miércoles, 25 de mayo de 2016

La Eterna Generación del Verbo (cont.)




12/b.- "... a los que creen en su Nombre".-Es frase apuesta a lo anterior: "a cuantos le recibieron". Efectivamente, la recepción o aceptación del Mesías comienza por la fe en su Persona y poder, que esto significa en el lenguaje bíblico -"su nombre". - Además, el -nombre,- entre los pueblos semitas, significa el deseo de los padres sobre los hijos o algún acontecimiento relacionado con su nacimiento. El de Jesús "fue nombrado por el Angel antes de que fuese concebido en el seno materno" (Luc. II-21), y significa precisamente su cometido de Mesías: "... porque El salvará a su pueblo de sus pecados" (Mth. I-21). Jesús, en hebreo Jeshuá, forma breve de Yehoshuá, se traduce "el Señor es salvación". Por llevar incluido el nombre de Dios, se llama "nombre teóforo".

Siendo el Verbo Encarnado a salvación, cuantos creen en El son salvos si a esta fe añaden las obras de justicia, pues como advierte el Apóstol San Pedro: "no existe debajo del cielo otro nombre, dado a los hombres, en el cual hayamos de ser salvos". (Act. IV-l 2).

12/ c.-"... les dio potestad para ser hijos de Dios".- Esta es la verdadera salvación: la justificación por Cristo. No sólo nos libra del pecado y del infierno, sino que, para librarnos infunde en nuestras almas la Gracia y nos engendra con sobrenatural regeneración para la vida eterna. Lo proclama San Juan en una exclamación de pasmo: "¡Mirad qué tal amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados Hijos de Dios, y lo somos!" (I-Jn. III-I).


El darles potestad, es tanto como decir que les dio capacidad, salvando por su bondad, el abismo infinito que existe entre la natural condición humana y la misteriosa infusión del ser divino en el alma adoptada. Significa, además, que la incorporación a la" filiación divina por la gracia queda condicionada a la libre correspondencia de la voluntad humana.


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