viernes, 8 de enero de 2016

Jesucristo es Dios(cont.)




6.- OPERACIÓN DE CADA NATURALEZA

       A.    El Entendimiento Divino y el Entendimiento humano
Cada una de las dos naturalezas está íntegra y en Ellas opera la persona del Verbo, pues quien obra es la Persona en virtud de su Naturaleza. Ambas tienen su correspondiente entendimiento y respectiva voluntad.

1.- Respecto al conocimiento: Cristo tiene en Sí la ciencia que corresponde a los dos entendimientos; a saber: Por lo que toca al Entendimiento Divino, la ciencia divina. Por lo que toca al Entendimiento Humano, la Ciencia Infusa y la Ciencia Adquirida.

A)   El Entendimiento Divino:

Ciencia Divina.- Basta decir que el Verbo es la Idea Substancial de Dios, Subsistencia del Acto inmanente de la intelección del padre a su propia Esencia Divina, para asegurar que Él es la Sabiduría infinita: “en el cual se hallan escondidos todos los tesoros de la Sabiduría y de la Ciencia” (Col. II – 3), pues Él es “Irradiación esplendorosa de la eterna lumbre” (Sap. VII – 26 Cf. Hebr. I – 3).

B)    El Entendimiento Humano:

Ciencia Beatífica.- Las palabras del mismo Cristo no indican otra cosa: “Nadie sube al cielo sino el que bajó del cielo, el hijo del hombre que está en el cielo” (Jn. III – 13). Esto último: “que está en el cielo” al mismo tiempo que viene como “Hijo del hombre”, nos da suficiente noticia de que gozaba de la visión beatífica, de la cual también se alimentaba su entendimiento humano, como manifiesta con claridad: “Yo hablo de lo que he visto en el padre” (Jn. VIII – 38); y frecuentemente apela a su ciencia beatífica para avalar su testimonio ante los hombres: “El que viene del cielo … da testimonio de lo que ha visto y oído” (Jn. III – 31-32).

Y no podía ser menos en Aquel que es el mismo Verbo y tiene plenitud de Gracia (Jn. I – 14).


No tendría plenitud si le faltara la Visión Beatífica. Esta, en cierto modo, establece un puente entre el Entendimiento Divino y el Humano: el Alma de Cristo, “al entrar a este mundo”, en su primer instante de existencia, estableció coloquio y ofertorio sacrificial con su padre Eterno, precisamente en el gozo de la Visión y Ciencia Beatíficas. (Cf. Hebr. X – 5 – 7). 


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