tacha ni mancilla..." (1 Petr. I-18...19).

Este Jesús, el Cristo, el Mesías, al consumar la Redención por su Resurrección, fundó su Iglesia (Jn. XXI - 15 - 17.- Consultar Mth. XVI - 16 - 19); y los mismos paganos dieron en llamar "cristianos" a quienes seguían y predicaban a Cristo organizados jerárquicamente bajo Pedro, dentro de esta Iglesia: (Hechos, XI - 26) De aquí que la Iglesia 'de Cristo sea y se llame "Cristiana", "Iglesia Cristiana".

Esta es la plenitud de la Revelación, continuación y consumación de cuanto el hombre creyó y practicó en el Antiguo Testamento a través de Moisés, pues "la Ley nos fue transmitida por medio de Moisés; mas la gracia y la verdad nos vino por Jesucristo". (Jn. 1- 17).

miércoles, 28 de mayo de 2014

¿La Biblia sola? (final)

El Primado de San Pedro.


"Cristo es Cabeza de la Iglesia" (Ef.V-23), pues todo tiene "a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra" (Ef.I-10). Mas al subir a los cielos dió a San Pedro el Primado de Jurisdicción aun sobre los Apóstoles, dejándolo por Representante suyo, para que su presencia sensible unificara a la Iglesia visible. No quiso entenderse directamente con cada uno de los hombres, sino que estableció su Representante invistiéndole de poderes sobrenaturales, y de esta manera los mantiene en unidad visible y estable.

Es, pues, patente, que Cristo constituyó su Iglesia: no bajo un Régimen Democrático, ni tampoco bajo una autoridad colegiada, sino que la colocó bajo una Autoridad Monárquica. (Tomamos la palabra "monárquico" en su acepción etimológica: MONOS = un solo; ARXE = principio, autoridad, poder, Jefe).

No bajo el Régimen Democrático, pues aunque el nombre EKKLESIA significa "asamblea" o "reunión de muchos" , éstos no podrían reunirse permanentemente sin unificarse en un solo; éste es el Jefe.- La Misión Apostólica implica necesariamente sujetos en quiénes ejercerla, y esto envuelve el concepto binario de "Superior-Súbdito".

No bajo una autoridad colegiada, esto es, bajo la docencia y mandato de todos los Apóstoles en conjunto y de común acuerdo, porque debían dispersarse por toda la tierra, y porque una Sociedad Perfecta no se diversifica en el ejercicio del poder. El mismo Cristo, expresa y claramente constituyó a San Pedro Superior de todos los Apóstoles, cuando le distinguió prometiéndole sólo a él hacerlo piedra fundamental de la Iglesia: Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mth. XVI-18).

Luego fundó su Iglesia bajo el régimen de un solo Jefe o Cabeza visible, es decir, bajo el régimen monárquico. Y se prueba en varios pasajes del Santo Evangelio: Sólo a San Pedro constituye encargado) portador de las llaves del Reino de los Cielos; es decir, poseedor de una potestad suprema en el orden sobrenatural, administrada sobre la tierra en favor de los hombres: "A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos" (Mth.XVI-19).

Sólo a San Pedro establece como Pastor Supremo de su rebaño (la Iglesia compuesta de Jerarquía y fieles), confiriéndole con esto el Primado Universal de Jurisdicción: "Apacienta mis corderos ... Pastorea mis ovejas ... Apacienta mis ovejas". (Jn.xXI-15...16...17).

Sólo por San Pedro ruega para reafirmarlo en la fe en beneficio de los otros: todos serán zarandeados por Satanás, mas los ruegos de Cristo serán exclusivamente por el Jefe, y éste salvará a los demás: "Simón, Simón, mira, Satanás os reclamó para zarandearos como el trigo; pero Yo rogué por ti para que tu fe no desfallezca". (Luc.XXII-31-32).

Sólo a San Pedro le encarga confirmar a los demás Apóstoles de modo contrario a la triste apostasía en que caería desconociendo a Cristo; esto es: confirmarlos en el testimonio de la fe que ya antes había proclamado en Cesarea: " ... y tú, cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos" (Luc.XXII-32).

Esta confirmación, como lo indica el vocablo, no puede ser vacilante, dudosa, aproximada, cambiante, intermitente, tímida, cobarde, penumbrosa, latente, débil, insegura, probable, opinable, relativa, evolutiva, esclavizada, forzada ... Sino: firme, roborante, cierta, exacta, estable, continua, entera, clara, patente, fuerte, segura, absoluta, definitiva, evidente, libre, espontánea ... cual conviene a la Verdad.

Pues bien, quien así ha de declarar la verdad para confirmación de las mentes y las conciencias que, incorporadas a una Institución Sobrenatural, caminan hacia Dios; quien ha de hacer patentes las particularidades latentes en la Revelación y declararlas Dogmas de fe, debe gozar del Carisma de la Infalibilidad.

Y como el Primado de San Pedro mortal es inmortal, firme como la roca e indeficiente hasta la consumación de los siglos, el mismo San Pedro debe tener Sucesores, y éstos deben heredar el Primado con todas sus prerrogativas, para que la Iglesia no se mude, sino que permanezca substancialmente la misma, tal como Cristo la fundó.

****

Esta es la demostración de la constitución esencial de la Iglesia, con su triple potestad de Orden, Magisterio y Régimen. Esta es la mejor refutación a los devaneos de Martín Lutero, quien, al rechazar el verdadero concepto de Iglesia, al evaporarlo con su falacia en que la presenta como espiritual e invisible y hasta incógnita, al independizarla de la presencia y ministerio de un hombre que posee poderes sobrenaturales recibidos de Cristo a través del Apóstol San Pedro:

a) echó por tierra la constitución jerárquica y monárquica de la Iglesia (Potestad de Régimen);

b) desconoció toda potestad de Orden o Santificación por la administración de la Gracia;

c) rechazó la potestad de Magisterio negándose a reconocer sus enseñanzas;

d) apostató del Espíritu Santo, que opera en el seno de la Iglesia a manera de Alma que 
vivifica al Cuerpo Místico de Cristo.

Con toda razón el Doctor Juan Eck, Sacerdote Católico que disputó personal y directamente con Lutero en la Universidad de Leipzig, puso broche de oro a su triunfal exposición refutando el último subterfugio del Heresiarca con estas palabras de Cristo: " ... si tampoco oye a la Iglesia, ténlo por gentil y publicano". (Cf.Mth.XVIII-17).


****


Por todo esto, el Protestantismo recurrió a la Biblia y únicamente a la Biblia, y la convirtió en única regla suprema de fe, visible y tangible, pues sus fundamentos filosóficos son nominalistas y degeneran hoy en un crudo existencialismo.


****


Mira, pues, Lector Católico, cuál es la raíz de muchos de los errores que propalan los protestantes: su desconocimiento total acerca de lo que es en realidad la Iglesia de Cristo.

a) De este desconocimiento surge su odio al Papa, a los Obispos y Sacerdotes, y el que motejen a la Iglesia Católica con los más ignominiosos epítetos.

b) Así se explica su rechazo del Magisterio Eclesiástico.

c) Esta es la raíz de su fanático apego a la letra de la Biblia, con desconocimiento de la Tradición Apostólica.

d) Esta es la causa de que cada secta protestante viva independiente y que cada adepto que albergan las sectas se sienta absoluto para la interpretación de la Biblia.

e) De aquí la proliferación incontenible de nuevas sectas y la divagación de las llamadas "teologías" protestantes, que deambulan desorientadas por caminos novedosos hasta caer en los extremos irreconciliables del Protestantismo Racionalista o del Pietista; del Protestantismo Dialéctico o del Neo-Protestantismo, de su retorno al Protestantismo Luterano-ortodoxo o al Reformado-Calvinista ... o de que muchos se hayan recrudecido en el Protestantismo Liberal o en el Racionalista destrozando con crítica despiadada la Inspiración y hasta los textos de la Biblia.

En cada tendencia se hallan soluciones nuevas, antiguas, recalcitrantes, indiferentes, aproximadas, ajenas, que cada quien aporta a los problemas doctrinal es que entre ellos permanecen indefinidos. Unos tienden al existencialismo fundamentándose en lo tangible trascendente, convirtiendo la Cristología en pura Soteriología; otros van al angelismo aislándose en su Iglesia Invisible y desentendiéndose de la problemática social; aquellos especulan con los dogmas y se pierden en embotadas sutilezas, achatadas a fuerza de terquedad; éstos se enfrascan en costumbres rigidísimas sin importarles las verdades fundamentales de la Religión; los vemos que practican ciertas liturgias y hasta algunas simulaciones de Sacramentos, y los vemos abandonar toda práctica ritual hasta el grado de excluir al Bautismo, que es, de por sí, indispensable.

En fin, que las contradicciones del mundo protestante se revuelven con su terjiversado concepto de Iglesia y se alborotan por falta de una Autoridad Doctrinal. La Biblia sola no los ha sacado de enredos, ni los sacará, pues aunque ciertamente es la Palabra de Dios, Dios mismo estableció un Magisterio que, conforme a la Tradición Apostólica, la cuidara de adulteraciones y la interpretara infaliblemente. Y este Magisterio se encuentra sólo en la Iglesia Católica Apostólica Romana.

Y ya hemos demostrado en el anterior inciso que, sin la Iglesia Católica, sin el Divino Depósito de la Revelación que Ella guarda, sin su Potestad de Orden, sin su Régimen y sin el Magisterio infalible del Romano Pontífice, los Protestantes de buena fe no conocerían la Biblia, ni tendrían la Biblia, ni leerían la Biblia, ni podrían morir en la Gracia de Dios.