martes, 27 de mayo de 2014

¿La Biblia sola? (cont.)

****


Y para que no haya confusiones en la mente de los Protestantes ni tomen pretexto para interponer sus interminables objeciones, transcribiremos un texto claro y luminoso del Concilio Vaticano II, en que se proclama la fe y la práctica bi-milenaria de la Iglesia Católica:

"La Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas; manan de la misma fuente, se unen en un mismo caudal, corren hacia el mismo fin. La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo. La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los Apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores, para que ellos la difundan fielmente en su predicación. Por eso la Iglesia no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y así, ambas se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción.

La Tradición y la Escritura constituyen el depósito sagrado de la palabra de Dios confiado a la Iglesia ...

El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado únicamente al Magisterio de la Iglesia, la cual lo ejercita en nombre de Jesucristo. Pero el Magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo transmitido; pues por mandato divino y con asistencia del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente y lo explica fielmente ...

Así pues, la Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros ... " (Dei Verbum, 9 - 10).


****


b) LA IGLESIA.

Este último texto del Concilio Vaticano II, su análisis y la clara exposición de los oficios de la Iglesia, nos guía, como por la mano, al segundo gran error de los Protestantes, raíz de otros muchos errores, y es la concepción que ellos se han forjado acerca de lo que es la Iglesia.


Posición Protestante.


Según Lutero -y otros muchos que le siguieron - la Iglesia verdadera es la que forman las almas de quienes creen en Cristo y a quienes, por su fe, les ha sido  ya imputada la justicia de Cristo (Lutero) y son predestinadas a la Gloria (Calvino).

De dónde (según ellos), la Iglesia es invisible, consta de miembros justos por la imputación de los méritos de Cristo (Lutero) o predestinados (Calvino). No es visible porque dicha imputación y dicha predestinación sólo son conocidas por Dios, no por los hombres. A esta Iglesia la llaman "Iglesia de las Promesas" y dicen que fue instituida por Cristo. (Aquí encuentran muchos protestantes a sus ascendientes de herejías, desde Huss y Wiclef, hasta Montano y Marción).

Sin embargo, (añaden) esta Iglesia invisible adquiere forma visible por la predicación de la Palabra y la administración de los Sacramentos. Mas como Cristo la instituyó invisible, la visible no es indispensable.

No obstante, y por conveniencia de orden y utilidad, se reconoce a un correligionario para que encabece y presida a los demás.

Este correligionario no es Sacerdote, porque no ejerce ningún Ministerio ni es distinto de los demás, sino uno igual a todos. Ya que todos participan del Sacerdocio de Cristo y cada uno lo ejerce en sí mismo por la fe.

La potestad radica en todos, y todos delegan esa potestad en el que ha sido elegido para presidir a la Comunidad. De la misma manera Que se la han dado, la pueden revocar, y volverá, el que antes presidía, a su lugar de simple fiel para obedecer a otro.

Mas su elección y presidencia no han añadido nada al elegido que preside. No existe el Sacramento del Orden, ni Sacerdocio, ni Carácter Sacerdotal. Todos los fieles son iguales con el sacerdocio común participado de Cristo. El único Pontífice Eterno, la única potestad suprema es Cristo.

Lutero puso su secta bajo la potestad de los Príncipes regionales. Del concepto igualitario que la Iglesia luterana tenia de sí misma, y bajo la presión de la infiltración Calvinista, derivarían el derrocamiento de los Reyes y la institución de la moderna democracia republicana; pues, como afirma Louis Blanc al hablar de la transformación de las estructuras sociales hasta degenerar en el Comunismo: "todo Lutero religioso llama inevitablemente tras sí a un Lutero político".

Aquello de la "Iglesia Invisible y espiritual", ya lo habían inventado antes los Donatistas, herejes del S. IV; lo repitieron los Pelagianos en el S. V; lo reprodujeron los Valdenses a partir del S. XIII, y en el S. XIV lo enseñó Juan Wiclef, hereje inglés, quien lo heredó a Juan de Huss, del S. XV, propagador del Wiclefismo en Bohemia y Moravia. De este modo llegó a Lutero, el cual, a pesar de las repetidas condenaciones que de esta herejía hizo el Magisterio Eclesiástico por Papas y Concilios, la resucitó y la hizo suya (como a muchas otras) y le dio cuerpo en la práctica para apoyar y justificar su enfrentamiento con el Papa.

Al abandonar a la Iglesia visible, Lutero recurrió al apoyo existencial de la Sagrada Escritura, como hemos visto en el inciso anterior, y en último término se constituyó a sí mismo en su propia autoridad y magisterio, negando y afirmando a capricho y dando por sí mismo inspiración e interpretación arbitraria a la Palabra de Dios.

Por eso hemos afirmado que de la exclusiva dependencia de la Escritura como única Regla de Fe, y de la libre interpretación del Texto Sagrado, que son características patentes e inmutables del Protestantismo, llegamos a la causa de esta herejía: el rechazo de todo dogmatismo transmitido por un hombre que Lutero consideró igual y hasta peor que los demás hombres, por erigirse en autoridad, pontífice y oráculo frente al mismo Cristo. (Así argumentaba Lutero).

La evolución doctrinal, propiciada por la libre interpretación de la Biblia, diversificaría esa idea de Iglesia. Y así, unas sectas conservarían la idea primitiva, (luteranos ortodoxos), otras la reconocerían visible en cada congregación protestante (Congregacionalistas); otras más instituirían encomiendas (diaconías), senados (prestiberios) e inspectorías (obispados); esta secta distribuiría estos oficios conforme el significado etimológico de las palabras, aquella resucitando el esplendor litúrgico, resabios del Catolicismo, pero negando el Ministerio y la sobrenatural potestad que a cada Orden corresponde; o bien, reconociéndolos en vano, como los Anglicanos, pues por no depender de Roma ni confesar sus inicios cismáticos ni la invalidez de sus ordenaciones, se autoproclaman Iglesia Paralela a la Romana y a la Ortodoxa de Oriente, recurriendo a la mentira de haber sido fundados y ordenados directamente por el Apóstol San Pablo (se entiende que por piratería y a espaldas del Apóstol San Pedro).

Pero todas las sectas, en el fondo, siguen los lineamientos generales dictados por Lutero y sagazmente reglamentados por Calvino, los cuales ya han sido expuestos en los párrafos iniciales.


No hay comentarios:

Publicar un comentario