lunes, 2 de noviembre de 2015

Creo en en la Santísima Trinidad(cont.)



IV.- RECHAZAMOS LAS BLASFEMIAS DELOS "TESTIGOS DE JEHOVÁ"

Lamentamos sinceramente que las características de esta publicación nos obliguen a suspender este jugoso estudio bíblico-teológico sobre la Santísima Trinidad. No lo hemos terminado y falta mucho por decir; pero basta lo expuesto hasta aquí para haber respondido a las dos maliciosas objeciones que esos Sectarios formulan para negar este Divino Misterio:

1ª, SOBRE SU EXISTENCIA;

2ª, SOBRE LAS PRUEBAS ESCRITURÍSTICAS DE ESTE DOGMA.

La obstinación de los mal-llamados "Testigos de Jehová" niega descaradamente el Misterio de la Santísima Trinidad, y para erradicado de la conciencia de los fieles, responden en sus disputas callejeras que en Dios no hay misterios, De hecho, en su espuria traducción bíblica suplen la palabra "Misterio" por la de "Secreto Sagrado".

¡Se equivocan! Si en Dios no hubiera misterios, Dios Sería igual a nosotros y pudiera ser captado por nuestra mente: su eterna infinitud sería encerrada en un solo concepto.
Afirma San Juan: "A 'Dios nadie le ha Visto jamás" (Jn. I-18). Y esto se entiende en un doble aspecto: que nadie lo ha Visto con los ojos corporales,  ya que los sentidos no perciben lo espiritual, y que la consideración de la mente humana, aunque; pueda captarlo en su existencia y barruntar sus atributos que tienen relación con el mundo creado - todo lo cual pertenece a la unidad esencial - pero sin la Divina Revelación jamás tendría la evidencia de su existencia ni de sus atributos, ni menos de sus operaciones inmanentes o de su íntimo Ser y Existir, como ya lo hemos advertido en el principio.

Por eso continúa en el mismo versículo; "... el Unigénito Hijo que está en el regazo del Padre mirándole cara a cara, Él es quien le dio a conocer". ¿Cómo? Presentándose como Verbo Encarnado y declarando su consubstancialidad con el padre (Cf Mth. XVII-2; Jn. XIV-IX-11 Y también nos reveló la existencia y los datos fundamentales del Misterio de la Santísima Trinidad.

El saber que hay en Dios algo que no abarcamos, es ya un beneficio inestimable, sobre todo cuando mira a nuestra salvación eterna; y el objetivo de ese' "algo inalcanzable" es de grata y sublime contemplación, Sé que en Dios hay Tres Personas distintas y consubstanciales. Cómo existen, no lo sé; tampoco sé en qué consista ser Tres en Uno y Uno en Tres. Pero el saber la existencia de este. Misterio por testimonio de Dios mismo que lo revela en la Biblia, me llena de gozo.

Comparando mi fe con la burda negación de los "Testigos", descubro que la religión de, los dichos "Testigos de Jehová" es una religión natural, racionalista, intrascendente... y que lo único que tiene de sobrenatural es el reconocimiento de Dios en una unidad absoluta, el  cuál queda ajeno a las revelaciones que de su intimidad hizo en el Nuevo Testamento. No es más que la repetición de lo que afirmaron los judíos en la antigüedad y que, siguen afirmando los judíos que permanecieron en la Sinagoga después de la Redención de Jesucristo. Así lo dijeron los Monarquianos, herejes de los siglos II y III; así lo concluyó Arrio en el S. IV, y también algunos "teólogos" protestantes de los Estados Unidos en el S. XIX, Pero todo aquello que trasciende al conocimiento y la fe de la intimidad del Ser Divino, no sólo lo ignoran, sino, que lo niegan y combaten con saña nunca antes desplegada.

Para probar sus negaciones, los mal-llamados "Testigos de Jehová" repiten las enseñanzas de sus dirigentes: y éstos, arrogándose la exclusiva de la interpretación auténtica de la Biblia, dicen que se apoyan en Ella, desconociendo toda otra autoridad y doctrina.

A este propósito tenemos que observar:

1º.- Que la Biblia, Revelación Divina, fue dada en sus principios por Dios al pueblo de Israel mientras la humanidad cursaba esa etapa previa a la Redención, etapa que llamamos "Antiguo Testamento", dado el pacto del mismo Dios con la humanidad de enviarle un Redentor (Cf. Gén. III-15).

Y que, venido el Mesías Redentor, una vez consumada la Redención, fue completada de mano de los Apóstoles, por inspiración divina, en lo que llamamos "Nuevo Testamento; pues en esta definitiva etapa fue sellada una nueva y eterna Alianza con la humanidad mediante la Sangre del Redentor. (Cf. Luc. XXII-19-20; Hebr. IX-15; XIII-20) Nótese, de paso, que la Secta hace gala de desprecio de Ambas Alianzas, llamando a la materialidad de los Textos Sagrados: "Escrituras Hebreo-arameas" y "Escrituras griegas-  cristianas".


Pues bien, Antiguo y Nuevo Testamento han sido unidos en una sola Revelación que los Apóstoles depositaron en la Iglesia como Depósito Sagrado. (Cf. I Petr. I-10-12; I Tim. VI-20; II Tim. I-14).



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