viernes, 1 de julio de 2016

Cristianos Verdaderos y Falsos Cristianos(cont.)




Gonzalo Vega despreció a los Sacerdotes porque su soberbia no soportaba la superioridad de los auténticos ministros de Dios. Despreció también al Señor Obispo y con éste a toda la Jerarquía que Dios ha puesto al frente de su Iglesia, como leemos en los Hechos por palabras de San Pablo: "...el Espíritu Santo os puso por Obispos para pastorear la Iglesia de Dios, que Él hizo suya con su propia sangre ... " (Act. XX - 28).

Pues precisamente, Vega se perdió y nos perdió a nosotros porque no obedeció las órdenes del Señor Obispo y se dedicó a conculcar el reglamento transgrediéndolo ostentosamente, contraponiendo su audacia cuando repetía que, como cristianos maduros, no debíamos sujetamos a la ignorancia de los Sacerdotes.
 Desde entonces, para Gonzalo Vega no existe más autoridad que la suya. Se ha impuesto, como Lutero, por árbitro y gobernante absoluto.

Pues a pesar de todos los Luteros y de todos sus émulos Gonzalos, existe una Jerarquía en la Iglesia. El mismo Cristo la establece como esencial y connatural a su fundación y afirma a San Pedro y no a todos los Apóstoles ni menos a todos los cristianos: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia... A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos, y cuanto atares sobre la tierra, quedará atado en los Cielos, y cuanto desatares sobre la tierra, quedará desatado en los Cielos". (Mth. XVI- 18-19). Y al conferirle esta altísima dignidad, le dice: "Apacienta mis corderos... pastorea mis ovejas". (Jn. XXIII -15-17).

Que recapaciten el Sr. Vega y sus cómplices protestantes norteamericanos que a ellos no les fueron dichas estas palabras. Sólo a San Pedro y en Él a sus legítimos Sucesores. Y no habló de fundar sectas, sino de construir su Iglesia (en singular), contra la cual no prevalecerán las puertas o poderes del infierno, a cuya vanguardia van las sectas heréticas como la de Gonzalo.


Rebelarse contra la Jerarquía no es proceder como los primeros cristianos. En los Hechos leemos que, al hablar San Pedro en el Concilio de Jerusalén, "calló toda la multitud" (XV-13). El Obispo Ignacio de Antioquía, heredero y discípulo directo de los Apóstoles, escribía en el año 107: "Ahora que, por vuestra parte, todos habéis de respetar a los Diáconos como a Jesucristo; lo mismo digo del Obispo, que es figura del Padre, y de los Presbíteros, que representan al senado de Dios y la alianza o colegio de los Apóstoles. Quitados éstos, no hay nombre de Iglesia". (A los Tralianos, 111-1).



No hay comentarios:

Publicar un comentario