lunes, 16 de mayo de 2016

La Eterna Generación del Verbo (cont.)




- II –

LA ETERNA GENERACION DEL VERBO

Pasemos ahora a contemplar lo que del Verbo nos revela San Juan. Rumiaremos frase por frase, palabra por palabra, glosando y profundizando el Prólogo de su Evangelio.
Sólo serán objeto de nuestra contemplación los versículos que tratan del Verbo; omitimos, pues, los Vers. 6, 7 Y 8.

* * *
I/ a.-En el principio.--Moisés comienza el Génesis y abre la Revelación con las mismas palabras con que San Juan comienza su prólogo: "en el principio". Pero mientras Moisés se refiere al punto de partida del tiempo y a la aparición de la materia llámese nebulosa, átomo o fuerzas; San Juan, por la palabra principio nos significa lo anterior a este punto de partida de la duración y correlación de lo creado; principio para San Juan es la eternidad más profunda y en esa profundidad la intimidad de Dios: lo que no se puede medir con el tiempo y no toca ni por tangente a duración ni coexiste con el espacio Principio es, en San Juan, la eterna generación del Verbo en el abismo de la esencia divina, realizada en la eternidad sin sucesión ni movimiento.

I/b.-Era el Verbo.-Verbum, Verbo, es una palabra intraducible a cualquier idioma. Su original, Logos, significa más la idea que la palabra. La inmanencia de las operaciones divinas lo convierten consigo mismo. El entendimiento divino, entendiéndose y comprendiéndose a sí mismo en la infinita perfección de su esencia, concibe a sí mismo, se concibe en su esencia, de lo cual resulta el concepto, que es perfectísimo por ser idea de la divinidad en Dios mismo, único objeto adecuado y proporcionado al mismo entendimiento. Y así como el concepto del hombre es tanto más perfecto cuanto más se abstrae la esencia del objeto entendido, así también y de un modo perfectísimo, el entendimiento divino concibe la esencia misma de Dios, con un concepto tan perfecto, que es imagen realísima de Dios, tanto así que es substancial, es decir, subsistente, personal. Lo revela el Espíritu Santo en el Libro de la Sabiduría cuando dice que la Sabiduría es "una exhalación de la Potencia de Dios y un limpio efluvio de las glorias del Todopoderoso… "es una irradiación esplendorosa de la eterna lumbre y espejo inmaculado de la energía de Dios y una imagen de su bondad (VII-25-26). Y  San Pablo aplica este pasaje al Verbo Divino en la Epístola a los Hebreos (1-3): "... el cual, siendo irradiación esplendorosa de su gloria, y sello de su substancia... ".


La Iglesia, en el Credo, lo expresa en esta fórmula teológica: "'Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado; consubstancial al Padre..." Porque la presencia del Verbo cabe el Padre no es una emanación ni una oposición, ni una transformación, ni una hechura, ni une creación, ni una manifestación o modalidad, sino verdadera y propiamente es una generación por ser viviente de viviente, en todo igual al Padre, distinto en la Persona pero uno en la divina esencia.



No hay comentarios:

Publicar un comentario