jueves, 18 de febrero de 2016

Jesucristo es Dios II (cont.)




b) La única respuesta

En el correr de los siglos, la humanidad entera se ha formulado la misma pregunta: ¿Quién es el "Hijo del hombre"? ¿quién es Aquel que cambió el curso de la historia y reina en todo el mundo: o de hecho con un reinado espiritual con base y repercusiones en las estructuras sociales o de derecho por su proyección universal e irresistible atractivo que llega a subyugar las almas y los corazones?

La respuesta ha sido variada conforme la captación de los pueblos sea sincera e ilustrada confesando su origen sobrenatural, sea arrebatadamente terrenal declarándolo como un radical innovador, sea tal vez con epítetos más o menos laudatorios pero intrascendentes... tal vez inspirados por el despecho aunque tengan que decir con Juliano el Apóstata "¡Venciste, Galileo!"

Una sola es la respuesta acertada: la misma que el Padre Celestial reveló al mundo de todas las edades por boca de San Pedro: Jesucristo es el Mesías, que no sólo viene al mundo a cumplir una misión divina, sino que, en su esencia, es el mismo Hijo de Dios.

Y decir "Hijo de Dios" es decir Dios mismo, puesto que Dios es un Misterio inefable: el Misterio de la Santísima Trinidad, en que el Padre es Origen sin origen, el Hijo es Engendrado por el Padre y el Espíritu Santo es de Ambos. Espirado: Tres personas distintas en la sola y única Esencia Divina.


Hijo de Dios viviente o Idea Substancial del Entendimiento Divino, igual en todo al que eternamente lo engendra, y cuya vida divina tiene origen y Ser en el Padre: "Como es fuente de Vida el Padre que me envió, y Yo vivo por el padre...." "Tú eres el Mesías o Enviado, el Hijo de Dios viviente" (Jn. VI-58; Mth. XVI -16). 


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