lunes, 25 de julio de 2016

Cristianos Verdaderos y Falsos Cristianos(cont.)




b).- En cuanto el culto que la Iglesia Católica rinde a María, los católicos siempre hemos distinguido la adoración de la Veneración. La adoración corresponde sólo a Dios; la veneración a las personas ya glorificadas que, habiendo servido a Dios y logrado la perfección de su amor, se han salvado y viven en la Bienaventuranza del Cielo, más próximas a la presencia de Nuestro Señor Jesucristo. Así lo proclama Cristo en reconocimiento a la remuneración de la justicia divina (Cf. Mth. XX – 23).

De éstas, es María Santísima la que goza de una gloria mayor, porque física y espiritualmente estuvo más vinculada al Redentor y a la Redención.

La felicitamos con demostraciones cultuales de veneración (no de adoración), por cuanto Dios la exaltó sobre todas las criaturas haciendo en Ella maravillas. En actitud contraria, los sectarios, participando del despecho y la envidia del demonio, se portan indiferentes con Ella y hasta llegan a despreciarla, como lo hacen los protestantes.


La raíz de ese desprecio se alimenta del fanatismo protestante, que considera contrario a la gloria de Cristo toda glorificación o alabanza que no se rinda a Cristo. Pretenden ignorar a la Madre que fue llamada bienaventurada por haber concebido y lactado a tal Hijo, como lo proclamó emocionada una mujer de entre la turba. (Cf. Luc. XI – 27). 


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