jueves, 13 de febrero de 2014

Quién y qué es un cristiano (cont).

IV.- Por qué se introdujo la palabra "Católico".



La excelsa dignidad de los apóstoles y la participación que de sus poderes sobrenaturales hicieron, mediante la imposición de sus manos, a los cristianos dignos de su confianza, suscitaron en algunos perversos la emulación y la envidia. No querían participar de la humildad y santidad ni menos de sus trabajos y sufrimientos por Cristo, sino de su dignidad y del aprecio y favores de los fieles. ¡Querian ser maestros! Y así, hubo quienes, llevados de soberbia espiritual, comenzaron a alardear de sutilezas filosóficas y leyendas imaginarias, con el afán de suplantar a los auténticos enviados de Cristo. La fe de los fieles se vio amenazada; la Iglesia de Cristo percibió el humo de las confusiones heréticas.

Los Apóstoles y sus Sucesores tuvieron que separar a los revoltosos llamándolos herejes y anticipados anticristos (Cf. I Jn. II-18 sgs; IV-3, etc.); desconociendo su origen auténticamente cristiano: "De nosotros salieron, mas no eran de nosotros; pues si de nosotros fueran, hubieran permanecido con nosotros" (Ib. 19) Los estragos que éstos causaron y la defensa que los Apóstoles hicieron de la fe auténtica constan en sus escritos inspirados, sobre todo en la Epístola de San Pablo a los Gálatas, en las tres de Sn. Juan y en su Apocalipsis, en la de Santiago, en las dos de San Pedro, etc. 

Pero como los herejes afirmaban falsamente que sus enseñanzas eran el verdadero cristianismo y se obstinaban en ostentar el nombre de "Cristianos", hubo necesidad de recalcar la autenticidad del verdadero cristianismo añadiéndole el calificativo de "Católico", como para declarar con una sola palabra que el cristianismo profesado por quienes así se llamaban, si era auténtico, capaz de salvar a todos los hombres de todos los tiempos y latitudes, capaz de extenderse por toda la tierra con el derecho que tiene la verdad, esto es: Universal. La palabra "Católico entraña la idea de "cristianismo auténtico", en contraposición a los herejes, que se autonombraban "cristianos" sin profesar la auténtica fe de Cristo. 

El término "católico" ya se lee desde los primeros documentos cristianos, desde los principios del Siglo II, con tal familiaridad y naturalidad, que a las claras manifiesta haber sido acuñado desde el tiempo de los Apóstoles. Aparece sin polémicas ni imposiciones: es un epíteto que brota de modo natural y se desprende de la verdadera índole de la Fe transmitida por los Apóstoles.

En la Carta a los cristianos de Esmirna, escrita por San Ignacio Obispo de Antioquía entre los años 106 Y 107, recién muerto San Juan, se lee: "DONDE ESTUVIERE CRISTO JESÚS, ALLÍ ESTÁ LA IGLESIA CATÓLICA" Esta misma expresión la encontramos en el Martyrium de San Policarpo, escrito
 poco después del año 155: "La Santa y Católica Iglesia" (en el título). Se repite en su oración (VIII-1); al Santo mártir se le titula "Obispo de la Iglesia Católica de Esmirna" (XVI-2), y se proclama que Jesucristo es el único "Pastor de toda la Iglesia Católica esparcida por la redondez de la tierra" (XIX-2).

Así se titulaban los verdaderos cristianos. Como ejemplo tenemos el interrogatorio que el juez pagano dirige a un esforzado atleta de la fe:

- ¿Cuál es tu nombre?
- Cristiano
- ¿Y tu apelativo?
- Católico.

Cristiano Católico es, pues, aquél que conserva intactas e inalteradas la doctrina y las prácticas constitutivas de Cristo transmitidas por los Apóstoles, y pertenece por el bautismo a la única Iglesia de Cristo; cuyas notas características o propiedades esenciales son: la Unidad, la Santidad, la Catolicidad y la Apostolicidad. Notas que el Apocalipsis expresa en su Cap. XXI (Cf. Concilio de Nicea).

Unidad, porque la verdad es una, no variada ni fraccionada. En la verdadera Iglesia no hay grupos ni facciones disidentes.

Santidad, porque ha sido fundada por Cnsto, Santísimo e Impecable, Quien depositó en Ella todos los medios de santificación. (Cf. Ef. V-26-27).

Catolicidad, porque tiene capacidad y derecho, inherente a la verdad, de extenderse por toda la tierra e iluminar a todo hombre que viene a este mundo. (cf. Mth. XXVIII-19).

Apostolicidad, porque viene directamente de los Apóstoles, y conserva intactas su doctrina y sus prácticas. (Jn. XXI-15-23).



V.- Falsos cristianos. Características de las Sectas actuales.


Ahora bien andando los siglos se han vuelto a levantar muchas organizaciones que han pretendido ser la verdadera Iglesia Cristiana. Todas ellas han desaparecido convencidas de falsedad, pues ninguna ha demostrado tener las Notas ya explicadas de Unidad, Santidad, Catolicidad y Apostolicidad.

Las que perseveran actualmente son las que derivan de la rebelión de Martín Lutero a principios del S. XVI, y se han multiplicado, proliferando por divisiones internas, bajo distintas y variadas doctrinas.

A pesar de su variedad y fragmentación, conservan en el fondo los lineamientos fundamentales que les dio Martín Lutero, y son los siguientes:

1º.- La Biblia y sólamente Ella como única regla de fe y costumbres.- Con este principio radical rechazan la Tradición Apostólica y el Magisterio de la Iglesia.

2º.- La fe sola como único medio de justificación.- Así reprueban los Sacramentos y las obras buenas, descalificando el mérito.

3º.- La Gracia sólo como un favor extrinseco una imputación forense; pues, según Lutero, el hombre es pecador irreversible, que no puede ser cualitativamente santificado. - Con este principio rechazan la santificación cualitativa mediante la Gracia Santificante, y que el hombre cambie por la justificación su situación de pecado.

4º.- Cristo solo.- Con este aislamiento de Cristo rechazan a la Iglesia y su Misión y potestad de aplicar la Redención en la almas.

Examinemos seriamente los cuatro puntos rechazados por los protestantes y veremos que la palabra "sola" de sus principios doctrinales, es esencialmente destructiva del plan de la Redención.

En efecto, según las variantes de cada secta o acomodan o disminuyen, o limitan o francamente impiden la aplicación de la Redención en las almas contentándose con la mediocridad y privándose de las infinitas riquezas de la Redención, o haciendo nebuloso el horizonte de la salvación. Querer aplicarse la Redención evadiendo el Ministerio de la Iglesia, es contravenir la voluntad de Cristo. Sólo Cristo salva: es verdad; pero a quienes ponen en práctica los medios por El instituidos.

Toda secta que tenga estas cuatro características más o menos balanceadas, o alguna de ellas, debe ser considerada de cuño luterado, esto es, protestante, llámese como se llame, crea lo que crea, aunque se disfrace con el glorioso nombre de "Cristiana".

Capítulo aparte merecen dos degeneraciones del protestantismo, las cuales son la Secta Mormona, que diviniza las pesadillas de su fundador anulando la verdadera Iglesia con otra paralela fundada por Cristo en los Estados Unidos a espaldas de los verdaderos Apóstoles; la Secta de los Testigos de Jehová, que sobre las negaciones protestantes remata en el colmo de un rabioso antitrinitarismo, - consecuencia del arrianismo que resucita al negar la divinidad de Cristo- y niega el alma humana, amén de otras muchas super-herejías. A estas dos aberraciones ni los mismos protestantes las toman por cristianas, aunque debemos notar que son consecuencia fatal de la herejía protestante, de donde salieron.

Ninguna de estas organizaciones son la verdadera Iglesia de Cristo.



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