lunes, 13 de junio de 2016

Cristianos Verdaderos y Falsos Cristianos(cont.)



Pero veamos cómo convenció Gonzalo Vega a quienes tuvimos la desgracia de tratar con él:

a)     Nos decía que, siendo ya todos nosotros cristianos maduros, capaces de tomar decisiones, no debíamos sujetarnos a las exageraciones doctrinales de los sacerdotes, porque el Espíritu Santo manifiesta en nuestros tiempos, nuevos derroteros a la Fe.

b)    Que la fe predicada por los Sacerdotes era detallista, legalista y con exigencias exageradas.

c)     Que, como cristianos maduros inspirados por el Espíritu Santo, no quedábamos más sujetos a la ignorancia de los Sacerdotes.

d)    Que era injusto prohibirnos el trato y comunicación con cristianos de otras confesiones, esto es, con los protestantes; pues a ellos también los alentaba el Espíritu Santo y era conveniente reunirnos.
Cuando nos tuvo catequizados, Gonzalo Vega, como Lucifer, lanzó su grito de rebelión, como si dijera: “¡no serviré!”. Y pasó de las palabras a los hechos transformando con celeridad al grupo de los que nos reunimos, y a nuestras familias.

e)     De acuerdo con sus visitantes norteamericanos, propagó que era idolátrico el culto a la Virgen María. Las mujeres que llevaban el nombre de María se lo cambiaros, u si era compuesto, lo suprimieron.

f)      No debíamos frecuentar más la Misa ni nada relativo a la Eucaristía, por parecer le igualmente supersticioso e idolátrico.


g)     Reprobaron que se diera el Bautismo a los niños y determinaron darlo sólo a los adultos, y eso por inmersión o baño total.

h)    Quedó igualmente reprobada la Confesión Sacramental y en su lugar, podían declarar sus pecados públicamente para merecer la oración de la Asamblea; o bien, declararlos a una persona de confianza. Esto último revistió una formalidad especial, estableciendo una “Consejería Pastoral”, donde se levantan expedientes minuciosos con las respuestas detalladas a preguntas íntimas y comprometedoras, cuyos pésimos resultados describiré más abajo.
Su separación fue radical y, por desgracia, también la nuestra: él con su familia y nosotros con la nuestra, emprendimos una peligrosa aventura apostatando de la Fe Católica. Comenzaba una nueva Secta, aunque nosotros creíamos que sería la misma Iglesia Católica depurada de las “exageraciones y excrecencias que por abusos seculares la habían deformado”.

i)       Y para que no extrañáramos el cambio y nos conformáramos con la idea de haber hallado la pureza y sencillez de los primeros cristianos determinaron que “recobráramos” el nombre y le pusieron a la secta “Cristianos”.

j)       La frecuencia con familias de origen protestante dio remate a esta apostasía. Satanás procuró matrimonios híbridos recomendados por Gonzalo: nuestros hijos y parientes nacidos en el catolicismo, con jóvenes de origen protestante.


k)     Los norteamericanos aconsejaron a nuestro líder imponer a los de mayor confianza compromisos personales absorbentes, de carácter exclusivo y hasta secreto.

l)       En las juntas con estos comprometidos, dictaron reglamentos y normas rígidas que se convirtieron en leyes internas.



m)  Impusieron la Biblia traducida por Cipriano de Valera para que dirigiera la fe y las costumbres. No solo circuló entre nosotros el texto tradicional protestante, sino también versiones libres de sentido interpretativo a lo herético, “obsequio” de otras sectas. En las disensiones o diferencias de interpretación, Gonzalo Vega se auto nombró árbitro inapelable.


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