viernes, 18 de marzo de 2016

Jesucristo es Dios III (cont.)




C.- Nos bastan tres textos para comprobar que el Redentor es Dios y que sus méritos son infinitamente superiores a los de cualquier creatura y a las ofensas de Adán pecador.

1º) "Porque así amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo Unigénito, a fin de que todo el que crea en El, no perezca, sino que alcance la vida eterna". (Jn. III-15).

2º) "Si por el delito de uno solo reinó la muerte por culpa de este solo, mucho más los que reciben la sobreabundancia de la gracia y del don de la justicia, reinarán en la vida por uno sólo: Jesucristo".

3º) "Mas donde abundó el delito, sobrerrebosó la gracia, a fin de que, como reinó el pecado en la muerte, así también reinase la gracia por la justicia para vida eterna por Jesucristo Señor Nuestro". (Rom. V-20-21).

El apartado siguiente (p. 15/c. 1) está muy enredado: examina la palabra "Unigénito" y permanece dentro de la idea de una generación temporal (por no decir carnal). Tres cosas importan a los autores: demostrar que la vida de Jesús tuvo principio, que Dios es su Engendrador y Padre en el mismo sentido que un padre terrestre, y que son dos seres distintos y separados: "Dios es el mayor, Jesús es el menor… en Términos de tiempo, posición, poder y conocimiento".

D.- Dicen que a los demás seres celestes se les llama hijos de Dios "porque la fuerza de vida en ellos había provenido de Jehová, fuente de vida". "Ellos fueron creados mediante el Hijo Unigénito, y éste el único engendrado directamente por Dios" (p. 16/ c. 1/ párr. E.- c. 2/ párr. a).
Si no lo viéramos escrito no podríamos creer a qué extremos de error y contradicciones les conduce su odio a la Divinidad de Cristo.

E.- Después de haber degradado a su sabor la significación de  "Hijo de Dios" y asegurado con aires dogmatistas que el Hijo es creado y a la vez engendrado, hacen colección de textos del Nuevo Testamento, en que Jesús aparece como inferior al Padre. No presentan uno solo en que se le demuestre igual.


Pero ya advertimos antes que las palabras de Jesús se refieren a veces a su Naturaleza Humana, de suyo inferior a la Divina, y a veces a la Naturaleza Divina, que es superior a la Humana. En unas se manifiesta como la Víctima Divina dada su condición humana; en otros como el mismo Dios que viene a vencer al demonio y a dar el triunfo a su Iglesia, y hasta buena parte de las profecías de Isaías nos los muestran como "el Siervo de Yahvéh" (Cf. V. gr, Cap. LIII). Todo este cúmulo de textos, para entenderlos, es necesario sujetarlos a la distinción ya anotada y no quitan la divinidad a Nuestro Señor Jesucristo.



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