jueves, 31 de marzo de 2016

Jesucristo es Dios III (cont.)




F.- Se demuestra la mala fe de los sectarios porque no hacen balance con los demás textos, para concluir las dos Naturalezas de Cristo: basta repasar la primera parte de este trabajo para reafirmarnos en la distinción: "en cuanto Dios, en cuanto hombre, en cuanto Dios y Hombre", que deben aplicarse paso a paso en el Nuevo Testamento si queremos entender toda la Escritura. Por no saber estas distinciones, los sectarios desesperaron y llegaron a la locura de inventarse su propia "Biblia".

Daremos cuatro ejemplos de textos difíciles para los "Testigos" y desharemos los sofismas con que, basados en esos textos, engañan al pueblo sencillo.

.- "Lo que toca a aquel día y aquella hora, nadie lo sabe, ni los Angeles en el cielo ni el Hijo, sino el Padre". (Mc. XIII – 32).- Ya hemos hablado sobre la ciencia de Cristo: la Ciencia Beatífica, con la que conoce plenamente la Esencia Divina: esta corresponde a la Naturaleza Humana por exigencia de la Unión Hipostática; la Ciencia Infusa, para enriquecimiento de su dignidad soberana de Hombre perfectísimo: el Hijo del hombre; y la Ciencia Natural o adquirida: ciencia experimental, progresiva, como todo entendimiento humano, pero sin la imperfección del error.

Bastan estos cuatro aspectos de la Ciencia del Verbo Encarnado para barruntar con certeza que sí conocía el día del fin del mundo y juicio universal; pero no entraba en el plan de la Redención revelarlo, pues Dios nos quiere en constante prevención y anhelo (Cf. Apoc. XXII – 20). Y no miente el Señor al negar que conozca el día, pues habla en cuanto a la ciencia natural o experimental, según la cual, ni el Hijo del hombre – en cuanto hombre – lo sabe. Conforme a las demás profundidades de la ciencia de Cristo, no revela el día preciso del fin del mundo porque es un secreto divino que El retiene como se retiene el sigilo sacramental y no ha de revelárselo al hombre.


En consecuencia, el haber dicho Cristo que no sabía, no significa que no sea Dios.


viernes, 18 de marzo de 2016

Jesucristo es Dios III (cont.)




C.- Nos bastan tres textos para comprobar que el Redentor es Dios y que sus méritos son infinitamente superiores a los de cualquier creatura y a las ofensas de Adán pecador.

1º) "Porque así amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo Unigénito, a fin de que todo el que crea en El, no perezca, sino que alcance la vida eterna". (Jn. III-15).

2º) "Si por el delito de uno solo reinó la muerte por culpa de este solo, mucho más los que reciben la sobreabundancia de la gracia y del don de la justicia, reinarán en la vida por uno sólo: Jesucristo".

3º) "Mas donde abundó el delito, sobrerrebosó la gracia, a fin de que, como reinó el pecado en la muerte, así también reinase la gracia por la justicia para vida eterna por Jesucristo Señor Nuestro". (Rom. V-20-21).

El apartado siguiente (p. 15/c. 1) está muy enredado: examina la palabra "Unigénito" y permanece dentro de la idea de una generación temporal (por no decir carnal). Tres cosas importan a los autores: demostrar que la vida de Jesús tuvo principio, que Dios es su Engendrador y Padre en el mismo sentido que un padre terrestre, y que son dos seres distintos y separados: "Dios es el mayor, Jesús es el menor… en Términos de tiempo, posición, poder y conocimiento".

D.- Dicen que a los demás seres celestes se les llama hijos de Dios "porque la fuerza de vida en ellos había provenido de Jehová, fuente de vida". "Ellos fueron creados mediante el Hijo Unigénito, y éste el único engendrado directamente por Dios" (p. 16/ c. 1/ párr. E.- c. 2/ párr. a).
Si no lo viéramos escrito no podríamos creer a qué extremos de error y contradicciones les conduce su odio a la Divinidad de Cristo.

E.- Después de haber degradado a su sabor la significación de  "Hijo de Dios" y asegurado con aires dogmatistas que el Hijo es creado y a la vez engendrado, hacen colección de textos del Nuevo Testamento, en que Jesús aparece como inferior al Padre. No presentan uno solo en que se le demuestre igual.


Pero ya advertimos antes que las palabras de Jesús se refieren a veces a su Naturaleza Humana, de suyo inferior a la Divina, y a veces a la Naturaleza Divina, que es superior a la Humana. En unas se manifiesta como la Víctima Divina dada su condición humana; en otros como el mismo Dios que viene a vencer al demonio y a dar el triunfo a su Iglesia, y hasta buena parte de las profecías de Isaías nos los muestran como "el Siervo de Yahvéh" (Cf. V. gr, Cap. LIII). Todo este cúmulo de textos, para entenderlos, es necesario sujetarlos a la distinción ya anotada y no quitan la divinidad a Nuestro Señor Jesucristo.



jueves, 17 de marzo de 2016

Jesucristo es Dios III (cont.)




3.- ALGUNOS PARRAFOS DEL ESCRITO

A.- Bajo estas distinciones podemos responder la capciosa pregunta de los "sutiles" dirigentes de Broocklyn: "¿Pudiera tentarse a Dios?" (P. 14/ c. 2/ párr. e).
Jamás hemos visto los católicos que el haber permitido Jesús que Satanás se  atreviera contra El, fuera indicio de no ser Dios. Antes al contrario, nos sorprende que el demonio se haya atrevido contra el Verbo Encarnado y confirmamos con eso que "se hizo semejante a los hombres" (Filip. II-7),  regocijándonos de que hubiera sido "probado en todo a semejanza nuestra, excluido el pecado" (Hebr. IV-15), y que por esta razón nuestro Pontífice sea capaz de compadecerse de nuestras flaquezas. (I b.)

Las tentaciones gradualmente crecientes hasta la proposición de apostasía, no prueban que Cristo careciera de divinidad. Lo que prueban es el acecho de la serpiente para morder el talón, la humanidad del Redentor (Cf. Gén. III-15), prueban la ofuscación con que el odio y la soberbia de Satanás nublaron su entendimiento. Creyó que podía vencer la Humanidad de Cristo tratándolo como un hombre cualquiera, pero tuvo que probar que no es contra un simple hombre, sino contra el Verbo Encarnado con quien tenía que habérselas: Cristo, por su intrínseca condición de la Unión Hipostática, es absolutamente impecable. (Cf. Jn. VIII - 46; I Petr. II -22). Ojalá aprendieran los Testigos de Jehová, que parecen continuar el oficio del Tentador, y se rindieran ante la evidente divinidad de Cristo.

B.- Fieles a este denigrante oficio del Tentador, los Testigos de Jehová están dispuestos a tentarlo todo, hasta los mismos planes de Dios. Ahora quieren reformar el plan de la Redención con tal de destronar a Cristo (p. 15/ c. 1/ párr. D...) y preguntan: "¿Cuánto había que pagar como rescate?". 

Comienzan por sostener con sus propias manos una balanza para comprobar la dignidad de Adán y el peso de su pecado, con la dignidad de Jesucristo y el peso de sus méritos. Concluyen que son iguales, y es tal su tacañería que no dan más ni por uno ni por Otro. Llaman a Adán el hombre perfecto y haciendo paralelismo con Jesús, hombre perfecto, declaran un justísimo empate.


Siempre atrincherados en la Escritura, justifican su actitud con las palabras de San Pablo, que a la figura de Adán pecador contrapone la de Cristo Redentor (Cf. Rom. V-12-19). Ellos no quieren un Dios Redentor; según sus cuentas, pesas y medidas, les basta un simple hombre: "la vida humana perfecta de Jesús era el ‘rescate correspondiente’ exigido por la justicia divina… ni más ni menos. Un principio fundamental hasta de la justicia humana es que el precio que se paga debe corresponder con el mal que se haya cometido" (p.15/c.1/ parr.e.).Con estas palabras de los Testigos comprobamos que Satanás los utiliza para vengarse de Quien le quebrantó la cabeza, al menos minimizándole.



miércoles, 16 de marzo de 2016

Jesucristo es Dios III (cont.)




D) Los Testigos de Jehová apelan también al testimonio de los demonios quienes, no obstante saber que Dios es uno y estremecerse (Cf. Sant. ll-19), proclamaron a Jesús como el Hijo de Dios (Cf. Mth. VIII-21; Mc. V-7). Sólo que el "padre de la mentira" Jn. VIII-44)se portó verazmente en sus declaraciones ante la Divinidad de Cristo; pero los falsos Testigos de Jehová falsean hasta las intenciones del diablo al querer imprimir otro sentido a las palabras de Satanás, y comentan tendenciosamente: "...sabían por su experiencia en las regiones celestiales que Jesús no era Dios. Por eso, correctamente, reconocían a Jesús como el 'Hijo de Dios', que tiene existencia separada" (P.16/ c. 2/ párr. b).

Pondérese la confusión que sufren o pretenden provocar: insisten en la "existencia separada " de Jesús y el Padre; y ciertamente la tienen en cuanto que el Padre es la Primera Persona de la Santísima Trinidad, y Jesús es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, Encarnada. Son, ciertamente, Personas distintas: pero en cuanto divinas, tienen la misma Esencia.

Tratan ellos de arrastrar nuestra atención hacia el abismo que hay entre la Divinidad y la Humanidad como tales; pero no han aclarado que esta Humanidad, sin que resultara persona humana, ha sido asumida desde su primer instante por la Persona del Verbo y unida a Sí substancialmente con aquella Unión única y exclusiva que llamamos Hipostática.

E) Ellos quieren apoyar su negación en el testimonio conjunto del Padre y de Cristo, citando Jn. VIII-17: "En vuestra ley está escrito que el testimonio de dos personas hace fe. Yo soy quien doy testimonio de Mí mismo, y también da testimonio de Mí el Padre, que me envió". Y concluyen: "Aquí Jesús muestra que El y el Padre, es decir, el Dios Todopoderoso, tienen que ser dos entidades distintas, porque, ¿de qué otro modo pudiera haber realmente dos testigos?" (p. 17/ c. 1/ párr. c). ¡Torpemente caen por sus propias palabras! No se han percatado que estos Dos Testigos son "las dos personas" que exige la Ley, y que para ser parificados y unidos sus testimonios tienen que ser de la misma categoría: Dios el Hijo, que como luz se muestra a Sí mismo y testifica de Sí, y Dios el Padre, que testifica en favor del Hijo (Cf, Jn. XII-28);  pero no dos dioses, sino Dos Personas Consubstanciales en la Divinidad.

F) Los Testigos embrollan todo y hacen burla de todo y niegan rotundamente todo, porque ignoran o fingen ignorar lo que la teología católica enseña sobre la Trinidad y la Encarnación del Verbo.


Traen a colación los textos escriturísticos, escarban la semántica de las  lenguas orientales, citan a los paganos, e invocan en su favor a los mismos demonios; pero todo este aparato crítico y concurso de grandes autoridades que por heréticas sólo ellos conocen, resultan deficientes y falaces cuando un niño católico del Catecismo aplica la preciosa distinción: "en cuanto Dios y en cuanto Hombre"; "según la naturaleza divina, según la naturaleza humana";  con respecto a la divinidad, con respecto a la humanidad"; "conforme a...", procurando sólo hablar de una sola persona: la Persona Divina del Verbo, porque "persona humana no hay en Cristo" (Catecismo del P. Jerónimo de Ripalda, Declaraciones).



martes, 15 de marzo de 2016

Jesucristo es Dios III (cont.)




c) Ejemplo de contradicción: "Sí, Jesús fue creado por Dios como el principio de la creación invisible de Dios" (p. 14/ c. 1/ párr. D). Y en la pág. 16 / c 1/  párr. A, dice: "pero todos estos seres celestiales fueron creados mediante el "Hijo Unigénito", el único que fue engendrado directamente por Dios". – La contradicción está en afirmar que fue creado y en afirmar que él mismo fue engendrado directamente por Dios.

Se añade a esto que ellos no creen en la generación eterna e inmanente del Verbo por vía de Entendimiento, como dejamos asentado en nuestro anterior tratado "Creo en la Santísima Trinidad", sino que sólo conciben la generación carnal dentro del tiempo. Generación carnal, por que afirman: "...Y al Dios todopoderoso se le puede llamar con razón su Engendrador, o Padre, en el mismo sentido que un padre terrestre, como Abraham, engendra un hijo" (p. 6/ c. 1/ párr. D).- Sólo en el tiempo, pues preguntan para provocar confusión: "Pero: ¿cómo puede alguien ser hijo y a la misma vez tener la misma edad de su padre?" (p. 15/ C. 2/ párr. B). Con esto demuestran su incapacidad para entender lo que es la Eternidad.

La razón de haber creado o engendrado o creado-engendrado a Jesús, dicen ellos que fue para utilizarlo como medio para la creación de cuanto existe (como el Demiurgo de los Maniqueos). Y quieren probar con Prov. VIII-12; 22...26 (p. 14/ c. 1/ párr. e);  y comienzan reconociendo que este texto ciertamente se refiere al Verbo, pero enfatizan que es creado, abusando de las primeras palabras: "Yahvéh me creó primicia de su camino antes que sus obras más antiguas..."

Ya hemos advertido en nuestro anterior folleto que el verbo hebreo "qanani" significa "adquirió", "logró", y cuando el sujeto es Dios, puede expresar adquisición absoluta. Así B. Ochard en Verbun Dei, 397/ 1/ m. Y de aquí que sea rectamente traducido: "Yahvéh me poseyó..." El sentido es: como idea primera en que está la imagen original de las cosas.

Dos respuestas: el engendrar Dios a Su Unigénito se identifica con Su propio Ser y es eterno.- En el tiempo y en la humanidad, el concepto y relación "padre - hijo", abstraído de la prioridad de la operación fisiológica, es instantáneo, pues no hay paternidad sin filiación ni filiación sin paternidad; luego igual en tiempo.

En cuanto a la creación, preguntamos ahora: ¿la creación necesita medios? Crear es instantáneo: lo que no era ya es, y no por grados ni pasando de la potencia al acto, pues de la nada al ser no se dan etapas ni intermedios.

Además, para salvar la infinita distancia que hay entre el no ser y el ser, se necesita un poder infinito, y éste solo radica en Dios. Cualquier intermediario sale sobrando, porque siendo inferior a Dios, nada puede hacer ante la nada.

Por tanto, si el Verbo interviene en la creación, es creador; y si creador, es Dios, tan Dios como su Padre: en distinción de Personas pero de la misma esencia. Y la creación la realizan las Tres Divinas Personas como operación ad extra exclusivamente divina, aunque teológicamente sea atribuida al Padre. Luego el Verbo Encarnado - por "comunicación de idiomas"- puede ser reconocido en la creación en cuanto Dios; no como instrumento subordinado, arquitecto, obrero maestro o socio, como apuntan ellos.


La presencia del Verbo en la creación no es extraña al Creador, sino igualmente creadora: "Todas las cosas fueron hechas por El, y sin El nada se hizo de cuanto ha sido hecho" (In, 1-3)."Por El" (per lpsum) no es una instrumentalización, sino una convivencia creadora: "porque cuanto El (el Padre) hace, esto igualmente hace también el Hijo" (Jn.V-20; Cf. Col. I-16).



lunes, 14 de marzo de 2016

Jesucristo es Dios III (cont.)




C.- Dos Sectas anticristianas.

La pugna actual la provocan dos sectas ya famosas por su impiedad: Mormones y Testigos de Jehová. De ambas sectas están apareciendo nuevos derivados. Los mormones profesan una tibia y volátil teología-ficción que llega a perderse en fantasiosas ambigüedades para dar a entender que Cristo es creatura, y quieren demostrarlo con una insostenible y contradictoria argumentación.

Los Testigos son absolutamente arrianos y matizan sus negaciones con ribetes adopcionistas. Ellos no sólo niegan categóricamente la Divinidad de Cristo, sino que la atacan con furia, aunque para disimular afirman tener esperanza en la muerte (en un poste) de Jesús Redentor. 


2.- RECHAZAMOS LAS BLASFEMIAS DE LOS TESTIGOS DE JEHOVA

Los dirigentes de la Torre de Broocklyn, N. Y., promotores y responsables de las numerosísimas ediciones de la Secta, hacen alarde de sabiduría citando libros, "eruditos" y "escriturarios"que sólo ellos conocen por ser de los suyos: han experimentado la favorable impresión que causa en las masas el apoyo de "personalidades" aunque sean anónimas.

 Se aventuran a citar la Escritura y a cotejar varias versiones, sacando por su cuenta promedios cabalísticos mediante un procedimiento de premisas prejuiciadas.
En sus muchas y constantes publicaciones, repiten hasta la saciedad que Jesucristo no es Dios, sino una creatura: un hombre perfecto preexistente a su venida como humano, privilegiado, pero solo una criatura: Arrianismo puro.

En el escrito jehovista que venimos examinando: "¿DEBERIA CREER USTED EN LA TRINIDAD?" resumen su doctrina antitrinitaria, que es su base fundamental para la negación de la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo; y por ser el objetivo de nuestra refutación, a este escrito nos concretamos, sobre todo a lo que contienen sus páginas12 a 20. En éstas han acumulado todos sus argumentos, que en general adolecen de los siguientes defectos:

A.- Proceden bajo una obsesión antitrinitaria. Les interesa demostrar que Cristo no es Dios, para destruir la Trinidad. Y viceversa, enfatizan su negación de la Trinidad para excluir a Cristo de la Divinidad.

B.- A este propósito, repiten constantemente, con oportunidad y sin ella, su negación de la Trinidad y de la Divinidad de Cristo, con manifiesto afán de grabar en la mente de los lectores estas dos negaciones. Son frases breves, directas, a quemarropa: parte de su proceso de lavado de cerebros.

C.- En todas sus frases y argumentaciones se descubre un sustrato de materialismo, de una mentalidad burda, hecha más para las finanzas y la mecánica que para la metafísica y la teología.

a) Ejemplo de frase materialista: "parte de una Deidad". (Ver en la misma publicación pág. 19/columna lª /párrafo 4).

b) Ejemplo de argumentación materialista: "Por ser Hijo de Dios, no podía ser Dios mismo", porque Juan I-18 dice: "A Dios nadie le ha visto jamás" (P.16/C.2/párr. c), - No sabemos si aluden a una generación carnal como lo hacen abajo (p. 16/ c.1/ párr. D), pues no hallamos relación entre sus palabras e ideas. Pero lo que sí sabemos es que en su alegato omitieron las inmediatas palabras: "...el Unigénito Hijo, el que está en el regazo del Padre mirándole cara a cara, El es quien le dio a conocer" (lb.). Adviértase, por la omisión y mutilaciones, el dolo con que los Testigos proceden. Bover, apoyado en el Magisterio de la Iglesia, explica: "A Dios, cual es en Sí, en su divina esencia, nadie le ha visto jamás en el mundo, ni con los ojos del cuerpo, ni siquiera con los ojos del espíritu. El Unigénito Hijo sí le ha visto, porque está eternamente en el regazo del Padre como vuelto el rostro hacia El y mirándole cara a cara; por esto El le dio a conocer, hablando de lo que sabía como testigo de vista. De ahí la diferencia entre la revelación del A. T. Transmitida por medio de siervos, y la revelación del N. T. Dada por el Hijo". (Nota de la Biblia, pasaje alusivo). Y no olvidemos aquel texto de Luc. X-22:

"y ninguno conoce quién es el Hijo sino el Padre, y quién es el Padre sino el Hijo" (Cf. Mth. XI-27).



viernes, 4 de marzo de 2016

Jesucristo es Dios III (inicio)




RESPUESTA A LOS QUE PRETENDEN NEGAR LA DIVINIDAD
DE N. S. JESUCRISTO

1.- DIVAGAN, ADULTERAN, ATACAN.

A.- El origen de sus confusiones.

Los datos de la Escritura, vistos a la luz del Magisterio de la Iglesia, son precisos y muy claros en proclamar la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Quienes admiten el Dogma de- la Encarnación del Verbo y escuchan a la Iglesia, no pueden caer en confusión.

Únicamente se confunden quienes tratan de separar la Humanidad a grado tal que pretenden hacerla absolutamente ajena a la Divinidad, considerando a Jesucristo como un simple hombre, cuyas relaciones con Dios, por íntimas que parezcan, serían absolutamente extrínsecas.

Bajo este concepto ya prefabricado, choca su entendimiento con las constantes frases y declaraciones de Cristo sobre su pre-existencia y su Divinidad, y chocan también cuando Cristo ejerce su divino poder y cuando los Profetas, los Evangelistas y Apóstoles nos le predican en su plenitud y Ser de Dios. (Cf. v. gr. Ps. II-7; Ps. CIX-3; Ps. LXXI; Is. IX-6; Miq. V-2; Jn.IV-25;
Col. I-15, etc...).

Pero al no querer rendirse ante la evidencia, los así fanatizados tuercen los Textos y hasta los adulteran falseando las palabras y alambicando su sentido con notorios sofismas. Lo que hoy constatamos no es nuevo: viene desde el principio de esta lucha, que es la misma anunciada entre la descendencia de la mujer y la descendencia de la Serpiente.

B.- Opiniones heréticas.

En la antigüedad, algunos que se desviaron de la doctrina de los Apóstoles y no escucharon al Magisterio de la Iglesia, llegaron a especular erróneamente sobre Cristo.
Unos cayeron en la negación de su Humanidad, y se cuentan entre los siglos
I al IV: judaizantes, Cerinto y los Monarquianos; Fotino y los Adopcionistas.

Otros negaron la Divinidad de Cristo, y en esto destacó, usando una diabólica astucia, Arrio (256 - 336).

Todos estos fingieron sistemas teológicos que, además, presentaban soluciones erróneas en la especificación de cada una de las Dos Naturalezas. De los actuales herejes, niegan todos la Divinidad reafirmando la Humanidad con explicaciones que evaporan todo rasgo sobrenatural. Tales son Fausto Socino (S. XVII) y sus derivados Racionalistas del S. XVIII, los Idealistas, el Protestantismo Liberal de los Ss. XIX Y XX con su teoría de la "Desmitificación de la Escritura", y el Modernismo del S. XX.

No deben extrañarnos estos brotes: la herejía es una de las características de la descendencia de la Serpiente. (Cf. Gén. III - 15; I Jn. IV-3).





Jesucristo es Dios II (cont.)





9º.- En el último día de la vida terrena de Cristo, el Sumo Sacerdote, en sesión plenaria y solemnísima con la flor y nata de la clase sacerdotal y docente de toda la Nación, oficialmente le conjura en el Nombre de Dios que defina su mente y posición. Jesús, sabiendo que la declaración de su Mesianidad y de su Divinidad le costará la vida, no puede negar la verdad, pues es requerido solemnemente en el Nombre de su Padre, por el Sumo Pontífice, que tiene autoridad divina, y responde positivamente afirmando que SI es el Mesías y SI es el Hijo de Dios: "Y el Sumo Sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios vivo que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios. Dícele Jesús: Tú lo dijiste". (Mth. XXVI-63-64).

La afirmación consignada por San Mateo: "Tú lo dijiste", ó "Tú lo has dicho"; es igual por equivalencia a la que consigna San Marcos: "Ego sum": "Yo soy" (Mc. XIV -62) Pudo haber respondido: "Tú lo has dicho: Yo soy".

¡"Ego sum"!: valiente afirmación que resume toda la historia y la misma eternidad del Verbo Encarnado: yo soy el Hijo Eterno del Eterno Padre, Encarnado por obra del Espíritu Santo para cumplir la misión Redentora de Mesías, y como he de juzgar a la humanidad y juzgaros a vosotros mismos, que con todo ojo me veréis y plañiréis con todas las tribus de la tierra (Cf. Apoc. I-7), "os digo que a partir de ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo sobre las nubes del cielo" (Mth. XXVI-64; Cf. Hébr. II-9).


Y aunque el Sumo Sacerdote rasga sus vestiduras y el Sanedrín en pleno grita vociferante: "Reo es de muerte", Jesús no retracta su palabra: había llegado el momento de proclamar por Sí mismo su Divinidad; el mundo entero se estremecería al resonar por el orbe y a través de todas las edades el poderoso "EGOSUM" del Hombre-Dios. 



martes, 1 de marzo de 2016

Jesucristo es Dios II (cont.)




7º.- El Apocalipsis se abre con pórtico solemne: la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo, y, en Aval, el mismo Dios como Alfa y Omega, Señor de los tiempos y de la creación. (Vers. 8).

En este versículo octavo Dios es el que habla: "Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es y el que era, y que viene, el Omnipotente"
(Apoc. I-7- 8).

El título "Primero y Último'" se lo aplica a Sí mismo Jesucristo en I-17. Pero el título completo lo proclama de Sí mismo en XXll-13 para justificar su derecho de juzgar: es una triple afirmación de su Divinidad, y se atribuye personalmente los títulos divinos que antes se había proclamado el Padre en I-8: "Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último el principio y el fin".

Esta identidad de títulos con Dios Padre, no puede conducirnos a otra conclusión que no sea la divinidad de Jesucristo.


8º.- Aunque la presente es una labor gratísima, resultaría interminable si quisiéramos citar y explicar uno a uno los textos en que Jesús demuestra con obras y con palabras su Mesianidad y su Divinidad, y que los judíos más versados en la Ley entendieron estas muestras como inconfundibles afirmaciones de ser El el Hijo de Dios, igual a Dios: "Lo rodearon, pues, los judíos y le decían: ¿Hasta cuándo tendrás en suspenso nuestro espíritu? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente. Respondióles Jesús: Os lo dije y no me creéis. Las, obras que Yo hago en el Nombre de mi Padre, éstas dan testimonio de Mí. Sin embargo, vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas" (Jn. X-24-25).