lunes, 20 de junio de 2016

Cristianos Verdaderos y Falsos Cristianos(cont.)




Yo me coloqué al margen de las disputas y prohibí a mi familia investigar o recibir comentarios.
En aquellos días aciagos me abismé en profundas cavilaciones. Añoraba la Casa Paterna. Es verdad que, cuando éramos católicos, teníamos defectos personales, pero nunca anduvimos en pleitos de grupo tan vergonzosos como los que estábamos viendo. Y lo peor de todo fue haber perdido la Misa y la Comunión que nos reconfortaban, haber perdido la seguridad y garantía de la Iglesia multisecular, cuya historia era un respaldo de experiencia y un argumento a favor de su autenticidad. . .

Pero nosotros, ¿acaso no habíamos rescatado el nombre de "Cristianos" y retornado a la Iglesia primitiva? Por lo menos así nos parecía, pero nada estaba en claro, y de las penumbras iniciales entrábamos cada día en mayor oscuridad... me parecía que las tinieblas me cegaban.

Vino a recrudecer mi nostalgia por mi Madre Iglesia, la excomunión fulminada contra el Sacerdote Gilberto Gómez.

Este Sacerdote cayó también en el pseudocarismatismo arrastrando a las masas por su pretendido don de hacer milagros de curaciones. Se le añadieron dos o tres "ayudantes" de origen y procedencia nebulosos. Visitó los Estados Unidos, y a su regreso extrañó a sus seguidores por sus ideas protestantizadas. Exhortado por sus Superiores Eclesiásticos, no quiso enmendar su camino, sino que, formalmente, declaró su pérdida de Fe y su decisión de abandonar el sacerdocio y la Iglesia misma.

¡Otro caso más que confirmaba que el Movimiento de Renovación extremo, conduce a la superstición, al fanatismo y a la apostasía!
Buscando como en el vacío, providencialmente me fue ofrecido en la calle un folleto pobre y sencillo, cuyo título me intrigó: leíase entre afirmativo y sentencioso: "QUIÉN y QUÉ ES UN CRISTIANO".
Desde la primera página encontré un verdadero reto a mis anhelos de cristianismo auténtico al leer estas palabras firmadas por San Atanasio: "Es razonable tratar de investigar la antigua tradición, la doctrina y la fe de la Iglesia Católica, misma que el Señor comunicó, que los Apóstoles predicaron y que conservaron los Padres. La Iglesia en ella se funda, y si alguien se aleja de ella, mal podría seguir llamándose cristiano".

Entonces, a la luz de este opúsculo, comencé a examinar lo que habíamos abandonado comparándolo con lo que actualmente teníamos, y llegué al convencimiento de mi grave error, ¡de nuestro gravísimo error! : una cadena casi interminable de Autores y citas de la primitiva antigüedad cristiana son compiladas para avalar y confirmar las creencias y prácticas ininterrumpidas de la Iglesia Católica. Con Gonzalo Vega no habíamos retornado al antiguo cristianismo, sino desfigurado la fe. Me parece que para investigar su realidad humana y biológica, no se vuelve al hombre a su estado embrionario, sino se le admira en su estado perfecto, en que muestra, en plenitud, lo que en esencia el embrión contenía.


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