miércoles, 15 de junio de 2016

Cristianos Verdaderos y Falsos Cristianos (cont.)



Se dividieron, quedando Gonzalo en Calacoaya y radicándose Elizalde y Erdely con otros en Atizapán. Estos, que tendían al fatalismo y amenazaban a los inconformes con la condenación por predestinación, establecieron en su secta un espionaje recíproco y la obligación de denunciar a quienes atentaran contra su autoridad. Fundaron un “Departamento de investigaciones sobre abusos religiosos”, invitando a los quejosos de cualquier secta a denunciar abusos de sus propios Pastores para publicarlos con su crítica, diagnóstico y fallo Judicial.

Largo sería, para el alcance de este opúsculo, relatar los dimes y diretes de ese pleito memorable que sirvió de diversión a los lectores, pero también para destapar la sentina que la secta albergaba.

 Daré algunos pormenores:
Ángel Nava, “uno de los principales y renombrados líderes del CCC (Centro Cristiano Calacoaya), insultó soezmente a varias familias que manifestaron su deseo de salir de la secta. Ya instalados en su nueva secta, Javier Meza y Agustín Cardoso, con tres personas del sexo femenino exigieron una pública disculpa, que obtuvo el silencio por respuesta. Insistieron mediante publicaciones en ECOS (14 de julio de 1996) y denunciaron que los “cristianos” de Gonzalo Vega “utilizan información confidencial de los expedientes de Consejería Pastoral para manchar la reputación moral”.


A las quejas y argucias de Gonzalo Vega ante la Secretaría de Gobernación, respondió por el grupo opositor Hugo Elizalde, poniendo a disposición de la prensa las pruebas de los que afirmaba, y para colmo, repite en síntesis lo que anteriormente aseguraba: “Reiteramos que, dirigentes del Movimiento de los CCC han sido denunciados ante este Departamento (el de Elizalde y Erdely) por fraudes millonarios, inmoralidad sexual, feroces campañas de difamación y calumnias contra los que no concuerdan con sus extrañas creencias y vejaciones, encubrimiento, de delincuentes, uso del secreto de confesión como arma para retener aceptos en su secta. . . prácticas de hechicería produciendo pérdida de contacto con la realidad. . . exorcismos y regresiones hipnóticas al vientre materno, son prácticas comunes en el extraño mundo de Calacoaya, que afectan física y moralmente a las personas. Su apariencia es evangélica, pero en realidad es una secta metafísica, técnicas de lavado de cerebro para extraerle el dinero o bienes materiales. . . fanatismo y delirio místico.”  (ECOS, 11 julio/96).


No hay comentarios:

Publicar un comentario