miércoles, 19 de marzo de 2014

Devocionario para Cuaresma y Semana Santa (cont).

XI ESTACIÓN.

Jesús es clavado en la Cruz.


"Crucifixerunt eum". 
"Lo crucificaron" (Jn.XIX-18).



Ha llegado el momento terrible por tantos años esperado y deseado por el Redentor.

Lo esperó desde su entrada al mundo, pues para eso había venido: "Héme aquí" (Ps. XXXIX-8); lo deseó en fuerza del celo con que buscaba tu redención por el derramamiento de su Sangré, según sus propias palabras: "Con bautismo tengo de ser bautizado, ¡y qué angustias las mías hasta que se cumpla" (Luc. XII-50). Mas no por su espera y deseo pierde su horror: los Evangelistas sólo consignan esta palabra: "lo crucificaron", porque ella sola encierra todo el dolor, toda la angustia, todo el tormento que un ser humano puede recibir en esta vida.

Considera, alma mía afligidísima, el sacrificio del Cordero de Dios para borrar tus pecados y los de todo el mundo (Cf. Jn. I-29), y piensa que de este sacrificio dependió la redención de todas las generaciones. Bien hubiera podido redimirte sin abandonar el seno del Padre, con sólo pedirlo; pero lo que bastó a su omnipotencia no satisfizo a su amor. Y aquí le tienes: después de sufrir crueles tormentos se entrega humildemente a la muerte poniéndose calladamente en manos de los verdugos, como un corderillo que no bala frente a quienes lo esquilan (Cf. Is. LIII-7).

El dolor me ahoga, Jesús, y no oso pronunciar palabra... mi corazón llora lágrimas de sangre al sentirse responsable de este deicidio.

(Meditación ... etc.).

________________________________


XII ESTACIÓN.


Jesús muere en la cruz.


"Et,inclinato capite, tradidit spiritum". 
"E inclinando la cabeza, entregó el espíritu" (Jn. XIX-30).



Durante tres horas, desde sexta hasta nona, Jesús se debate en agonía. Densas tinieblas milagrosamente aparecidas en el Calvario, en la ciudad deicida y en todo el mundo, han mostrado el dolor de la naturaleza ante la agonía de Su Creador. Son las tres horas del Sacrificio en que, por una parte, el infierno vuelca sobre El su odio, su furia y sus horrores, y por otra el cielo se conmueve, los Ángeles lloran, por primera y única vez; el Padre Celestial, contemplando el rostro agonizante de su Cristo (Cf Ps. LXXXIII-10), rasga, conmovido, la sentencia condenatoria lanzada en el paraíso contra la raza de Adán. Jesús ha dado satisfacción plena a la justicia divina desde la encarnación hasta la cruz: "todo está 
consumado" (Jn. XIX-30), "e, inclinando la cabeza, entregó el espíritu".

Alma mía, la muerte de todo un Dios ha sido el precio del pecado; la muerte infinitamente atormentada de Jesús, la condición de tu rescate. ¿Podrás nuevamente ver la luz, cuando ha muerto el sol de tu vida? Cubre tu rostro de tristeza, pues ha muerto tu Señor.


____________________________________


XIII ESTACIÓN.


Descienden el Cuerpo de Jesús y lo depositan en brazos de su Santísima Madre.


"Acceperunt ergo Corpus Jesu".
"Tomaron, pues, el Cuerpo de Jesús" (Jn. XIX-40).



Al dolor espiritual y físico del Salvador, se une el dolor espiritual de su Madre. Infinito el de Cristo, finito pero proporcionalmente infinito el de María; redentor el de Jesús, corredentor el de la Virgen; de eficacia infalible el del Crucificado de intercesión poderosa el de la Reina delos mártires.

Contémplala ahora cómo prolonga su dolor después de que la muerte ha puesto fin al tormento de su Hijo. Ha sido constituida Madre de la humanidad, y sostiene en brazos el cadáver de su Divino Hijo que la misma humanidad deicida le ha entregado.

Madre mía, no hay dolor que pueda compararse a tu dolor (Cf. Thren. I-12), pues, sosteniendo el cadáver del Hijo de tus entrañas, te encuentras madre del "hijo de la ira" (Eph. II-3) a quien debes proteger como hijo de tus lágrimas.

Un hijo mató a otro Hijo (Cf. II Sam. XIV-6). El criminal soy yo; perdóname por el Cuerpo de tu Hijo muerto que sostienes en tus brazos, pues en prenda del perdón que El me otorgó te entregó a mí por Madre mía.

(Meditación...etc.).

______________________________________


XIV ESTACIÓN.

Jesús es sepultado.

"Et, depositum, involvit sindone et posuit eum in monumento excisso, in quo nondum quisquam positus fuerat".

"Y habiéndolo descolgado lo envolvió en una sábana y le deposité en un monumento excavado en la peña, en donde nadie todavía había sido puesto". (Luc. XXIII-53).



El Cuerpo exánime de Jesús, amorosamente acariciado y besado por su Madre, reverentemente enjugado por la Magdalena y las, otras santas Matronas, sobriamente ungido de ungüentos y espolvoreado de mirra por San Juan y los santos Varones, es trasladado al sepulcro cuando caen las primeras sombras de la noche.

Contempla en espíritu esa triste y silenciosa procesión... mira el sepulcro abierto en una peña y como penetran en él, iluminándose con la rojiza llama de una tea...

En ese sepulcro nuevo de piedra, amortajado con sabana y sudario recibidos de limosna es colocado con reverencia el Cuerpo de Jesús, Cuerpo humano que permanece hipostáticamente unido a la divinidad del Verbo...

...y salen todos lentamente... y cierran con la piedra rodante la boca de la cueva...

Así se cierra el drama de la Pasión.

Jesús mío, quisiera presentarte mi corazón para que en él permanecieras. Permíteme velar en tu sepulcro como la lámpara frente al Sagrario... que en esta santa ocupación se consuma mi vida y muera por amor a Tí, que me amaste y por mi amor te entregaste a la muerte. (Cf. Gal. II-20).

(Meditación... etc.).

No hay comentarios:

Publicar un comentario