miércoles, 16 de marzo de 2016

Jesucristo es Dios III (cont.)




D) Los Testigos de Jehová apelan también al testimonio de los demonios quienes, no obstante saber que Dios es uno y estremecerse (Cf. Sant. ll-19), proclamaron a Jesús como el Hijo de Dios (Cf. Mth. VIII-21; Mc. V-7). Sólo que el "padre de la mentira" Jn. VIII-44)se portó verazmente en sus declaraciones ante la Divinidad de Cristo; pero los falsos Testigos de Jehová falsean hasta las intenciones del diablo al querer imprimir otro sentido a las palabras de Satanás, y comentan tendenciosamente: "...sabían por su experiencia en las regiones celestiales que Jesús no era Dios. Por eso, correctamente, reconocían a Jesús como el 'Hijo de Dios', que tiene existencia separada" (P.16/ c. 2/ párr. b).

Pondérese la confusión que sufren o pretenden provocar: insisten en la "existencia separada " de Jesús y el Padre; y ciertamente la tienen en cuanto que el Padre es la Primera Persona de la Santísima Trinidad, y Jesús es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, Encarnada. Son, ciertamente, Personas distintas: pero en cuanto divinas, tienen la misma Esencia.

Tratan ellos de arrastrar nuestra atención hacia el abismo que hay entre la Divinidad y la Humanidad como tales; pero no han aclarado que esta Humanidad, sin que resultara persona humana, ha sido asumida desde su primer instante por la Persona del Verbo y unida a Sí substancialmente con aquella Unión única y exclusiva que llamamos Hipostática.

E) Ellos quieren apoyar su negación en el testimonio conjunto del Padre y de Cristo, citando Jn. VIII-17: "En vuestra ley está escrito que el testimonio de dos personas hace fe. Yo soy quien doy testimonio de Mí mismo, y también da testimonio de Mí el Padre, que me envió". Y concluyen: "Aquí Jesús muestra que El y el Padre, es decir, el Dios Todopoderoso, tienen que ser dos entidades distintas, porque, ¿de qué otro modo pudiera haber realmente dos testigos?" (p. 17/ c. 1/ párr. c). ¡Torpemente caen por sus propias palabras! No se han percatado que estos Dos Testigos son "las dos personas" que exige la Ley, y que para ser parificados y unidos sus testimonios tienen que ser de la misma categoría: Dios el Hijo, que como luz se muestra a Sí mismo y testifica de Sí, y Dios el Padre, que testifica en favor del Hijo (Cf, Jn. XII-28);  pero no dos dioses, sino Dos Personas Consubstanciales en la Divinidad.

F) Los Testigos embrollan todo y hacen burla de todo y niegan rotundamente todo, porque ignoran o fingen ignorar lo que la teología católica enseña sobre la Trinidad y la Encarnación del Verbo.


Traen a colación los textos escriturísticos, escarban la semántica de las  lenguas orientales, citan a los paganos, e invocan en su favor a los mismos demonios; pero todo este aparato crítico y concurso de grandes autoridades que por heréticas sólo ellos conocen, resultan deficientes y falaces cuando un niño católico del Catecismo aplica la preciosa distinción: "en cuanto Dios y en cuanto Hombre"; "según la naturaleza divina, según la naturaleza humana";  con respecto a la divinidad, con respecto a la humanidad"; "conforme a...", procurando sólo hablar de una sola persona: la Persona Divina del Verbo, porque "persona humana no hay en Cristo" (Catecismo del P. Jerónimo de Ripalda, Declaraciones).



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