miércoles, 11 de noviembre de 2015

Creo en la Santísima Trinidad(cont.)




Pero los “Testigos” carecen de fe. Se la han sofocado hasta matarla, sus diabólicos dirigentes. Da dolor observar sus actitudes, sus “razonamientos” prefabricados, ver, a través de sus pupilas, vacías sus almas de esperanza; pues, para que no reflexionen sobre sí mismos, la Torre de Brooklyn los ha obligado a creer que no tienen alma. Y para arrancarles el temor de Dios, les han enseñado a burlarse de la existencia del infierno.

En cuanto a la palabra “Trinidad (así como las palabras; “Misa”, “Consubstancialidad”, “Transubstanciación” y muchas otras del dogma católico), ellos no se han tomado el trabajo de investigar que, lo que la Biblia presenta en sus textos y lo que la Tradición Apostólica conserva, nosotros tenemos que sintetizarlo, por temas, en una fórmula o una palabra convencional nacida de los estudios filosóficos, teológicos o bíblicos.

El término “TRIAS” significa “Trinitas”, fusión de tres “Trium Unitas” = Tri-Unidad; cuyo significado es: “Unidad de Tres”. El primero en usarlo en sus escritos fue Teófilo de Antioquía, antes del año 180 (Ad Autolycum, II-15); pero ya era usual entre los cristianos.


En la Biblia está expresa la revelación de Dios sobre su íntimo Ser; dispersas o reunidas, insinuadas o claras, descritas o veladas, pero allí está y se entiende bien, como lo atestigua la Tradición Apostólica y lo propone  el Magisterio Infalible de la Iglesia. Vale más ese contenido de los Textos que la misma palabra convencional, que no hace más que facilitarnos la expresión. ¡Y los “Testigos” buscan en el Texto la palabra humana, aunque no se halla, para concluir la negación de la Revelación Divina!.


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